17 de agosto de 2015. Barcelona.
-Amor, ¿te acuerdas que te dije qué quería pasar nuestra luna de miel en Nueva York? -me preguntó una tarde de agosto junto a la orilla del mar.
Ladeo la cabeza y la miro. Está tumbada a mi lado, en la arena ,con los brazos abiertos, mirando al cielo, bebiendo del sol. Esta morena, como nunca, y su pelo luce un poquito más claro. En resumen, ella es toda verano. Y qué bien le sienta, está preciosa os lo aseguro.Tengo ganas de besarla, no sé, de quedarme mirándola toda la vida.
No sé si lleva un tiempo hablando o si se ha quedado callada, pero instantes después se gira hacia mí, aún tumbada y me sonríe. Y por un momento creo que todo lo que conozco comienza sobre sus labios.
-Hugo ¿me estás escuchando?- levanta las cejas y se ríe.
-Te quiero -murmuro.
Sé que no viene a cuento, de hecho le sorprende demasiado. Levanta la vista un poco más , me mira a los ojos y nos atraviesa un chispazo de electricidad. Con ella me suelen pasar estas cosas. Sin apenas levantarse se mueve hacía mí. Apoya sus manos en mi pecho y me sonríe desde arriba. Me incorporo y se sienta sobre mis piernas. Acaricio su cintura suavemente, pero ella solo me mira. Lo hace bien eh, eso de mirar siempre se le ha dado a la perfección, que nadie lo dude. Porque sonríe con los ojos y joder, que sonrisa más bonita. Pero se ha quedado observándome y a mi me entra el vértigo.
- ¿Qué pasa?-pregunto muy bajito, sin comprender a qué se debe su silencio.
Emplea un segundo más en volver a mirarme y al siguiente me besa. Lo hace despacio y dulcemente. Y me sorprende tanto que tardo en colocar mi mano sujetando su nuca. Me gustan sus labios, como se entreabren y se me escapan divertidos pero qué me lo dan todo segundos después. Ella apenas se mueve, su lengua sí, y lo hace bien. Se enreda. Se enreda mucho con la mía . Termina el beso separando sus labios de los míos con una dulzura inmejorable.
- Quiero qué nos vayamos -dice sonriendo un segundo después.
-¿Cómo? - echo el cuerpo un poco hacia atrás sin entender nada, no me esperaba eso.
- Tranquilo Hugo, no quiero fugarme, me refiero a nuestra Luna de miel -se ríe mientras coloca mi pelo suavemente.
-Cariño, yo no habría tenido ningún problema en fugarme contigo al fin del mundo si me lo hubieses pedido...-dejo caer mirándola a los ojos.
Se derrite. Ladea la cabeza y se muerde el labio. Y mi premio es un beso, rápido, pero qué sabe a ella, que al fin y al cabo es siempre lo importante.
-No, en serio bobo...-da una palmadita en mi hombro y continúa- no quiero ir a Nueva York, no me apetece pasarme el día visitando cosas qué hemos visto mil veces en fotos- dice con desilusión - quiero ir a un sitio qué....no sé, donde perdernos juntos, ya sabes....
Sí, lo sabía. La había entendido perfectamente. Pero lo que ella no sabía es que yo ya estaba perdido, ahora, sin más y es precioso perderse de esta manera, os lo juro.
- ¿Qué te parece...-pienso en voz alta mientras acaricio sus piernas de principio a fin - las Islas Galápagos ? -levanta las cejas y sonríe - o....Punta Cana , la Rivera Maya -me mira muy atenta - no, no, ya sé....¡Hawai!-suelta una carcajada y se acerca un poco más a mi pecho.
-¿De qué te ríes ? -pregunto uniéndome a su sonrisa.
- No sé...-dice calmando sus carcajadas- de la de sitios que quiero visitar contigo y de las inmensas ganas qué tengo de hacerlo...-dice mordiéndose el labio.- y de lo que me encanta que tú te mueras por hacerlo también...-suelta una risa casi imperceptible y acaricia mi nuca dulcemente.
-¿Quieres que te diga la verdad?- pregunto apoyándome en mis brazos y echándome ligeramente hacia atrás.
Mueve la cabeza inquisitivamente y se queda quieta, con sus ojos recorriendo cada minímo movimiento de los míos. Miro hacia delante, hacia el mar y sonrío pensando en mi repuesta, aunque sea de esas cosa qué dices porque las sientes, no porque las pienses.
-Cariño, me muero por hacer todo contigo- afirmo seguro.
Un segundo.Dos segundos. Tres segundos. Y se lanza sobre mí, sonriendo como nunca. Se tumba en mi pecho. Deja besos por todos lados, con delicadeza y pasión a la vez, es complicado explicarlo. Escala lentamente por mi cuello y como salida de un sueño, me mira a los ojos.
-Amor... -suelta un suspiro sobre mi cara y sonríe - vámonos.
La beso. Quiero irme con ella a donde me pida, os lo juro. Mi cuerpo entero lo desea. Vuelvo a besarla, siento que no vale la pena ser feliz si no le sonrío en la boca.
Punta Cana fue el lugar elegido. Playas desiertas. Agua cristalina. Sol. Calor. Y ella. No sé, si tuviese que dar una definición de paraíso, sería esa. Ha tardado bastante en decidirse, quería visitar demasiados sitios, demasiados lugares, así que le he prometido que en nuestro próximo viaje, daremos la vuelta al mundo. Lógicamente se ha reído de mí. "Cuando tenga tiempo para eso, probablemente estaré jubilada" me ha dicho entre risas, pero soñar sobre ella hace tiempo que me parece más realidad que sueño.
Aterrizamos en la República Dominicana tras horas eternas de vuelo y pasadas las doce del mediodía. Esta vez no nos apeteció quedarnos en un hotel. La imagen del típico resort lleno de turistas nos agobiaba por completo. Así que alquilamos una villa en la playa. Literalmente. A escasos metros del porche el agua cristalina y la arena blanca nos llamaban a gritos. A los lados, una inmensa selva de palmeras y demás árboles tropicales , completaba el paraíso qué habíamos alquilado durante dos semanas. El interior de la casa era acogedor y nuestra habitación, decorada en tonos blancos y con madera clara, daba directamente al mar. Una sublime terraza a pie de playa ,rodeada por enredaderas de plantas qué no alcanzaría pronunciar, contrastaba con un maravilloso jacuzzi. Y si a eso le sumaba, con quién iba a compartir aquel increíble lugar, no sé, me daba la sensación de qué el cielo iba a estar durante 14 inolvidables días, en la tierra.
Lo primero qué hizo al llegar fue quitarse el fino vestido blanco qué llevaba, el calor comenzaba a ser insoportable, pero yo en cierto modo lo agradecía. El biquini rojo con el qué caminaba de un lado a otro de la casa colocando cosas, le quedaba de cine, como todo. Llenó los armarios del baño de cremas y mil cremas, mientras yo deshacía las maletas y colocaba la ropa cuidadosamente en el inmenso vestidor. Al terminar, se dejó caer sobre la cama con un suspiro cansado.
-Hugo...-la escucho llamarme desde la habitación con voz de niña pequeña.
Sé de sobra qué estará tumbada con la almohada en la barriga y mirando al techo sin saber que hacer.
-¿Qué? -contesto con la misma entonación y la escucho reír
-Ven -dice clara.
-Nena ¿no puedes esperar a qué termine con esto? -sigo concentrado doblando mis camisas.
-¿Cómo? -dice elevando el tono de voz.
La escucho levantarse del colchón y en apenas medio segundo está a mi lado. Frunce el ceño y me mira respirando rápido.
-No, obviamente no puedo esperar a qué mi marido termine de colgar sus camisas en vez de venir a tumbarse conmigo en la cama - habla rápido y sus ojos me amenazan, feroces -cuando te llamo es porque necesito que vengas , ¿he sido clara?.-termina levantando las cejas.
Se acerca a mí con cada palabra, lentamente. Y yo, como un tonto me quedo sin saber qué decir. Así que simplemente asiento con la cabeza sin dejar de mirarla. Y apenas me da tiempo a respirar de nuevo porque agarra mi camiseta con fuerza y me atrae hacia ella para besarme con posesión. Me falta el aire. No respiro. Apenas me muevo , así que lo hace ella, toma mi nuca con fuerza para que su boca ataque a la mía por todos los frentes posibles. Y cuando le apetece terminar el beso, sonríe junto a mis labios.
-Y ahora ven a hacerme el amor. -dice mordiéndome la boca.
Creo jamás seis palabras me han sonado tan sexys como cuando ella me las dijo aquel día, con una sonrisa qué parecía llevarte a la cama de cabeza. Y así lo hicimos. Tiró de mi cuello y comenzó a caminar hacia atrás rápidamente. No dejó de besarme hasta que caímos sobre el colchón , apartando todos los cojines de golpe, nos sobraban. Se tumbó a mi lado y comenzó a desvestirme.Primero la camisa, aunque se le resistían un par de botones. Lo hizo rápidamente mientras mis manos ya comenzaban a juguetear con su bañador. Cuando terminó, agarré su nuca y la obligué a besarme. Me correspondió con todas las ganas que caben en un beso o con todas las ganas que tenía de qué hiciésemos el amor, no lo sé. Y pasamos así, a una espiral de deseo, placer y amor, los besos suaves y la respiración fuerte, las caricias lentas y los latidos rápidos.
Hoy la encuentro más feliz que de costumbre, con más ganas de dejarse hacer y de subir al cielo unas cuantas veces.
-Hazme lo que quieras -susurró riendo en mi oído.
Y me vuelvo loco. Y pierdo el control y me encanta perderlo. Muevo su cintura con un movimiento certero y la coloco debajo de mí, con su cuerpo a expensas del mío. Me mira y creo que su mirada quiere encenderme por completo toda la piel, o por lo menos lo consigue. Le quito con la boca ese maravilloso biquini qué lleva y suelta una risa ahogada al instante. Busco sus pechos y vivo en ellos un buen rato. Es un buen sitio para vivir. Y los beso y su cuerpo se contrae por el placer. Y suspira, tan bonito como siempre. Y no entiendo que pueda haber alguien el mundo que pase por alto toda la magia que suelta cuando suspira. Bajo por su vientre, besándolo y acariciándolo con las yemas de mis dedos. Me parece que los límites hoy no tienen cabida en nuestra cama y voy más allá. Mi boca se enreda entre sus piernas y acaricio sus muslos suavemente. Nota mi aliento demasiado cerca, qué la invade y sabe lo qué vendrá después y le encanta.
-Dios...-pronuncia con un gemido suave, el primero de muchos.
Me mira y me ve sonreírle desde aquí abajo y se muerde el labio. Hundo mi cabeza todavía más entre sus maravillosas piernas y mi lengua se emplea a fondo para que le atraviese una corriente eléctrica desde la punta de los pies a la cabeza. Grita, suspira, gime, hace todo a la vez. Acaricia mi pelo y empuja mi boca todavía más hacia abajo. Yo sigo a lo mío, haciéndola disfrutar y marcando un compás. A ratos rítmicos y ratos desorganizados. Y mi lengua resbala dentro de ella, como un resbalón de caricias. Y la noto morirse y vivir a la vez de placer y solo pensarlo, el calor me sube por dentro de manera descontrolada. Y arquea por completo todo su cuerpo en el último gemido y lo relaja segundos después. Deja caer la cabeza en la almohada y sonríe con gesto cansado y feliz. Intenta recuperar la respiración y a cada intento exhala esa felicidad propia de los orgasmos. Salgo a la superficie y la miro desde el ángulo de su vientre, estira su mano y agarra mi nuca.
-Ven...-dice son una sonrisa y yo vuelvo a escalar hasta su boca.
Me besa de tantas maneras distintas en apenas segundos, qué no se cuál describiros. Sus labios están más húmedos que antes y resbalan por los míos demasiado bien. Se aparta de mi boca apenas centímetros y ríe levemente.
-Te quiero, dios cómo te quiero...-acaricia mis mejillas con ambas manos y sonríe.
-Te amo nena -digo con esa sonrisa qué lleva su nombre desde hace ya mucho tiempo.
La beso y entremedias mueve mi cuerpo y consigue quedarse sobre él. Me incorporo sentándome sobre la cama y ella lo hace sobre mí, abriendo sus piernas que se aferran a mi cintura. Hoy queremos más y más, aunque sea irónico pedir más con ella. Agarro sus caderas y con un movimiento certero la pego a mí todo lo qué las leyes de la fisíca me lo permite. Y esta vez gritamos juntos y se aferra mi espalda y coordino mis besos con sus caderas. Y así, sentados el uno sobre el otro, hacemos el amor. Y creo que cuando lo hacemos , nos mezclamos de forma tan profunda que nadie sabrá describir a la perfección lo qué se siente cuando lo haces. Respiro en su boca y ella lo hace en la mía. Y si salgo de ella es porque me gusta volver a entrar indefinidas veces. Y nuestros cuerpos explotan juntos, de placer por supuesto. Y me da la sensación de que tenemos un pie en el cielo y otro en la tierra o que directamente ya no estamos en este mundo. Marca sus manos en mi espalda con un último gemido y extasiados, nos dejamos caer sobre las sábanas blancas, sudando, pero entrelazando nuestras manos. Y creo que ya no tengo fuerzas ni para darme cuenta de lo feliz que soy.
-Cariño...-dice mirando al techo mientras suelta una risa estúpida de esas que solo te salen cuando no sabes ni donde estás.
-Dime -contesto con el poco aire que me queda.
-No sé exactamente qué es lo que haces, pero desde que lo haces, todo es maravilloso -vuelve a reír y ladea la cabeza para mirarme.
Maravillosa era ella, os juro, qué lo era.
Pasamos las horas siguientes durmiendo, cansados. Pero qué bonito es a veces cansarse de la forma en la qué lo habíamos hecho. Por una vez, ella fue la primera en despertarse, serían las doce de la noche cuando lo hizo. Se tumbó sobre mi pecho y con la yema de sus dedos dibujaba círculos con la irremediable dulzura de quién la lleva por dentro.
-Hugo...-susurró dejando pequeños besos por mis mejillas- despierta...
La ignoré un rato más y me dejé ir, sintiendo sus labios por mi piel y cuando comenzó a bajar hasta una zona demasiado peligrosa, abrí los ojos. Estaba desnuda, tumbada sobre mi abdomen, se gira para mirarme y sonríe.
-Es una buena forma de despertase la verdad...-tomo su mano y la obligo a subir hasta mi boca
-¿Sabes? -dice incorporándose un poco
Piensa unos segundos y sonríe para ella misma cuando lo hace. Después me mira y sé de sobra que lo va a soltar es una locura.
- Tengo ganas de bailar- levanta las cejas, seductora y yo solo puedo reírme.
-Puedo ponerte un poco de música para qué me hagas un baile, solo tienes que decirlo...-río y acaricio su pelo.
-Idiota -sonríe y niega con la cabeza.
Se deshace de las sabanas y se levanta de la cama, desnuda. Camina por la habitación en busca de algo que ponerse,sin decir nada.
-¿Qué haces nena? -digo tranquilo, recostándome sobre la almohada , la vista se me va hacia sus curvas y sonrío irremediablemente.
-Deja de mirarme tanto el culo y levántate mi amor, qué nos vamos a bailar -me guiña un ojo y se va a la ducha.
La sigo como un idiota , y movidos por esas ganas que hace tiempo se mudaron a su boca, nos duchamos juntos. Y con el agua recorriendo nuestros cuerpos la vida me parece demasiado maravillosa y ella demasiado guapa. Supongo que por eso últimamente me da la sensación de tener más suerte que nunca.
Cogimos el coche y la llevé a una de estas fiestas que se dan en las playas de los hoteles, con bebida gratis y música hasta el amanecer. Así era, un bar de playa kilométrico, con sus correspondientes sofás blancos y pista de baile a ras de la arena, le pareció una idea perfecta para pasar aquella noche. Entramos de la mano. Ella iba radiante, con un vestido corto de estampado de flores que le hacía una cintura de ensueño y unas sandalias que dejaban al descubierto los tatuajes de sus empeines. Nos acercamos a la barra y pedimos dos mojitos. Sonreía mucho, estaba deseosa de bailar y disfrutar entre tanta gente sin que nadie la conociese. Miré al frente y observé el panorama: el lugar estaba lleno de mujeres bailando con sensuales movimientos y de hombre latinos con cuerpos fornidos y en ocasiones con el bañador como única vestimenta. Frunzo el ceño irremediablemente al verlos, me pone nervioso que Malú vaya a bailar a su lado.
-¿Observando a la competencia? -me pregunta dándole un sorbo a su mojito, sonríe entre medias.
-¿Quienes, ellos? Por favor cariño, no me hagas reír...-suelto una leve carcajada y miro al vacío.
-¿No estás celoso antes de tiempo?-deja su copa en la barra y me mira levantando las cejas.
-Para nada -concluyo intentando parecer convincente.
-Bien...-se pega un poco más a mí y apoya sus manos en mi hombro, me pone ojitos a quemarropa- entonces me estás diciendo que si saliese ahí a bailar entre tantos hombres guapos a los qué volveré locos cuando me vean pasar, tú no tendrás ni una pizca de celos ¿es así? -ladea la cabeza y espera mi respuesta deseosa de que caiga en su juego.
-Exactamente, ni una pizca de celos.-asiento seguro.
Su respuesta es una sonrisa, moja los labios de nuevo en su copa y dándose la vuelta se marcha a bailar. Camina entre la gente pero parece qué se abren camino para verla pasar. Se coloca entre la multitud y en cuanto comienza la primera canción, ya tiene cinco tíos rodeándola como buitres. Empieza a agitar todo su cuerpo al son de la música, se mete de lleno en el ambiente y parece otra por momentos, sin dejar de ser ella. Mueve las caderas rápido y de repente realentiza el movimiento unos segundos, para volver a explotar con su baile segundos después. Levanta los brazos y sonríe, sensual. Sube y baja según la melodía y todo el mundo parece seguirla. Mueve el culo de tal manera que el vestido se le sube un poquito y yo tengo que coger aire para no perder los putos nervios.Y es que parece que llena el vacío por el simple hecho de moverse como lo hace. Da una vuelta sobre si misma moviendo sus curvas al mismo tiempo. La música lleva un ritmo vertiginoso y su cuerpo también. Y aunque en cualquier otro momento, me moriría por verla moverse de esa forma, ahora mismo solo quiero que salga de ahí. Un hombre sin camiseta baila contra ella siguiendo su mismo ritmo y rezo por que las manos no se le vayan más de lo necesario. Doy un trago a mi bebida y me paso una mano por el pelo, estoy sudando. Me mira de reojo sin dejar de soltar las caderas le encanta verme así. Y le gustaría más todavía qué me levantase y bailase con ella y apartase a todos eso tíos qué quieren con ella algo más que bailar. Pero no tengo intención ninguna de darle la razón y parecer qué siempre que se trata de ella tengo celos, porque los tengo pero eso ya es otro tema. Tras un par de canciones más, se acerca a mí ante la atenta mirada de todos los qué bailaban con ella.
-¿Va a ser así toda la noche? -pregunta abrazándome por la cintura.
-Parece que tú te lo pasabas bien...-dejo caer sin mirarla.
-Hugo...-su voz suena demasiado sexy y tengo que bajar la mirada para encontrarme con la suya- sabes qué preferiría mil veces antes estar bailando contigo...
Acaricia mi abdomen y espera a qué me derrita, pero me mantengo fuerte.
-¿Desde cuando me gusta bailar?
Mi respuesta es demasiado borde y me arrepiento segundos después.Pero ella qué no tiene ninguna intención de discutir , me lo pasa por alto y agarrándome el cuello, murmura:
-Vale, pues entonces bésame. Eso te gusta ¿verdad?
Joder si me gusta y antes de qué me tiempo a decírselo, está sobre mis labios. La beso con posesión y mis manos bajan por todo su cuerpo sosteniendo su cintura y llegan hasta el borde de su vestido de flores. Abre un poco más la boca en medio del beso y ríe porque sabe por qué lo hago.
-No son celos...-aclaro antes de qué le de tiempo a decir nada- es solo que no quiero que descubran lo bien que se está a tu lado.
Me río ,le guiño un ojo y la beso suavemente. La frase la he dicho a posta para ver como se derrite una vez más y me mira como quién a mira a alguien al qué cree que no merece, y es irónico la verdad. Me levanto y cogiendo su cintura con fuerza, la saco a bailar. Y en el fondo no me importa nada hacerlo si es con ella, porque creo que en esos instantes le habría prometido absolutamente de todo, si me lo hubiese pedido. Bueno, en esos instantes y en todos. Y es que tengo ganas de todo a su lado, hasta de bailar, porque creo que en definitiva, ella es las ganas más bonitas que he tenido de estar con alguien.
-Puedo ponerte un poco de música para qué me hagas un baile, solo tienes que decirlo...-río y acaricio su pelo.
-Idiota -sonríe y niega con la cabeza.
Se deshace de las sabanas y se levanta de la cama, desnuda. Camina por la habitación en busca de algo que ponerse,sin decir nada.
-¿Qué haces nena? -digo tranquilo, recostándome sobre la almohada , la vista se me va hacia sus curvas y sonrío irremediablemente.
-Deja de mirarme tanto el culo y levántate mi amor, qué nos vamos a bailar -me guiña un ojo y se va a la ducha.
La sigo como un idiota , y movidos por esas ganas que hace tiempo se mudaron a su boca, nos duchamos juntos. Y con el agua recorriendo nuestros cuerpos la vida me parece demasiado maravillosa y ella demasiado guapa. Supongo que por eso últimamente me da la sensación de tener más suerte que nunca.
Cogimos el coche y la llevé a una de estas fiestas que se dan en las playas de los hoteles, con bebida gratis y música hasta el amanecer. Así era, un bar de playa kilométrico, con sus correspondientes sofás blancos y pista de baile a ras de la arena, le pareció una idea perfecta para pasar aquella noche. Entramos de la mano. Ella iba radiante, con un vestido corto de estampado de flores que le hacía una cintura de ensueño y unas sandalias que dejaban al descubierto los tatuajes de sus empeines. Nos acercamos a la barra y pedimos dos mojitos. Sonreía mucho, estaba deseosa de bailar y disfrutar entre tanta gente sin que nadie la conociese. Miré al frente y observé el panorama: el lugar estaba lleno de mujeres bailando con sensuales movimientos y de hombre latinos con cuerpos fornidos y en ocasiones con el bañador como única vestimenta. Frunzo el ceño irremediablemente al verlos, me pone nervioso que Malú vaya a bailar a su lado.
-¿Observando a la competencia? -me pregunta dándole un sorbo a su mojito, sonríe entre medias.
-¿Quienes, ellos? Por favor cariño, no me hagas reír...-suelto una leve carcajada y miro al vacío.
-¿No estás celoso antes de tiempo?-deja su copa en la barra y me mira levantando las cejas.
-Para nada -concluyo intentando parecer convincente.
-Bien...-se pega un poco más a mí y apoya sus manos en mi hombro, me pone ojitos a quemarropa- entonces me estás diciendo que si saliese ahí a bailar entre tantos hombres guapos a los qué volveré locos cuando me vean pasar, tú no tendrás ni una pizca de celos ¿es así? -ladea la cabeza y espera mi respuesta deseosa de que caiga en su juego.
-Exactamente, ni una pizca de celos.-asiento seguro.
Su respuesta es una sonrisa, moja los labios de nuevo en su copa y dándose la vuelta se marcha a bailar. Camina entre la gente pero parece qué se abren camino para verla pasar. Se coloca entre la multitud y en cuanto comienza la primera canción, ya tiene cinco tíos rodeándola como buitres. Empieza a agitar todo su cuerpo al son de la música, se mete de lleno en el ambiente y parece otra por momentos, sin dejar de ser ella. Mueve las caderas rápido y de repente realentiza el movimiento unos segundos, para volver a explotar con su baile segundos después. Levanta los brazos y sonríe, sensual. Sube y baja según la melodía y todo el mundo parece seguirla. Mueve el culo de tal manera que el vestido se le sube un poquito y yo tengo que coger aire para no perder los putos nervios.Y es que parece que llena el vacío por el simple hecho de moverse como lo hace. Da una vuelta sobre si misma moviendo sus curvas al mismo tiempo. La música lleva un ritmo vertiginoso y su cuerpo también. Y aunque en cualquier otro momento, me moriría por verla moverse de esa forma, ahora mismo solo quiero que salga de ahí. Un hombre sin camiseta baila contra ella siguiendo su mismo ritmo y rezo por que las manos no se le vayan más de lo necesario. Doy un trago a mi bebida y me paso una mano por el pelo, estoy sudando. Me mira de reojo sin dejar de soltar las caderas le encanta verme así. Y le gustaría más todavía qué me levantase y bailase con ella y apartase a todos eso tíos qué quieren con ella algo más que bailar. Pero no tengo intención ninguna de darle la razón y parecer qué siempre que se trata de ella tengo celos, porque los tengo pero eso ya es otro tema. Tras un par de canciones más, se acerca a mí ante la atenta mirada de todos los qué bailaban con ella.
-¿Va a ser así toda la noche? -pregunta abrazándome por la cintura.
-Parece que tú te lo pasabas bien...-dejo caer sin mirarla.
-Hugo...-su voz suena demasiado sexy y tengo que bajar la mirada para encontrarme con la suya- sabes qué preferiría mil veces antes estar bailando contigo...
Acaricia mi abdomen y espera a qué me derrita, pero me mantengo fuerte.
-¿Desde cuando me gusta bailar?
Mi respuesta es demasiado borde y me arrepiento segundos después.Pero ella qué no tiene ninguna intención de discutir , me lo pasa por alto y agarrándome el cuello, murmura:
-Vale, pues entonces bésame. Eso te gusta ¿verdad?
Joder si me gusta y antes de qué me tiempo a decírselo, está sobre mis labios. La beso con posesión y mis manos bajan por todo su cuerpo sosteniendo su cintura y llegan hasta el borde de su vestido de flores. Abre un poco más la boca en medio del beso y ríe porque sabe por qué lo hago.
-No son celos...-aclaro antes de qué le de tiempo a decir nada- es solo que no quiero que descubran lo bien que se está a tu lado.
Me río ,le guiño un ojo y la beso suavemente. La frase la he dicho a posta para ver como se derrite una vez más y me mira como quién a mira a alguien al qué cree que no merece, y es irónico la verdad. Me levanto y cogiendo su cintura con fuerza, la saco a bailar. Y en el fondo no me importa nada hacerlo si es con ella, porque creo que en esos instantes le habría prometido absolutamente de todo, si me lo hubiese pedido. Bueno, en esos instantes y en todos. Y es que tengo ganas de todo a su lado, hasta de bailar, porque creo que en definitiva, ella es las ganas más bonitas que he tenido de estar con alguien.
Bravo, bravo!!!! Me vuelvo loca con la vuelta de tu novela... Es simplemente la mejor!!!
ResponderEliminarImpresionantemente perfecto el capitulo! Enhorabuena esperando con ansia el siguiente!
ResponderEliminarTe he hechado de menosy ageadezco enormemente la 2° parte
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