Vistas de página en total

domingo, 13 de abril de 2014

CAPÍTULO 47. NI UN SEGUNDO SIN QUERERTE.

Llovía. Aquella noche llovía demasiado en Barcelona. Era de esas veces que apenas puedes ver lo qué hay más allá de la lluvia y te haces pequeñito. Estaba sentado en el porche escuchando el agua caer por todos lados. Y por un momento temí que nunca fuese a acabar de llover. Aquella noche estaba nervioso, inquieto. La esperaba. No sé qué nos lleva a esperar a personas qué no sabemos si van a venir. Pero aquí estamos. Y es dolorosamente bonito. Muevo mi pierna a un compás incontrolable. Estoy impaciente. Me levanto de las escaleras de madera en las qué estoy sentado y salgo todavía más a la intemperie. Y noto el agua caer sobre mí de forma abrumadora, pero me da exactamente igual. Levanto la mirada hacía la carretera, esperando que llegue alguien. Y pasan los minutos y mi ropa comienza a empaparse tanto, que parece estar pegada a mi piel. Empiezo a creer que no vendrá, que no le habrá dado tiempo y que quizás las cosas no saldrán como teníamos pensado. Pero aparece. Los faros de un coche se abren paso entre la tormenta, aparca a unos metros de mí. No sé cuanto tiempo tardará en bajarse o si le importará la lluvia tan poco cómo a mí. Efectivamente, ni si quiera se tapa, corre hacía mí. Literalmente. Y tarda exactamente seis segundos en anudarse a mi cuello. Ni uno más ni uno menos. Lo sé porque llevo ya bastante tiempo con la cuenta atrás, la de abrazarla digo. La aprieto fuerte contra mí. Estoy casi temblando. Sin el casi. Respiro aliviado y cuando su olor me invade, me doy cuenta de qué ya está en casa.
-Pensé que ya no vendrías...-digo todavía abrazado a ella. Oigo su risa en mi oído. Suave, en contraste con la lluvia.
-Estás loco ?-dice mirándome divertida- te dije que llegaría...-añade una sonrisa que se agranda más y más. El agua sigue cayendo, pero parecemos estar en un universo paralelo en ese instante.- Hugo, no sabes lo qué te he echado de menos...-su voz se entrecorta entre palabra y palabra y tiene que terminar en mis labios. La beso. Y a pesar de nuestras ganas incontables, nos besamos lentamente. Como saludando con cada roce a nuestros labios después de tanto tiempo. Y jamás, os lo juro, jamás he sentido una tranquilidad comparable a la de volver a besarla. Jamás.
-Te quiero cariño -digo riendo en su boca- no sabes lo que te quiero...-se sorprende al verme así y termina por reír también. Siempre he sido calmado ante todo y más cuando se trataba de ella. Pero en esa noche, la calma y yo no nos habíamos llevado demasiado bien.
-Y yo a ti, amor...-me besa de nuevo y cojo su mano rápidamente.
-Vamos -digo dándome la vuelta hacía la puerta de casa. Sonríe y me sigue sin despegarse de mí. Tardo demasiado en encontrar las llaves y se impacienta.
-Hay alguien despierto ?-me pregunta en un susurro, levantando las cejas.
-No, todos llevan durmiendo un buen rato...-tiro de ella escaleras arriba. Reímos juntos todo lo bajito que podemos . Me besa a medio camino y voy a ciegas por el pasillo, guiado únicamente por sus labios. La apoyo contra la puerta de nuestra habitación antes de abrirla. Entre suspiros y sin resistirse se deshace de mi camiseta totalmente mojada.
-Así mejor...-dice riendo en mi oído. Sonrío y la empujo hacía dentro. Coloca sus manos en mis hombros sin dejar de besarme y con un impulso, levanto sus piernas para que queden rodeando mi cintura. Se agarra a mi espalda con fuerza y caemos en el frío colchón. Frío por ahora. Su pelo mojado se interpone en nuestro beso, lo aparto suavemente. Por un instante, deja de besarme para sonreírme, que a veces es todavía mejor. Hacía tiempo que no la veía, sabéis ? Bastante tiempo. Pero cuando estoy así con ella, me doy cuenta de qué la distancia lo único qué hace es que tengamos más ganas de mordernos la boca al besarnos.
-Cariño, sabes qué mañana...?-digo separándome un momento de ella, le sonrío y levanto las cejas.
-Sí amor, mañana es el día...-agarra mi nuca y vuelve a besarme con pasión, me deja sin aire. Acelera mi respiración hasta un punto que creo que me ahogo pero luego pienso qué estoy con ella y se me pasa.
-No estás nerviosa ? -digo besando sus mejillas repetidas veces.
-Hugo...-muerde mi labio inferior y a mí me parece ver las estrellas- ahora...mismo...mis...ganas...no...son...precisamente...de...responder...a ...estas...cosas...-intercala cada palabra con un increíble beso. Y cada uno me deja con más ganas del siguiente. Reí al verla así. Había perdido el control casi tanto cómo yo. Estaba ahí indefensa, bueno indefensos antes las ganas que nos teníamos.
 Su ropa está demasiado mojada. Tiro su pantalón mientras ella me observa pasando la lengua por sus labios. Se incorpora un poco y su cabeza se queda a la altura de mi cinturón. Lo desabrocha  con maestría y se deshace de él.
-Nena estás empapada...-digo desabrochando su blusa blanca que gotea sobre el colchón, pasa su mano por mi abdomen y se acerca a mi oído.
-No sabes cuanto...-dice susurrando, añade una leve risa. No puedo explicar lo qué sentí al escuchar esas palabras tan de cerca y de su boca. El calor me invadió más y más. En apenas segundos, estaba completamente desnuda debajo de mí. Pero frené un poco el ritmo, quería ir despacio. Poco a poco. Aparté su larga melena y besé su hombro muy dulcemente. Dejé pequeñas marcas en su cuello. Deslicé mis labios un poco más abajo hasta llegar a sus pechos. Y suspira y abre la boca irremediablemente por el placer. La quiero toda para mí. Con ella no hay fronteras. No las hay en absoluto. Invento más caminos por toda su piel y quiero vestir su cuerpo con mis manos. Vuelvo a escalar hasta su boca. Me acerco hasta ella y cuando nuestros labios están a punto de tocarse, me aparto dejando un suspiro entre los dos. Sonrío y repito el juego de nuevo, pero esta vez muerdo su oreja. No puede más. Quiere más. Acaricia mi abdomen en busca de más. Y le doy más. Todo lo qué me pida en realidad. Me adentro en ella por completo y su grito de placer invade por completo la habitación. 
-Vas a despertar a alguien...-digo tapando su boca con mi mano mientras río. Su respuesta es clara. Unidos por completo,  se mueve para colocarse sobre mí. Quedo yo tumbado, con ella mirándome desde arriba. Coloca sus piernas a ambos lados  de mi cintura y comienza a moverse. Lento y rápido a la vez. No sabría explicar el compás que llevaba aquella noche. Simplemente me dediqué a mirar su cuerpo desnudo hacer maravillas. Echó su melena hacía atrás y me miró. Sensual, atrevida. Sonríe y vuelve a morder su labio. Agarro sus caderas y las dirigo hacía el orgasmo. Y llegamos , juntos. Como a casi todo. Tocamos el cielo y lo bajamos. Metemos el cielo durante un instante en nuestra cama. Y os juro que me siento más vivo que nunca y a la vez me muero. Me muero de ganas, de placer y de amor. De demasiadas cosas. Soltamos el último gemido a la par y sonreímos. Se tumba sobre mí y la beso en los labios. Recuperamos el ritmo normal de respiración. Aunque cuando estoy junto a ella, rara vez mis latidos van a un ritmo normal. Estamos sudando, agotados. Coloca su cabeza en mi pecho y lo acaricia haciendo circulos. Enredo mis manos en su pelo y cierra los ojos despacio.
-Cariño....-dice con la voz terriblemente cansada.
- Dime...-contesto en su oído, susurrando.
- Qué bien hacemos el amor -se ríe y muerde sus labios. Levanta la mirada y acercandose poco a poco a mi boca, confiesa- creo que es porque nos sobra - sella su frase con mis labios. Tiene demasiada razón, como de costumbre. Recordais esa vez que os dije, que hay un tipo de distancia entre dos personas que solo el amor la puede llenar. Y que tienes que encontrar a la persona adecuada, que sepa llenarlo. Pues bien, os juro qué con ella , hasta la distancia que separaba un oceáno, nuestro amor la llenaba, kilómetro por kilómetro.

Recuerdo que la mañana siguiente amanecí con el mar en primer plano. La gran terraza situada justo en frente de la cama, dejaba ver la inmensa playa a lo lejos y el sol saliendo de entre las olas, pintando el cielo de color. Y cuando despiertas así, tan cerca de Barcelona, el día comienza a verse desde otra perspectiva. Y si su brazo rodea tu cuerpo, pues ya comienza a ser el mejor día de tu vida.
- Amor...-dijo en un susurro cansado mientras se escondía bajo mi brazo, todavía con los ojos cerrados. Qué esa fuese la primera palabra que saliese de su boca al despertar, era simplemente un hecho indescriptible.- Crees qué podremos escondernos todo el día en la cama y no salir nunca ?-preguntó con voz aguda. Reí en su pelo, besando su frente con dulzura.
-Podemos hacer lo que tú quieras cariño....-dije encogiéndome de hombros mientras acariciaba su espalda y ella simplemente apoyada en mi pecho, miraba el mar de fondo.
-Lo qué yo quiera ? Estás seguro ?- levantó la mirada hacía mí, llevaba puesta la primera sonrisa del día. Qué irónico, me preguntaba si estaba seguro....cuando jamás he estado más seguro que diciéndole sí a todo lo qué ella quiera. Y más cuando sonríe.
-Muy seguro...-mis manos empezaron a descender por su espalda, más allá. Se ríe y muerde su labio. Y en el tiempo que yo tardo en recuperar toda la locura que dejé en su sonrisa, ella ya está en mi boca. Y me besa, cómo siempre, segura y divertida. Y creerme que lo sabe. Sabe qué besa mejor que nadie en este mundo, le encanta saberlo. Y disfruta moviendo su lengua a un compás que nadie lograría describir jamás. Y volverme loco, con sus labios mojados haciendo maravillas con los míos. Los abandona durante un instante y me deja coger aire, pero cuando quiero volver a ellos, ella ya está paseándose por mi cuello.- nena nos casamos en cuatro horas, no crees que deberíamos...
-Hugo qué más da -dice de malas formas ingnorandome y volviendo a atacar a mi cuello. No me gusta nada su respuesta. Me muevo un poco hacía la derecha y aparto su boca de mí. Me incorporo y me quedo sentado apoyado en el cabezal de la cama.
-Espera, espera qué ha significado eso ?-frunce el ceño sin entender nada y resopla- Malú, tú de verdad quieres casarte conmigo? -pregunto serio. Nos miramos un instante en el qué nuestros rostros parecieron no comprenderse. Pero fue solo un segundo.
-Hugo...-se sienta sobre mí y sus manos bajan desde el principio hasta el final de mi nuca- quiero casarme contigo más que nada en este mundo -esa frase la pronuncia lentamente, como queriendo llegar hasta el puto fondo de mi cuerpo y del alma. Y lo consigue. Como siempre.-pero no quiero que nos agobiemos vale amor? -acaricia mi hombro y me mira dibujando una sonrisa.
-Lo haremos con toda la calma del mundo -coloco mis manos en su espalda y la acerco a mis labios. Cuando nuestras bocas estaban a punto de matarse la una a la otra, la puerta de la habitación se abrió de sopetón.
-Titos !-mis sobrinos, en pijama todavía y con pinta de no haber dormido mucho, corren hasta la cama. Natalia lo primero que hace es abrazar a mi chica y Pablo se tira encima de mí entre risas.
-Tito hoy te casas con Malú -dice la pequeña Natalia tirando de la camiseta de mi pijama- hoy se va a convertir en princesa no ?-pregunta ladeando la cabeza. Mi prometida abre mucho la boca y empieza a reír acariciando las trenzas de la niña.
-Mi vida, sabes una cosa ?-digo un poco más bajito- hoy Malú ya va a ser un reina...- Natalia levanta las cejas y sonríe. La mira y se lanza a sus brazos de nuevo. Las dos chicas de mi vida se abrazan entre risas y a mí se me cae la baba demasiadas veces. La segunda interrupción de la mañana entra por la puerta. Mi madre, Jose y Helena, en grupito, vienen a sacarnos de la cama.
-Pero hijo , todavía estamos así ? Queréis llegar tarde a vuestra propia boda ?- camina hasta nosotros y me saca de la cama- Malú cariño, tu madre y tu amiga acaban de llegar, suben ahora con tu equipo para ayudarte a preparate..-dice acariciando su mejilla.
-Venga cuñado, tú deja a mi hermana tranquila durante un ratito eh -dice golpeando mi hombro-tira pa fuera- me río solo y echo una última mirada a la mujer de mi vida antes de verla vestida de novia.

Estoy tremendamente nervioso. Más que ante un concierto. Es solo pensar en verla allí, junto a mí mirándome y me muero por el camino. Y me acojona, qué con tan poco, pueda hacerme sentir tanto. Pero con ella ya me vale todo. Repaso mentalmente las palabras que diré antes del sí quiero. Creo que llevo planeando ese discurso toda mi vida, incluso antes de conocerla. Las manos me sudan demasiado. Me coloco frente al espejo para hacerme el nudo de la corbata, pero no me sale. La frustración me invade y miro al suelo unos segundos, cuando levanto la mirada de nuevo, veo a Helena a través del espejo. Sonrío.
-Cualquiera qué te viese, diría que vienes a impedir qué me case...-está apoyada en el marco de la puerta, de brazos cruzados se ríe y ladea la cabeza. Camina hacía mí.
-No te lo creas tanto Huguito, qué no te pega nada...-asiento, tiene toda la razón de mundo. Se acerca y apoya sus manos en mi camisa- ni hacerte el nudo de la corbata sabes ?-levanta las cejas y me mira.
-Sí que sé, pero sabía que te encantaría hacerlo a ti...-le guiño un ojo y nos reímos juntos como tantas veces. Se concentra y comienza a anudarla rápidamente. La miro mientras lo hace. Cuando la conocí nunca pensé que fuese así, tan de verdad. Más allá de lo qué ha pasado entre nosotros, es de esas personas qué saben marcarte el camino sin pedir nada a cambio. Me parece mentira que una mujer cómo ella siga soltera, es tan guapa, tan maravillosa.
-Qué miras tan atento ?-dice colocando las solapas de mi chaqueta.
-Helena yo...-mis ojos buscan una salida porque los suyos están demasiado cerca- gracias por todo...-no se me ocurre nada más qué decir, aunque creerme que lo intento. Con eso basta. Sonríe y es suficiente.
-Venga, qué la mujer de tu vida no espera..-dice riendo. Nunca le han gustado estos momentos. Aparenta ser la chica más fuerte del mundo cuando se trata de estos temas. Tomo aire y asiento seguro, me toca casarme.
La inmensa playa hoy es toda para nosotros. Un arco de flores señala el lugar del altar, los bancos de los invitados ya están llenos. Aunque la familia de Malú es interminable y los amigos aún más, quisimos hacer una boda todo lo intíma que fuese posible y evitar a la prensa a toda costa. Al otro lado de la playa, cinco carpas blancas, cubren el lugar del banquete al aire libre y una sexta, está preparada con un tablao flamenco. No se podía esperar menos de ella.
Saludo a todo el mundo, a los qué conozco y a los qué no y me coloco en mi lugar. Estoy sudando, no puedo más. Quiero verla. Necesito verla. Miro al frente esperando a qué llegue. Antonio me guiña un ojo y me hace señales para qué retome la calma. Respiro y vuelvo a respirar. Pero sin poder evitarlo, me falta el aire cuando la melodía empieza a sonar y la veo caminar hacía mí del brazo de su padre. Os juro que en ese instante estoy muerto. La veo y me muero. Jamás la he visto tan guapa. Mis sobrinos y sus primos, llevan la pequeña cola de su vestido. Lleva la melena suelta, cómo sabe qué me encanta. Y a cada paso qué da hacía mí siento qué el corazón se me va a salir todavía más. Sabéis esa sensación de ver unos ojos , una mirada y una sonrisa y qué te parezca el paraíso ? Así me pasaba con ella. Camina con el sol en los ojos hasta llegar al altar. Exhala un suspiro, largo, largisímo y me mira. entrelazo mi mano con la suya y sonrío cómo jamás lo he hecho.
-Estás preciosa...-es todo lo qué puedo pronunciar, no me sale más. Trago saliva sin dejar de mirarla.
-Lo sé -dice guiñándome un ojo. Ahora sí tengo que coger mucho aire para no besarla antes de tiempo. La ceremonia comienza y yo no presto atención a nada qué no sea ella. Apenas escucho al cura, que sigue hablando, la misa transcurre, los invitados se levantan y se vuelven a sentar en los diferentes momentos de la ceremonia. Es que estoy enamorado. Miro al rededor y veo todo lo que amo y lo que siempre he amado y lo que querría amar eternamente. Y entre todo este barullo en mi mente, oigo una voz:
-Ahora los novios recitarán sus votos matrimoniales -dice el sacerdote con una sonrisa mirándonos a los dos. Me ajusto la corbata, es mi momento. Me mojo los labios y la miro.
-Malú yo...-titubeó unos segundos hasta que retomo la calma- yo siempre he creído que jamás existiría alguien como tú, que era cosa de películas, pero me enfrento a la maravillosa realidad cada vez qué me miras y veo que sí, qué es verdad, existes...-hago una pausa porque un ohh se oye de fondo, ella se ríe- y te amo -digo serio.- te he amado siempre, he amado la forma qué tienes  de ser cada día cómo distinta, sin ser otra.. y cuando me sonríes cariño..-rio un instante- cuando me sonríes aún me pellizco en secreto para ver si estoy soñando...-su sonrisa se hace más grande tras esas palabras y la primera lágrima de emoción baja por su mejilla- y prometo hacerlo toda la vida, prometo morirme cuando me miras y volver a vivir cuando me beses..-aprieto su mano con más fuerza y le digo con el alma saliéndome por la boca- prometo quererte por lo qué eres y por lo qué crees qué te falta, todos los días de mi vida...-Terminé de decir esas palabras y me sonrió. Y ya no recuerdo más a partir de ahí, sólo sé qué en su discurso las lagrimas se me escaparon demasiadas veces. Incluso después cuando el cura me hizo la pregunta yo no presté atención a nada, el "si quiero" salió de mi boca solo, guiado por ella, por todo lo qué la quiero. Y bueno, recuerdo qué cuando le hicieron la pregunta a ella....recuerdo qué nuestra historia pareció pasar ante nosotros durante un instante. Y qué el corazón guardó todo el amor que corría por mi cuerpo y lo soltó de golpe cuando escuchó su respuesta:
-Sí quiero..-y con sonrisa plena en sus maravillosos labios añadió-siempre he querido- "Puede besar a la novia" fue lo siguiente que escuché. Después fue la melodía de sus labios bailar por todo mi cuerpo. Creo que jamás he dado un beso cómo aquel. Jamás he besado con tanto amor y felicidad en la boca cómo la besé a ella aquel día.- Te amo Hugo -dijo todavía en mis labios. Y así fue. Me casé con ella de la mejor forma posible. Y nos casamos y a mí me parecía un puto sueño, eso de qué fuese a estar conmigo toda la vida, sin pedir nada a cambio.

-Hugo...-dijo aquella noche bailando frente a la orilla del mar. Nuestra canción sonaba de fondo. Ríe antes de hacerme la pregunta y yo rodeo su cintura con más fuerza todavía - crees que algún día dejaremos de querernos ? -ladea la cabeza y sonríe ante lo absurdo de su pregunta. Moja sus labios esperando mi respuesta.
-Creo que no he vivido ni un segundo de mi vida sin quererte...-digo frenando el compás de nuestro baile. Parece encantarle lo qué le digo. Parece qué por un instante todo parece tener sentido para ella. Se apoya en mi hombro, coloca sus manos en mi nuca y comienza a bailar lento, muy lento. Noto su aliento en mi oreja y el mundo me parece un lugar demasiado pequeño para nosotros. Somos más grandes. La escucho reír mientras acaricia mi cuello con un solo dedo.
-Tienes razón amor, ni un segundo...-susurra junto a mi boca. Sonríe. Sonrío. Y nos besamos, sin más. Eso para nosotros, siempre ha sido suficiente.



                                                             FIN.



8 comentarios:

  1. DIOS POR FAVOR! QHE HISTORIA.MAS BONITA DE AMOR, DESAMOR, FELICIDAD, TRISTEZA, TENSION!!!! INCREIBLE!!!
    UNA SEGUNDA PARTE POR FAVOR!!!
    Enhorabuena tia escribir genial, espero más historias tuyas :)

    ResponderEliminar
  2. Muy buen final. Has hecho que mi mente se fuera imaginando cada palabra al largo de tu novela, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  3. No me he podido emocionar más, ¿Sabes por qué? Porque haces magia, transmites sentimientos, y eso, ese Don lo tiene muy poca gente. Escribes genial, nunca dejes. Ojalá esta historia siguiese, pero bueno, enhorabuena por todo el sentimiento que pusiste en ella, lo conseguiste y traspasaste corazones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo en cada palabra de este comentario. haces que consiga meterme de lleno en la historia, y este final... Me ha emocionado!!! Ojalá algún día, tengamos ese "continuará"...

      Eliminar
  4. Me encanta tía ojala haya una segunda parte se da de miedo escribir

    ResponderEliminar
  5. Diiooooos es preciosaa la novee, haz segunda parte porfiis

    ResponderEliminar
  6. Jamás me he emocionado con nada, pero con esta novela te juro que con cada capitulo he llorado. Eres increíble, te lo digo de verdad; transmites sentimientos y has hecho una mezcla de emociones en esta novela que de verdad que me he quedado de piedra así que te obligo a que hagasa una 2º, 3º, 4º e infinitas continuaciones de esta novela tiaaaa!!!

    ResponderEliminar