Vistas de página en total

lunes, 7 de abril de 2014

CAPITULO 45. EL SÍ DE NUESTRA HISTORIA.

Siempre he creído que cuando necesitas pensar, aclararte , despejarte, nunca es conveniente estar solo, alejado del mundo. Porque ahí nunca aclaras nada, eso de irte a algún alejado de todo y mirar al vacío buscando una solución no me ha parecido nunca nada coherente. Y aquel día, bueno aquella noche de Septiembre fui al único lugar del mundo donde puedo hacer eso que hacemos los artistas cuando buscamos la comprensión de alguien, más bien de algo, de la música. Y entre acelerones nocturnos por las calles de Madrid, llegué a mi estudio preferido. El edificio estaba cerrado, sólo el hombre de seguridad vigilaba desde recepción. Las luces estaban apagadas, golpeé un par de veces la puerta acristalada de la entrada y el hombre bastante mayor que ya había visto alguna que otra vez accedió a dejarme pasar al instante.
-Y usted por aquí a estas horas ? Son las dos de la mañana...-dijo mirando su reloj de bolsillo.
-Lo sé, pero necesito mi estudio esta noche....-dije mientras llamaba al ascensor- no hay nadie más no ?-pregunté asegurándome de que podría estar tranquilo.
-No no, todo el mundo se ha marchado temprano hoy, no se preocupe...-me despedí con un gesto de cabeza y tomé al ascensor hasta la planta baja. Estudio número nueve, el de siempre, el de la primera vez. Entré y miré a los lados, tenía aquello un poco abandonado, con la gira, las entrevistas, promoción, anuncios...etc. hacía tiempo que no iba por allí. Me senté en el gran sillón frente a la mesa principal, revuelta de papeles y partituras que creía olvidadas. No sé cuanto tiempo estuve allí, con mi guitarra y mis letras, contando todo lo que me pasaba, lo que pensaba y lo que sentía, las horas se me pasaron volando. El sueño me vencía por momentos, me tumbé en el sofá y eché la cabeza hacía atrás. Miré al techo, cerré los ojos y me impregné del aroma que aquel lugar desprendía, me calmaba, supongo que en parte era por todos los momentos felices que había vivido allí. Y si, la primera vez que la ví era el predilecto de todos ellos. Aquella tarde de otoño, en la que no parecía haber demasiado en esta vida para mí, la ví entrar en el estudio. Podría describiros cada movimiento que hizo aquel día cuando me miraba atenta tras aquel cristal y yo intentaba acabar mis canciones sin morirme del vértigo que daba su presencia. Recuerdo que lo qué más me impresionó fue la forma que tenía de mirar, sí , de mirar. Jamás, os lo juro, jamás he encontrado a nadie por la vida que te transmita con la mirada lo que ella transmite, de hecho aquel día lo hizo. Se cruzó de brazos y tranquila e inmóvil me observó, sin decir nada porque no le hizo falta, pero simplemente la sensación de sus ojos bailando y jugando con los míos me dejó más muerto que vivo. Y es que yo nunca he creído en el amor a primera vista y posiblemente nunca lo haga, pero luego me pasa eso de que recuerdo la primera vez que la ví y me parece incoherente el hecho de que no la haya querido desde el primer momento que sus ojos se cruzaron con los míos , otra cosa más para la lista de cosas sobre ella que nunca sabré explicar, supongo. Y tras ese día siempre tuve claro que la quería a ella para compartir los minutos, y así fue. Siguió haciéndome paraíso los domingos, fiestas las madrugadas y pasé a abrazarla en lugar de taparme con tantas mantas para darme calor por las noches. Y así pasaron las semanas y los meses hasta aquella Nochebuena en la qué todo se rompió durante un tiempo. Y aquello me pareció el puto fin del mundo. Pero siempre he pensado que , aunque suene a tópico, todo pasa por algo, aunque al principio no consigues entender por qué algunas cosas no encajan de ninguna manera. Pero al final lo hacen y Roma encajó para nosotros todo, el amor, las ganas y....bueno sobretodo el amor, o quizás lo encajamos nosotros, no lo sé. Momentos felices a su lado, de esos que no se olvidan he vivido muchos y al final los más importantes son los qué no os he contado. Un noche poco antes de qué me marchase a México, en aquel ático de Madrid que considerábamos únicamente nuestro, me dijo que amaba. Sí, me lo dijo, quizás nunca os lo he mencionado porque creo que hay cosas que llegan hasta un punto tan alto de la intimidad más pura entre dos personas que a veces da hasta vértigo contarlo. Pero lo hizo, desnuda en nuestra cama, tras hacer el amor, me dijo que me amaba. Y creo que jamás me he sentido tan jodidamente grande en el mundo, como cuando escuché aquellas palabras, porque ella lo hace, produce esa sensación. Te hace sentirte grande por el simple hecho de quererte. Y tras aquel "te amo Hugo" que pronunció con las más exquisita sinceridad que puede hacerlo alguien, no supe que decir. Qué haces cuando una persona como ella te dice que te ama ? Qué le contestas ? Cómo le explicas lo que sientes ? No se han inventado palabras para hacerlo, así que simplemente la besé. Porque ella ya estaba acostumbrada a qué no contestase a cosas como estas y la besase en lugar de hacerlo y recibía mis labios de la única manera que las personas cómo ella saben, con locura, o amor quizás, creo que con ella esas dos palabras sonaban a lo mismo. Y  supongo que lo qué nos pasó después es que la distancia no la habíamos planeado o que como ella dijo, el amor se nos había quedado muy grande. En el fondo tiene razón, porque creo que nos quisimos a destiempo, o quizás nos quisimos todo el rato pero encontramos el valor para decírnoslo cuando el otro estaba ya demasiado perdido. Fue un constante de idas y venidas, de perderla demasiadas veces, de engaños, pero sobretodo de ser cobardes con nosotros mismos. Y al fin y al cabo estamos aquí, juntos. Quizás nuestra relación no sea la más larga del mundo, pero sí la más intensa y es que en apenas un año hemos superado más cosas de las qué cabría imaginar y lo seguimos haciendo. Y si algo sé , es que  hay una puta verdad universal que tengo clara desde el día qué me concedió el privilegio de fijarse en mí y es que os juro, que con ella todo vale la pena. O por lo menos así había sido hasta hoy.

-Hugo....Hugo....-escuchaba mi nombre a lo lejos, como en un susurro, pero los ojos no se abrían- Hugo despierta de una puta vez !!- ahora sí, aquel grito, la voz de Antonio inconfundible, me despertó. Al principio no supe dónde estaba y tuve que mirar hacia los lados para comprobar que efectivamente, me había quedado dormido en el estudio la noche anterior.
-Que....qué hora es ?-dije incorporándome y pasando una mano por mis ojeras.
-Las nueve de la mañana, tú de qué vas ? Crees que este es tu refugio particular ?- dio un golpe en mi hombro cuando intentaba levantarme. Me cabreé y le fusilé con la mirada, pero la aguantó con firmeza.
-Necesitaba componer y en casa...-ni si quiera me dejó terminar, estaba demasiado firme aquel día.
-Sí, me lo supongo habrás discutido con Malú....es por lo de México no ?-saqué mi cabeza, escondida debajo de un cojín, tras oír aquellas palabras.
-Lo sabía todo el mundo menos yo o qué pasa ? -dí un golpe contra el respaldo del sofá y a Antonio le cambió la cara. Se quedó callado y se sentó del revés en una silla que colocó a mi lado. Me miró atento,estaba esperando a qué yo añadiese algo más.- no sé qué voy a hacer, no me mires así...
-Mañana tiene que aceptar la oferta, así qué lo que vayas a hacer hazlo ya...-dijo con toda la calma posible. Antonio siempre ha sido un tío que sabe cómo hablar, cómo ayudarte ante cualquier situación y creo que jamás visto a nadie que te lleve por el camino por el qué debes ir, mejor de lo qué él lo hace.
-Mierda...-solté un suspiro y llevé mi cuerpo hacia delante apoyando los brazos en mis piernas y bajando un poco la cabeza- es que....es que no me siento capaz de estar con ella de esa manera, no sé , no puedo...-la voz me temblaba, estaba nervioso, tragué saliva por miedo a emocionarme.
-Mira chaval...-apoyó una mano en mi hombro y lo apretó bien fuerte, me miró a los ojos y me habló calmado- tienes miedo y es normal, porque la distancia cuando se trata del amor, acojona...-hizo una pausa y sin mover un solo músculo, continuó- pero no la culpes por querer hacer lo que le llena, con una mujer cómo ella, las cosas nunca han funcionado así..
-No la culpo, pero estoy harto de qué nada nos pueda salir nunca bien...-me levanté del sillón, estaba demasiado tenso cómo para seguir sentado, Antonio me imitó- qué mierda es esta ? qué cojones se supone que tengo que hacer para poder estar con ella ? el mundo no tiene nada mejor qué hacer, que hacernos esto imposible ?-abrí los brazos, estaba ya gritando, la presión de no saber qué hacer me podía, sentí una impotencia que nunca antes había sentido.
-Hugo...-rió al escuchar mi última pregunta- puede que el verdadero problema sea tuyo y es que no estás completamente seguro de qué esto pueda funcionar, si lo estuvieses no habría dudas...-lo escuché atentamente mientras mi respiración agitada se tranquilizaba- vamos no me jodas chaval, ella vale la pena aquí y a diez mil kilómetros de distancia !-me lanzó un cojín a la cara, estaba echándome la charla de mi vida- pregúntate tú...-me señaló con el dedo- si puedes apostar por lo que tenéis al máximo o si no eres lo suficientemente valiente cómo para garantizarle que saldrá bien, tienes dos opciones: seguir ahí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida hagas lo qué hagas....o apartarte definitivamente y construir tu vida sin ella, a partir de aquí y no te miento, puede que sea lo mejor.. -fue lo último que dijo sobre el tema aquel día. No necesité nada más. Había asumido lo que iba a hacer, lo tuve claro, tanto para bien como para mal.

La llamé aquella noche.Tenía que aclarar demasiadas cosas, bueno en realidad sólo una, posiblemente la más importante de mi vida. Sonó el primer tono y no respondió, tampoco lo hizo a los diez siguientes y no sé cuantas veces tuve que llamarla para que respondiese, pero la décima llamada fue la buena.
-Hola...-fui el primero en hablar, se quedó callada segundos después.
-Hola...-le siguió un suspiro roto, que me heló la sangre.
-Necesitamos hablar -lo dejé claro, tampoco quería añadir mucho más por teléfono.
-Si, lo necesitamos....eee....-titubeó unos segundos con la voz cansada- vienes a casa o... ?
-No -la corté rápidamente- nos vemos en tu ático del centro ? -pareció sorprenderle mi pregunta porque se quedó sin nada qué decir durante un instante. Pero la respuesta fue afirmativa, no necesité más, me puse en camino.
Llegaba tarde como de costumbre, eran las once de la noche y yo la esperaba apoyado en mi moto, a pocos metros del portal. Sabía que le había sorprendido mi propuesta de venir aquí. porque tenía este estudio abandonado .Yo no había vuelto desde nuestra última noche antes de irme a México. Pero este lugar era el qué necesitaba, el ideal, el qué más calma me transmitía del mundo. Pasados diez minutos llegó caminando. Se colocaba la melena una y otra vez , estaba nerviosa. No me vio al llegar y tuve que silbar para qué se fijase en mi presencia. Me miró un instante y ni si quiera vino hacía mí, caminó al portal y me esperó , de pie y de brazos cruzados antes de abrir la puerta. Un tímido hola fue lo  que nos dijimos. Lo único que se escuchó durante el trayecto en ascensor fueron sus suspiros, ella miraba al suelo y yo al techo. Cómo dos cobardes qué no pueden ni mirarse a la cara. Entramos en el ático, desprendía el mismo aroma que siempre, las mismas sensaciones. Le indiqué con la cabeza que subiésemos a la terraza y ella asintió bastante seria. Lo primero que hizo al encontrase de frente a la gran ciudad fue encenderse un cigarro. Me apoyé en el balcón, me deshice de mi chaqueta de cuero y esperé a que lo terminase, pensé en lo qué iba a decirle, tenía cada palabra que saldría de mi boca perfectamente planeada y eso me relajaba un poco.
-Hugo yo...-me giré porque habló antes de lo qué yo pensaba- siento no haberte contado esto antes, merecías haberlo sabido el primero-me dijo dando la última calada a su cigarro y apagándolo para continuar- pero has de saber, que mañana tengo que dar el sí a mi oferta y...-no la dejé terminar.
-Lo sé -fui claro y le extrañó tanto que no dijo nada los próximos segundos- Malú he estado pensando mucho sobre nosotros...-noté su tímido respirar para coger aire, temblaba- sobre lo que tenemos y sobre lo que hemos tenido, sobre toda nuestra historia...-ella me miraba muy atenta, pero yo no. Me conformé con admirar las luces de todo Madrid aquella noche, un poco estúpido verdad ?, mostraba una indiferencia ante sus ojos de la que nunca me creí capaz- y creo que hemos pasado por muchas cosas no ?-la ví asentir de reojo- nos hemos ido tantas veces que ya no lo recuerdo y hemos vuelto otras tantas, pero sabes ?-dije rascándome la cabeza- creo que nuestro problema ha sido que no nos hemos terminado de ir y ya estamos volviendo, siempre lo mismo...
-Ya Hugo pero no puedo....-solo dijo cinco palabras y su voz no parecía dar para más.
-Por favor déjame terminar...-la miré apenas un instante y seguí a lo mío- y debo decirte que creo plenamente en la casualidad de haberte conocido aquel día y me parece injusto...-me tomé un segundo para consultar con el puto infinito lo siguiente que iba a decir, aunque lo tuviese muy claro -me parece jodidamente injusto qué después de todo, tenga que estar aquí discutiendo porque te vas a vivir a la otra parte del mundo...
-Lo entiendo Hugo -me giré por primera vez en la conversación. Su rostro mostraba una angustia qué pocas veces había visto en ella, se notaba que había estado llorando y qué sus nervios la estaban dominando por completo. Yo estaba muy calmado, no se podía apreciar ni un ápice de miedo en mi mirada. Creo que quería que la abrazase en ese momento, pero no podía aunque las ganas me matasen y volví a deshacerme de sus ojos intentando alejar el peligro por ahora.
- Y creo que nos merecemos mucho más, los dos...-solté todo el aire que me contenía y sentí el nudo de mi estómago apretarme más y más- los dos nos merecemos a alguien con el qué compartir el resto de nuestra vida pese a todo...-tras esa frase supongo que empezó a esperarse el final predecible porque miró al suelo buscando fuerzas por primera vez en toda la conversación- así que Malú...-me giré por completo hacia ella sin soltar su mirada- pase lo qué pase, hoy o mañana, o dentro de mil años...-tomé su mano con toda la fuerza posible mientras la mía viajaba por el bolsillo del pantalón, sacando el anillo que había comprado horas antes- quieres casarte conmigo ?
Nuestras respiraciones se detuvieron al instante. La miré y esperé ese Sí, que tanto tiempo llevaba prometiendo...

4 comentarios:

  1. Waaaaaaaaaaaaaaah! Se me han puesto los pelos como escarpias con las 5 últimas líneas!! Po' favó no nos dejes así!!!!

    ResponderEliminar
  2. Diosss k intriga porfavor!!! Me has dejado cn la boca abiertaaa!!! Necesito el proximo cuanto antes xfavor!!!

    ResponderEliminar
  3. Diooos por favor sube pronto el 4666 necesito leerlooo

    ResponderEliminar
  4. x dios bendito el 46 yaaaaaaaaa k nervios!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar