4 MESES DESPUÉS...
Un sábado de agosto mis sobrinos corrían dando saltos por la orilla del mar. Golpeaban la espuma de las olas con fuerza mojándose entre ellos. Yo caminaba a apenas unos pasos por aquella pequeña playa desierta del sur de Barcelona en la que ya había estado alguna vez, alguna noche, quizás una de las mejores. El sol me daba directamente en la cara pero no importaba, la brisa de frente provocaba una sensación de esas que solo el verano sabe.
-Pablo no mojes tanto a tu hermana, que es pequeña...-le advertí apuntándole con el dedo indíce. La pequeña hacia pucheros mientras mi sobrino mayor de nueve años reía sin parar.
-Tito Hugo, es que no me dejan en paz !!- la niña rubia, de ojos claros corrió hasta mi y yo me agaché para recibir sus brazos. Reí colocándole el pelo, ella si que era la mujer de mi vida.
-Sabes que vamos a hacer ?-dije en su oído mientras su hermano nos miraba de brazos cruzados, ella cambió su cara de enfadada por una sonrisa pícara que iluminaba por completo todo su rostro- vamos a tirarlo al agua...-se le escapó una risa que guardé para mi durante unos segundos- atenta eh...-con cada palabra Natalia se iba emocionando un poquito más, estaba a punto de lanzarse a por su hermano- a la de una, a la de dos y a la de....tres !- el último número lo gritamos a la vez. Y los dos salimos corriendo detrás de Pablo. Entre risas y gritos le hicimos cosquillas por la barriga y cayó al suelo. Lo cogí en brazos mientras mi sobrina corría detrás y cargando con él en un hombro nos metimos en el agua.
-Tio Hugo sueltame o me chivo a mamá !!-dijo mientras golpeaba mi espalda. No podíamos parar de reír y cuando estaba haciéndome ya daño con fuertes arañazos, me hundí con él bajo el mar. Salió rápidamente y comenzó a respirar muy fuerte del susto que se había pegado. Pero al ver nuestras risas incontroladas la suya apareció también. Los dos se agarraron a mis brazos y rodearon mi cuello.
-Tito, jugamos a ver quién encuentra más peces debajo del agua ?-dijo Natalia con gesto divertido y mirada risueña. A su hermano pareció entusiasmarle la idea. Los miro a los dos al tiempo que admiro el paisaje. El de sus sonrisas digo. Suelto una risa antes de contestar porque me doy cuenta de que quizás la he encontrado. La felicidad que tanto buscaba, la encuentro en estas pequeñas cosas. Bueno pequeñas...en realidad no creo que haya nada más grande que la risa de un niño.
Y es que quizás en aquel verano logré olvidarla. Y digo creo porque nunca estás seguro de que el corazón haya hecho bien su trabajo, o bueno, la cabeza. Porque cuando se trataba de olvidarla ,desde la punta del pie hasta el más minímo poro de mi piel debían hacerlo, porque así era ella, dejaba huellas por dónde pasaba. Aquel verano volví a Barcelona. A mi casa. Recuperé la relación con mi familia que tanto me había faltado ,sobretodo con mi hermano. En medio de una inmensa gira de conciertos que me llevaba por toda España, había pedido dos semanas para mí, después de mucho tiempo. Supongo que estar allí alejado de todo ayudaba a encontrarme a mi mismo, porque realmente hubo un tiempo que estuve perdido.Las razones son muchas pero ella fue la principal. En resumen, las noches y los días que se te hacen los más largos del mundo cuando echas a alguien de menos, comenzaban a quedarse cortos. Es lo que tiene ser feliz.
Aquel día volví a la gran casa que había comprado justo sobre aquella playa, era un pueblo muy pequeño y tranquilo, casi nadie vivía por allí. Todo era playa y campo, campo y playa. Las únicas casas aparte de la mía eran pequeños adosados a los que la gente venía sólo en vacaciones.
Arreglé algunas cuestiones del trabajo y tras una eterna llamada con Antonio en la que me advirtió mil y una veces que tuviese cuidado con todo, que no comiese demasiado y que no me hiciese daño porque mucha gente dependía de mí, sonó el timbre. Bajé rápidamente las escaleras esquivando los juguetes que mis sobrinos habían dejado en cada escalón y abrí la puerta.
-Te veo muy moreno eh, tienes que ligar mucho...-Helena, tocó mi cara cariñosamente mientras reía y me daba un beso en la mejilla- he venido a hacerte una visita, que sé que me estabas echando de menos...-me hice a un lado y la dejé pasar hasta el gran salón.
-Ya me extrañaba a mí que tú no hubieses venido todavía a acoplarte a mi casa..-dije mientras ella miraba a la playa por el gran ventanal. Se giró inmediatamente, molesta por escuchar mi frase , frunciendo el ceño- es broma tonta, me alegro de tenerte por aquí de nuevo...-la sonrisa que se guardaba salió de nuevo.
- Hay que ver que casita te has comprado eh, piscinita al borde del mar, siete habitaciones, gimnasio...-mientras enumeraba hacía mil gestos con las manos-me parece que tengo que venir más...-dijo mientras se acercaba a mí de nuevo, yo la interrumpí.
-Queda un cuarto libre en el piso de arriba, puedes quedarte el tiempo que quieras...-dije sonriente acariciando su cara con un rápido movimiento.
-Que pena que el lunes tenga que trabajar, no como otros...-siguió hablando mientras se dejaba caer en el sofá con un suspiro-pero...que te parece si me enseñas la zona? -dijo juntando sus manos en señal de por favor.
-Cogemos las bicis y nos vamos ?-tiré de su mano mientras reía admirando su cara de sorpresa.
-Vale pero tengo que cambiarme, no pretenderás que vaya así...-dijo señalando sus zapatos y su vestido. Asentí mientras ella subía con la maleta en la mano para ponerse algo más cómodo. La esperé pacientemente sentado en el sofá.-mierda Hugo...-oí desde el piso de arriba-no sabes lo que ha pasado...-sus palabras sonaban más cerca y sus pasos bajando las escaleras rápidamente se hacían cada vez más evidentes-me han llamado del estudio, tengo que mandarles un informe mañana...-su cara de desilusión era demasiada pero la mía no se quedaba atrás-creo que es mejor que vayas tu solo...cogeré ahora el ordenador pero me llevará su tiempo...
-Puedo esperarte-dije tranquilo pero ella se me adelantó.
-No no no, tú vete y pasalo bien, disfruta del paisaje...yo me quedo aquí esperando a que vuelva tu familia-dijo guiñándome un ojo. ante sus repetidas insistencias, accedí. Besé su mejilla y cogiendo mi bici me dispuse a descubrir una vez más todo lo que aquel lugar me ofrecía. Seguí una ruta que bordeaba todo el acantilado, desde la playa hasta el faro de la cima. Llegué apenas sin aliento y sacándome el casco me senté en una roca mirando al horizonte. Comenzaba ya a aterdecer y una puesta de sol se hacía inmensa ante mis ojos. En esos momentos me siento pequeñito del todo y recuerdo la última vez que ví un atardecer a la altura de ese. Roma, ella y el cielo. Normalmente esas dos últimas palabras iban siempre juntas.Trago saliva porque sé lo que duele recordar algo que un día te hizo tan feliz. Porque es que al final la he visto irse demasiadas veces cómo para que no duela. Y al final, he terminado por irme yo también. Sin ganas ningunas de volver. Pero termino por sonreír ante el hecho de que quizás, mis ganas se hayan cambiado por otras nuevas, que me dejen volver. Volver a ser quien era. Unos sonidos a mi espalda frenan mis pensamientos. Y antes de girarme veo delante de mí una sombra que conozco. Y eso me hace aguantar la respiración antes de darme la vuelta.
-Hay que ver que difícil es encontrarte...-dice serena, ladeando un poco la cabeza para verme mejor, porque la luz del sol se cruza con sus ojos. Su voz suena seria pero con una pizca de risa entre palabra y palabra. Malú me mira, no demasiado seria, creo que esperando a que me recupere del shock. Pero no puedo. Os juro que si hay alguien en el mundo a quien no esperaba encontrar allí, era ella. Pasa el tiempo, no sé cuanto, y los dos seguimos así, mirándonos.
-Qué haces aquí ?-consigo pronunciar. Pero ni si quiera me acerco un paso a ella, no me apetece.
-Quiero hablar, llevo semanas intentando encontrarte...-sus palabras entran por mi oido hasta todas las partes del cuerpo que habían intentado olvidarla y las confunden por completo. Pienso bastante en qué decir, no quiero sonar brusco, ni demasiado borde, no me apetece.
-Ya me has encontrado, qué quieres ?-digo tranquilo. Mierda. Me ha quedado demasiado borde.
-Aclarar cosas nada más, ninguno de los dos vamos a poder ser felices si no dejamos todo zanjado de una vez...-No sé como reaccionar ante eso, pero siento un aire de desilusión por alguna esquina de mi cuerpo. Tomo aire y cierro los ojos un instante, esperando que no se haya ido cuando los habrá. o si, no lo sé.
-Han pasado cuatro meses y vienes a aclararlo todo ahora? Aquí ? En este momento ?-digo encogiéndome de hombros sin entender nada. Mis palabras son de reproche pero ella las asimila demasiado bien.
-Si, este es el momento y el lugar, supongo que siempre lo ha sido no ?-dice soltando una leve risa que ilumina un poco la conversación, mientras echa un vistazo a la playa que se extiende hasta nuestros ojos-en el fondo sabía que algún día volveríamos aqui...-dice cerrando los ojos varios segundos y tomando aire con una sonrisa enorme que se borra cuando los abre de nuevo- aunque no de esta manera...-vuelve a mirarme.
- Has venido sola ?-pregunto directamente, ignorando el recuerdo de aquella noche en la playa. Recordar ahora es lo que menos me hace falta- y cómo has sabido que estaba aqui ?- de repente demasiadas preguntas me asaltan la cabeza y ella sonríe un poco.
-Lo dejé con Dani, dos días después de lo que paso...sé que lo que preguntabas era eso -dice mirándome fijamente.Asiento con mi mirada puesta en el vacío. Me conoce demasiado bien.- Y he sabido que estabas aquí, después de semanas llamando a gente del estudio y a conocidos, me han dicho que te habias comprado aquí una casa y bueno...he llamado a Helena y me ha ayudado...-lo último lo deja caer con un poco de miedo
-Eh...espera un momento, hablas con Helena ?-digo muy serio, parece incomodarle mi pregunta porque comienza a caminar.
-Tranquilo, tenemos tiempo para hablar de todo, pero no aqui, no ? -la tensión de la conversación parece disminuir y por primera vez en todo el tiempo que llevamos hablando me doy un segundo para mirarla. Tiene el pelo más largo que la última vez y está más morena que nunca. Viste unos pitillos azules a los que acompaña con una camiseta blanca ,unas sandalias y un chaleco vaquero.
-Todavía no te he dicho si quiero hablar contigo, no has pensado que quizás pueda seguir enfadado ?-mis palabras la atraviesan lo noto en su cara. Y por primera vez en la conversación la noto un poco alterada.
-Hugo, créeme , lo he pensado demasiadas veces...-toma aire intentando que la voz no se le rompa- pero tengo que hablar contigo, lo necesito-dice avanzando unos pasos hacia mi, no demasiados. Y no puedo más. El orgullo que me había estado controlando desaparece cuando la siento tan de cerca. Y antes de decidir si quiero volver a pasar por esa tortura una vez más, miro un segundo dentro de mí, preguntándome si los sentimientos han caducado. Pero la sonrisa que saca timídamente, solo un poco, y que siempre ha parecido ser de esas cosas que te invaden por completo, responde a mi pregunta.
Esto me va gustando más eh, ya quiero otro ya jijiji :D
ResponderEliminar¿Y hoy no se lee nada aquí? Jo, con lo que me gusta leer a mi la novela después de un duro día jijiji. No tardes, disfruto muchísimo leyendo y cuando no lo hago me falta algo. Que buena eres en esto "MALÚ & HUGO JUNTOS" eso si eh jajajajajaja xD
ResponderEliminar