Vistas de página en total

lunes, 24 de marzo de 2014

CAPITULO 39. JUNTO AL MAR DE SU SONRISA.

Recorrimos de nuevo el sendero hasta llegar a mi casa. Apenas dijimos mucho durante el camino de vuelta, ambos mirábamos al suelo, entre sonrisas tontas y leves risas. No me creía  todavía que fuese a pasar este tiempo con ella, sabiendo que después se iría sin que yo pudiese hacer nada. Podéis llamarlo autodestrucción, en realidad no tenía otro nombre. Y ni si quiera llegué a plantearme si la seguía queriendo, porque me aterraba esa idea de querer sin que te quieran. O de no poder olvidar tan rápido cómo la otra persona. Aunque supongo que esas cosas dejaban de tener importancia cuando la tenía a mi lado.
Llegamos al gran porche delantero, fui el primero en bajar del coche , ella se entretuvo un poco más con su equipaje, hasta que finalmente estábamos los dos en frente de la puerta. Rebusqué entre mis bolsillos queriendo encontrar mis llaves sin ningún éxito, ante su risa. Terminé por acabar llamando al timbre. Malú me miró durante un instante, un instante que se nos hizo eterno a los dos, hasta que Helena abrió la puerta en menos de diez segundos. Sus ojos se fueron directos a los de Malú . Lo que más temí en ese instante era el momento incómodo al que nos enfrentaríamos los tres, pero ellas mostraron una sonrisa demasiado auntentica que despejó mis miedos.
-Me alegra mucho verte guapa...-dijo Helena acercándose a Malú para darle dos besos que terminaron en un abrazo. Las miré atónito, jamás imaginé que se llevasen tan bien.
-Igualmente tia y gracias....-Malú soltó una leve risa que acompañó con un guiño. Tras esto las dos se centraron en ver la cara de embobado que tenía. Ante dos mujeres así yo lo único que pude hacer fue bajar la mirada. Yo y cualquiera que hubiese estado allí.
-A mi no me saludas así no ?- dije reconponiéndome un poco y mirando a Helena.
- Mira Hugo no empecemos...-dijo con una sonrisa de ofendida mientras se hacía a un lado dejándonos pasar- por cierto, tu hermano ha dejado aquí a tus sobrinos, vendrá a buscarlos mañana por la noche....- yo inmediatamente miré a Malú temiendo que le molestase la presencia de los niños en la casa. Pero parecía ilusionada con una sonrisa en la cara de esas que parecen curar hasta el insomnio. Alguien tiró de mi camiseta, bajé la mirada inmediatamente y ví a la pequeña Natalia un poco asustada.
- Tito Hugo....-su voz sonó iba únicamente dirigida a mí, pero todos la miraban a ella. Me agaché un poco para ponerme a su altura y rozar su mejilla para ver aparecer su sonrisa.
-Dime princesa...-dije riendo ante su cara de enfado. Me miro a mí y después hizo lo mismo con Helena y Malú y tras unos segundos pensando optó por acercarse a mi oído, colocando su mano delante de la boca para que nadie nos oyese.
- Quién es esta chica ?- dijo señalando a Malú con el dedo índice. Ya me esperaba la pregunta así que antes de que la pequeña dijese algo más me levante tomando su mano.
-Esta es Malú, una amiga...- ella respondió con una sonrisa tierna a la pequeña y se acercó para saludarla- va a pasar unos días aqui...
- Hola Natalia...-mi sobrina con mucho desparpajo le estrechó la mano pronunciando un hola que apenas se escuchó- eres muy guapa lo sabías ? 
- Si mi mamá me lo dice...-Malú no pudo reprimir su risa y acarició su carita plantandole un sonoro beso en la mejilla. Ni qué decir tiene que a mi ya se me había caído la baba hace rato por verlas así.
-Natalia y sabes una cosa ?-dije interviniendo en la conversación y poniéndome a su lado- Malú es cantante...de las que hacen muchos muchos conciertos- la pequeña abrió mucho la boca y levantó las cejas. La cantante me miró de reojo y una sonrisa se dibujó en sus labios. Echaba de menos sonrisas como esas, con las que parecía que se llevaba un trocito del mundo por sonreír de esa manera. Devolvió su vista a Natalia y le guiñó un ojo y le dijo algo al oído que yo no llegué a entender pero que provocó una leve risa en las dos que llegó a mis oídos en forma de melodía.
Pasamos un buen rato más entre presentaciones y Helena se quedó con los niños mientras yo le enseñaba a Malú la casa. Subimos al piso de arriba y recorrimos el largo pasillo hasta su habitación. Abrí la puerta dejándola pasar a ella primero que se dejó caer en la cama con un gran suspiro. Reí al verla así, pero me puse todo lo serio que pude para decir:
-Mi habitación es la del otro lado del pasillo, así que tranquila no te molestaré...- giró su cabeza rápidamente tras esa frase, se quedó sin palabras. Supongo que no encontró ninguna para momentos como ese, no estábamos acostumbrados a no "molestarnos", ya me enténdeis.-y Malú...siento si mis sobrinos te causan algún problema sólo será hasta mañana...-me cortó inmediatamente levántandose.
-Hugo, parece que no me conozcas...-dijo mientras comenzaba a abrir su maleta-adoro a los niños recuerdas ?-me miró un segundo para volver a concentrarse en colocar su ropa en el armario.
-Tienes razón...-dije bajando la mirada mientras negaba con la cabeza. Ella ni si quiera se giró, seguía de espaldas a mí. Quería quedarme ahí, aunque no dijese nada, sólo mirándola. Hacia tanto que no lo hacía que necesitaba volver a memorizar cada lunar de su cara o la posición exacta del piercing de su nariz. Pero opté por irme, estaba haciéndo el gilipollas ahí parado- bueno te dejo tranquila, dúchate si quieres, el baño es esa puerta de ahí...-la señalé con el dedo y comencé a cerrar la puerta al tiempo que me marchaba.
-Ei, espera espera -atrapó la puerta antes de que yo la cerrase del todo y coló su cabeza por el hueco que quedaba libre- gracias por todo...-su voz sonó muy cerca de mí.. En un susurro que pareció quedarse sólo entre los dos, pero que recorrió una distancia inconmensurable por todas las venas de mi cuerpo. Era irónico como con tres palabras y una media sonrisa, daba la vuelta a todo.
-Un placer ya lo sabes....-estiré mi mano para rozar su cara durante apenas medio segundo y su sonrisa se hizo todavía más grande. Dí un paso hacia atrás y después otro y  soltó una risa de esas que sólo ella sabe mientras bajaba la vista y se metía ahora sí en su cuarto.
Bajé al salón, Helena seguía concentrada delante del ordenador y los niños jugaban en el suelo sin prestarse mucha atención los unos a los otros. No tardé mucho en convencerles para que me ayudasen a preparar la cena y entre los tres pusimos la mesa y cocinamos una magnífica lasaña. Me olvido de todo por unos momentos cuando estoy con ellos y sólo pasa a importarme que su risa llené la habitación a cada segundo que pasa. Aprovecho un instante que están entretenidos para acercarme a Helena. Rozo su hombro antes de sentarme a su lado en el sofá.
-Te veo más contento eh...-dice guardando su pórtatil. Escondo la sonrisa que ya sabe que aparece en mi cara cuando toca ese tema- a todo esto...-pone su mano en mi pierna un instante antes de seguir hablando- me voy mañana por la mañana, temprano...-me ve fruncir el ceño y se adelanta a mi protesta- el Lunes trabajo y tengo muchas cosas que hacer...
-No tienes por qué irte aunque esté ella aquí, ya lo sabes no ?- asiente rápidamente y añade una sonrisa para que parezca convincente.
-Me pasaré a verte algún día bobo...-dice dando un golpe suave en mi hombro- pero me parece a mí que ahora estarás demasiado bien acompañado, ya me contarás...-lo deja caer y yo quiero contestar rápidamente pero la voz de Natalia desde la cocina me interrumpe.
-Tito, llama a Malú a la mesa que ya hemos acabado...-me entra la risa al verla con el delantal y la cara llena de salsa , Helena se levanta para limpiar sus mofletes mientras yo corro escaleras arriba en busca de Malú. Llamo a su habitación varias veces pero no contesta y decido abrir la puerta. Escucho el ruido de la música desde el baño y decido entrar porque sé de sobra que estará cantando demasiado alto como para escucharme. La encuentro en ropa interior cepillando su larga melena. Me ve a través del espejo y se pone demasiado nerviosa mientras busca una toalla rápidamente para taparse.
-Hugo no ves que no estoy vestida ?-no puedo evitar que su grito me haga reír todavía más y eso la enfada tanto que abre el grifo del lavabo solo para salpicarme.
-Lo siento...-digo esquivando las gotas de agua que viajan directamente hasta mi cara- pero es que no creo que haya nada que no haya visto ya...-digo tranquilo apoyado en el marco de la puerta.
-O si , quien sabe...-dice vistiéndose rápidamente. Una sonrisa triunfante permanece en mi boca hasta que me doy cuenta de lo que ha podido significar eso. Entonces abro mucho los ojos y doy un paso hacia adelante.
-Espera, espera....te has hecho un tatuaje ?- ahora es ella la que sonríe triunfante sin decir nada, mientras acaba de hacerse un moño. Me guiña un ojo a través del espejo, que me deja por los suelos. El corazón tarda en volver a sus pulsaciones normales.- está...visible ?-suelta una carcajada que me deja todavía con más ganas.
-Puede que nunca lo sepas...-dice intentando abrise paso para salir del baño. Pasa muy cerca de mí y su aroma invade por completo mis sentidos. Echaba demasiado de menos esa sensación y tengo que frenar todos los impulsos que solían llevar a mis manos a rodear su cintura. Y no creo nada peor en el mundo que quedarte con ganas de más.
La cena transcurre tranquila, entre risas y momentos de silencio un poco más incómodos que los niños se encargan de romper con cualquier tontería. Malú se lleva de maravilla con ellos, se nota lo cariñosa qué es sólo con ver como los mira. Mi cabeza viaja de un lado a otro de la mesa prestando mucha atención a cada movimiento que hacen, a cada sonrisa y a cada palabra. Y es difícil imaginarse mejor pasatiempo que ese.
Acompaño a los niños a las habitaciones para acostarlos pero Malú se empeña en ayudarme y entre los dos conseguimos los metemos en cama. Cuando bajamos de nuevo al salón , las luces están ya todas apagadas y todo está recogido.
-Y Helena ?-pregunta sentándose en el sofá. Quiero contestar pero esa pregunta sólo ha sido la introducción para una conversación mucho más difícil- se nota que os lleváis muy bien eh...-me siento a su lado, echando la cabeza hacia atrás antes de contestar.
-Si bueno ya sabes...-busco las palabras exactas que resuman nuestra relación y no tardo en encontrarlas- nos entendemos muy bien...-veo de reojo cómo asiente sin apenas mirarme y me odio a mi mismo por no poder saber lo que piensa en esos momentos-te apetece un helado ? aún no te he enseñado la terraza...- intenta fingir que se lo piensa pero se le termina por escapar una sonrisa. Sabe que aún recuerdo lo que le gusta comer a altas horas de la madrugada. No hace falta decir más me levanto rápidamente a por él y la acompaño a la gran terraza. Está justo al borde del mar, la playa está a nuestros pies. Aunque es muy de noche el paisaje sigue igual de bonito que hace unas horas. Lo de ver maravillas juntos se  está haciendo costumbre. Aunque pensándolo bien quién no ve maravillas con ella cerca ?.
Nos tumbamos cada uno en una hamaca y ella da lametones a su helado de chocolate , manchándose demasiado los labios. En otros tiempos habría sido yo mismo el que le hubiese quitado esas gotas que le sobraban alrededor de su boca. Pero supongo que ahora, ya no tengo ese privilegio.
-Tienes un poco de helado aqui...-digo señalando el lugar exacto. Se ruboriza un poco mientras con un dedo intenta limpiarse , sin mucho éxito.
-Ya está ?-me mira de nuevo y yo niego con la cabeza. Tras un nuevo intento, soy yo el que se acerca un poco para ayudarla.
-Es justo aqui...-digo estas palabras a la velocidad más lenta que os podáis imaginar mientras me coloco a apenas centímetros de ella, estiro mi dedo y retiro el poco chocolate que le queda en un lateral del labio. Hacia tiempo que no estaba tan cerca de ella y noto su calido aliento llegar de frente. Volvemos a compartir el mismo de aire. Y nuestros ojos se encuentran a una distancia demasiado peligrosa. Si, cómo en las películas. Pasa el tiempo y a mi me parece estar en el Universo equivocado todo el tiempo que no la miro. Y nuestras miradas se quedan inmóviles, pero bailando al mismo tiempo. En un continuo equilibrio entre cobardía y ganas. Y supongo que ya hace tiempo que la cobardía nos gana las batallas, porque ella toma aire y mueve su cara para mirar al frente. Casi obligándome a mi a hacer lo mismo. Suelta un suspiro con el que pretende borrar momentos como este y se fija en las olas que rompen en la orilla, a escasos metros de nosotros. Pasamos bastante tiempo concentrados en el mar y en todo lo que él nos recuerda.
-Qué bonita es Barcelona verdad ?-dice de repente. La risa se me escapa, tiene demasiada razón.
-Si, desde hoy es un poquito más bonita...-no sé si entiende el sentido de mi frase o no. Pero me imagino que sí porque ella siempre ha sido de pillar todo al instante. Pero se queda callada y su única respuesta es una sonrisa. Una sonrisa que parece romper contra todo mi cuerpo, sintonizando a poquitos mi felicidad, y vuelve a romper de nuevo, y otra, y otra vez más... Cómo las olas que llenaron esa noche el mar de Barcelona. Nuestras olas y nuestro mar.

6 comentarios:

  1. Que entren en razón, que sean todo lo cobardes que quieran pero por amooor de una vez ya.
    Me encanta esta historia enserio, has creado una situación muy cruda y muy real, en la que me veo incluso identificada y creo que no está todo perdido, pero si no tomas la delantera pronto estos ciegos van a perder una cosa muy bonita que nadie debería perder, y que sin embargo siempre ocurre.
    Bravo por ti, escribes magia guapa.

    ResponderEliminar
  2. Magnífico!!! Estoy con cada una de las palabras del comentario anterior... Escribes como pocas personas, consigues llegarme y hacer que me quede con ganas de más...

    ResponderEliminar
  3. Ooootro ooootro ! Sube prontito porfavor

    ResponderEliminar
  4. Cada día me gusta más leer lo que escribes eh, ya lo tengo como rutina antes de dormir. Me encanta, sigue así y lo más importante "SUBE EL PRÓXIMO CAPÍTULO PRONTO" y también "QUIERO VER A MALÚ Y HUGO JUNT@S" vivo la historia intensamente, hasta parece real. Una vez más, gracias por compartir con nosotr@s todo esto :D

    ResponderEliminar
  5. Puf, otro día más sin leer :(

    ResponderEliminar
  6. Escribes muy bien, ole tuu

    ResponderEliminar