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lunes, 31 de marzo de 2014

CAPITULO 42. RECORDANDO TUS TE QUIEROS.

Su silueta contrastaba con el amanecer que inundaba el paisaje. Estaba de espaldas, apoyada en la barandilla de la gran terraza. Miraba el mar tranquila y serena, pero en ocasiones cerraba los ojos para disfrutar todavía más de la sensación de ser la primera en ver salir el sol. Esta vez no me había esperado. Pero para sensación bonita la de admirar sus curvas, la miraba desde el salón, únicamente vestía una camiseta ancha, que le llegaba poco más abajo de sus caderas. Ladeo un poco la cabeza, sus piernas, más morenas que nunca, parecen un trampolín al paraíso. Y deseo quedarme ahí, en esa posición mirando su cuerpo de lejos toda la vida. Aunque con ella siempre es mejor cerca que lejos. Me acerco con mi respiración cómo único ruido y rodeo su cintura por detrás. No la veo, pero intuyo su sonrisa cuando, con fuerza, acaricia mis brazos y coloca su cabeza en mi hombro.
-Te parece bonito salir así a la terraza ?-digo en su oído , ríe suavemente y acaricia mis brazos, con una dulzura que casi no puedo describir.- si quieres provocar podrías haberlo hecho ya del todo...-con un rápido giro agarro fuerte su cintura para dejarla en frente de mí. Supongo que pierdo un poquito más la cordura en la sonrisa que me encuentro tan de cerca, y desconecto de todo en el instante que me reservo para mirarla. Anuda sus brazos en mi nuca y lentamente mis manos frías viajan por sus caderas haciendo que suelte un suspiro ahogado que la haga reír de nuevo.
- Buenos días cariño...- Cada palabra la dice un poquito más cerca de mi boca y a la última ya está en mis labios. Habré descrito mil besos suyos, mil bailes de su lengua y de la forma de sus labios en contacto con los míos. Habré hablado de cómo lleva su respiración al compás de cada roce o de cómo sonríe en mi boca haciéndome partícipe de semejante maravilla. Pero os juro que cada beso es distinto y mejor que el anterior. Sobretodo aquella mañana, cuando pasa más tiempo en mi boca de lo esperado. Y me derrito y acaba por faltarme el aire allí a su lado, aunque me sienta en el lugar con más calma del mundo. Pero eso es el amor, que te deje sin respiración y sea oxígeno al mismo tiempo.
-En qué pensabas ?-digo dejando un poco de espacio entre nuestras caras, tras el largo beso.
-En muchas cosas...-se encoje de hombros y una media sonrisa me hace ver que algo no va bien. Sabe que voy a decir algo pero se adelanta- mañana volvemos a Madrid y no sé...-ladea un poco la cabeza sin encontrar las palabras necesarias para explicarse.
-Que es lo qué no sabes ?- frunzo el ceño pero ella se vuelve a tomar su tiempo. Acaricio su cintura desnuda mientras mira al vacío con la horrible manía de quedarse callada cuando más tiene que decir.
-Hugo tengo miedo de qué nuestra felicidad se quede aquí...-suelta de repente. Y no puedo evitar que me entre la risa al escucharla. Y ella se echa un poco hacia atrás sin entender nada, pero es que es verdad. Podría contestarle mil cosas tras esa frase y cada una más bonita que la anterior, pero encuentro la adecuada al instante.
-La felicidad somos nosotros nena,  tú y yo sin más...-acaricio su mejilla y se le tiene que escapar esa sonrisa tonta que habla más de mí que de ella- tú me lo dijiste un día, la felicidad no son lugares no ?-no la veo convencida, solo finge que lo está durante un momento y opto por la manera más fácil de calmar a alguien que quieres, sobretodo a ella. La abrazo. Un abrazo grande y suave a la vez. Y aunque al principio se sorprende por mi gesto, al segundo pone más ganas en él si cabe. Y me abraza como solo ella sabe hacerlo , sin ninguna prisa y con amor. Que al fin y al cabo es siempre su ingrediente secreto, para todo. Y le doy calma, esa calma que lo invade todo y que nos invade. Y si hace evidente cuando suelta un suspiro en mi hombro y acaricia con mimo mi nuca. Me mira antes de deshacerse de mis brazos y sonríe un poco.
- Sabes ? he estado pensado en muchas cosas, pero sobretodo en una...-levanto las cejas y ella se apoya de nuevo en el balcón, mira un segundo al mar y después hace lo mismo con mis ojos. Divertida, risueña pero serena.- amor es que...-muerde su labio inferior y la incertidumbre me invade por instante.- no quiero perder más el tiempo contigo Hugo, quiero verte al acostarme y al despertarme por las mañanas, quiero que estés en casa cuando llegue de un concierto y quiero esperarte con una copa de vino en el sofá, para contarte cómo me ha ido el día y...-tiene que hacer una pausa al ver que prácticamente se me para el corazón, aunque con ella eso suene a chiste. Aprovecha para acercarse de nuevo y poner sus manos en mi pecho.-quiero hacer el amor contigo sin que nos importe la hora que sea y que me prepares el desayuno por las mañanas, quiero que estemos solos tu y yo....-se para y toma aire para soltarlo riendo instantes después-me he explicado bien ?
-Malú me estás diciendo...-trago saliva antes de perderme en esos ojos que parecen eclipsar a un millón de estrellas-que quieres que vivamos juntos ?-asiente sin decir nada. Y le chispea la mirada y la sonrisa da un vuelco a todo solo por ser de ella.
-Amor quiero vivir contigo los trescientos sesenta y cinco días del año y de todas las formas posibles...-lo dice lentamente pero desprendiendo pasión a cada palabra. Y movida por una emoción que sólo ella sabe sacar se lanza a mi cuello y se anuda a él antes de besarme. Y nos reímos en medio del beso porque no nos lo creemos, o yo por lo menos. Eso de que si antes se me hacían cortos los días por eso de verla, ahora me van a hacer falta horas para vivirla. De todas las formas posibles.

Esa noche buscamos nuestra particular despedida de Barcelona. Ella se empeñaba en que nos quedasemos en la playa, cenando en frente del mar y despidiendo la casa cómo dios manda, ya me entendéis. Pero yo me opuse, quería pasar una noche especial y diferente por el centro de la ciudad condal, enseñarle cómo es Barcelona de noche. Reservé mesa en el restaurante de un conocido hotel del centro. Ella aceptó a regañadientes no le apetecía nada arreglarse, andar semidesnuda por el salón se había vuelto una costumbre ya. Pasó media hora pensando en el vestido que ponerse, media hora de reloj. Pero me daba un poco igual, yo disfrutaba viéndola vestirse y desvestirse cada cinco minutos.
-Este es el definitivo !!-gritó de espaldas desde el vestidor. Reí y me acomodé un poco más al borde de la cama, esperando para ver su particular desfile de modelos. Pero la risa se me atragantó cuándo la ví de frente con un vestido negro, con toques brillantes que le llegaba poco más arriba de sus rodillas. Pone una mano en su cintura y se viste con la más preciosa de las sonrisas- qué , estoy guapa ?- simplemente tomo mucho aire y la miro fijamente al escuchar la pregunta. Porque me quedo sin palabras, de dónde las saco ? Cómo le explico que es lo más bonito que puede llegar a serlo alguien y os juro, que me frustra no poder contárselo. Sonrío, porque siempre he pensado que mi sonrisa habla mejor que yo. Y cuando se trata de ella todavía más. Me acerco y agarro sus caderas con una mano y con la otra sostengo su rostro. Ríe por verme así., tan muerto por cada centímetro de ella.
-Mmmm cariño creo que me estoy empezando a replantear lo de quedarme en casa...-intento besarla pero se aparta corriendo y deja sus labios en mi mejilla, pero lo hace demasiado rápido como para que pueda notarlos.
-Ahora que ya me he vestido te aguantas...-dice buscando sus tacones, por el fondo del armario.
-Bueno puedo hacer un esfuerzo y desvestirte yo si quieres...-le guiño un ojo mientras camina de un lado a otro de la habitación buscando su maquillaje, encuentra su barra de labios rosa y comienza pintárselos con sumo cuidado.
- Si ? Pues por gracioso igual no me desvistes ni esta noche...-levanta las cejas y pone cara de ofendida al coger su bolso. Me apoyo en el marco de la puerta y se acerca sugerente , quedándose demasiado cerca de mi boca. Abre la suya y suelta ese aire que precede a sus besos y que sabe que me vuelve loco. Ese aire que sabes que durará un instante porque lo siguiente que notarás serán los labios de la otra persona. Pero ella siempre ha sido de romper esquemas y su suave risa es lo qué viene después .Supongo que esa suerte, sólo la tengo yo.
Caminamos por las calles de Barcelona, agarrados de la mano. Tiempo atrás quedan los momentos en los que nos escondíamos de todo y de todos. Creo que por eso ahora es cuando siento que lo nuestro va mejor que nunca, porque hemos evolucionado demasiado. Y me entran escalofríos al pensar que apenas ha pasado un año desde que la conocí en aquel estudio de Madrid, sin embargo parece que lleva conmigo toda la vida. Porque hay personas así aunque no lo creáís, que de alguna forma te marcan la existencia. Es un juego del destino que coloca en tu camino a gente que por arte de magia, o sin ella, influyen en tu vida hasta limites que creíais inimaginables.
Disfrutamos de una cena increíble en una de las últimas plantas del hotel, con unas vistas espectaculares. Todo Barcelona se levanta ante nosotros y la observamos desde la gran cristalera que tenemos delante.
-Mira allí a lo lejos, el Palau Sant Jordí...-está sentada en frente de mí acabando su  copa de champán. En ese momento prefiero mirarla a ella que al paisaje. Le brillan los ojos de emoción y de ganas, y muerde su labio inferior como al final de un concierto, sin creerse lo que siente encima del escenario.
-Vuelves en Octubre no ?-esta demasiado embobada y no me mira, está concentrada.
-Si...-coge aire y sonríe timídamente, pero las ganas se le notan ya en la mirada- pero no era por eso por lo qué lo decía, no sabes  por qué es especial ese lugar para nosotros ?- ahora sí, se gira y ladea la cabeza esperando mi respuesta. Os juro que busco por todos los rincones de mi mente pero no sé a qué se refiere.-allí fue dónde...-no le dejo terminar la frase.
-Sí, allí fue donde me dijiste por primera vez te quiero, no lo había olvidado...-se derrite por dentro al escuchar mi respuesta.- no te lo vas a creer pero aquel día me quitaste la palabra de la boca, iba a decirlo yo primero...-ríe y levanta una ceja sin apartar su mirada de la mía.
-Sabes ? yo no supe que te quería hasta ese momento...-hace una pausa mirando al vacío como intentando recordar- pero cuando me bajé de aquel escenario lo único que quería era verte y decírtelo, fue de esas cosas que sientes en ese instante y no puedes controlar...-Tras eso, sólo me quedan palabras para decirle cuanto la quiero, pero no me deja se levanta de la mesa y toma mi mano. Me adelanto y antes de que tire de mí con fuerza , pago la cuenta, entre risas. Me lleva hasta el ascensor y cuando creo que lo hace porque quiere llegar rápido a casa, pulsa el botón de la última planta.
-Qué haces ?-digo sorprendido intentando volver a pulsar el botón para bajar. Pero ella me frena ríendo.
-Tranquilo Hugo, qué tengo una idea...-vuelve a coger mi mano con más fuerza y las puertas del ascensor abriéndose , frenan por completo nuestro beso. Llegamos a un pequeño hall, con una gran puerta al fondo, camina decidida mirando hacia atrás con una sonrisa cada pocos pasos, la abre y tira de mí rápidamente. Lo primero que siento al salir, es frío, mucho frío. No veo nada porque en lo único que me fijo es en cómo camina, pero cuando levanto la vista veo a lo que se refería. La azotea es inmensa, parece que estemos en el puto cielo de Barcelona, iluminados únicamente por las luces de la ciudad. no hay nadie, el sitio está lleno para nosotros se separa un poco de mí y abre los brazos, tras ella una gran piscina hace todavía más mágico el lugar.
-Te gusta ?-dice sonriendo.- recuerdo este sitio, de una de las primeras veces que vine de gira a Barcelona, es increíble no ?- ríe todavía más y me mira. Y la miro, como no. No lo entiendo. No entiendo como puede causar todo lo que causa en mí, tantas cosas, así de repente solo por el hecho de verla así, tan ella, tan mágica. Como sonreír hasta olvidar por qué habías empezado a hacerlo. Eso resume mi vida con ella.
Me acerco y la rodeo con mis brazos, respiro hondo y susurro en su oído:
-Me gusta porque estás tú, Barcelona dejó de importarme ya hace rato...-suelta una leve risa en mi oído y muerde su labio inferior muy cerca de los míos.
-Ven, vamos...-tira de mí, baja unas pequeñas escaleras hasta el borde de la piscina. Mira hacia el agua y luego hacía mi, Queriendome decir con los ojos qué es lo proximo que le apetece hacer. Cuando voy a negarme rotundamente a su particular locura, pone un dedo en mi boca y con un "shh" me hace callar. Da un paso hacia atrás y se saca los tacones lanzándolos a un lado. Sus manos vuelven a su vestido y se lo desabrocha poco a poco, sin dejar de mirarme. Me mira y me mata. Aunque últimamente con ella estas dos cosas significan lo mismo. Deja caer la prenda de ropa a sus pies y mi respiración comienza a acelerarse y a pararse al mismo tiempo. Levanta una ceja y se ríe, cómo despreocupada, cómo viva, cómo siendo ella en cada instante que lo hace. Va a más. Continúa por su sujetador y pasando la lengua por sus labios, lo deja caer a la piscina. Trago saliva, el tiempo se me está haciendo eterno y su cuerpo empieza a quedarse pequeño para todos los besos que quiero dejar en él, en ese momento. No se para y se desnuda del todo, el calor en cada poro de mi piel es cada vez más y más intenso. Y cuando saca a pasear esa sonrisa de locura que solo usa para determinadas situaciones ya no puedo más.
-Te apetece un bañito mi amor ?-camina hacia mí y besa mi cuello. Demasiado bien como para que pueda resistirme. Un minuto después estoy desnudo con ella en la piscina. Me acerco a su boca, acaricio su pelo como alargando ese momento que precede a los besos y que en el fondo es siempre lo mejor. Sus labios son tan apetecibles. Con un primer intento me quedo a un centímetro de besarlos, porque se aparta con una sonrisa mordiendo los suyos. Pero al siguiente ya doy en el blanco, porque agarro su cintura y no encuentra escapatoria alguna. Esta vez es mi lengua la que marca el compás, bebo de ella, muero con ella, vivo con ella y todo lo qué se pueda hacer en un beso. Sus manos se agarran fuerte a mi nuca y siento su piel demasiado cerca, mojada y suave. Muerde mi labio inferior y juega con él un buen rato, su lengua divertida baja y baja más y más. Y no existe ningún limite en lo que hacemos. Porque aquella noche estoy un poquito más cerca del cielo de nuestra Barcelona. Más cerca del cielo en todos los sentidos.

viernes, 28 de marzo de 2014

CAPITULO 41. FIN DE LA GUERRA.

Nuestro beso se hizo eterno por varias razones. Porque era el final y el comienzo de demasiadas cosas. Era el beso dónde todo el orgullo, cobardía y demás tonterías se habían quedado a un lado, bien lejos de nosotros. Dónde empezaba lo nuevo o lo no tan nuevo para los dos. Dónde volvíamos a ser nosotros , por el simple hecho de besarnos y de desearnos de tal manera. Fue el beso dónde a cada roce con sus labios la quise más, y más, y más. Hasta un limite que creo que ya no existía y lo demás me era bastante indiferente. Porque dicen que cuando quieres a alguien de la forma que yo la quería a ella, todo lo demás pasa a un segundo plano. Y creerme que era así. No me ocupaba de otra cosa que no fuese de su boca y mis manos permanecían en su cintura, inamovibles, pero el agua empezaba a molestar. Bajé hasta sus piernas y con un impulso la levanté y se enganchó a mi cintura. Sus brazos seguían anudados a mi espalda con fuerza y permanecieron así durante  todo el camino hasta la orilla. Entre besos , más besos y un calor que ya no soportaba, caímos los dos en la manta en la que minutos antes habíamos contado estrellas en el cielo, haciéndonos pequeños durante un instante. Quedó tumbada debajo de mí y mis manos rozaron su piel rápidamente, la echaba demasiado de menos. Sus dedos acariciaron mi abdomen de arriba a abajo, cómo paseando por un lugar que ya conocían de sobra. Me acerqué todavía más a ella, si es que existía todavía distancia entre nosotros, para besar su cuello. Mordí el lóbulo de su oreja y bajé lentamente hasta sus pechos. Sus manos estaban en mi nuca, llevando a mi boca por los lugares de su piel que más placer le provocaban. No tenía ningún control sobre mí mismo y creo con ella lo había perdido hasta el fin de mis días. Frené en seco un instante:
-Estás segura de que quieres hacerlo aquí ?- mi respiración jadeante no me dejaba ni hablar. Su respuesta fue simple. Agarró todavía con más fuerza mi nuca y la atrajo hasta su boca para besarme de nuevo sin piedad. Su lengua producía un extásis en mi boca comparable a pocas cosas. Se entretuvo bastante ahí, en mis labios. Y yo pasé a deshacerme de la parte de arriba de su bikini, mis manos bailaban por su piel demasiado rápido y su voz en formato gemido llegaba a mis oídos empujándome a ir más allá. Deslicé mis dedos por todo su abdomen y antes de deshacerme de la última prenda de ropa que me separaba de toda ella, ví algo que no recordaba en ese sitio. Una frase en árabe estaba tatuada en el mismísimo borde de su vientre, frené un instante mi viaje por su cuerpo y la miré. Una sonrisa pícara deleitó todavía más a mis sentidos. Pasé mi mano por su tatuaje en una caricia demasiado excitante sin apartar mis ojos de los suyos. Mordió su labio inferior y soltó un suspiro ahogado. Sonreí demasiado rápido pero es que con ella era inevitable. Antes de que me diese cuentas sus manos estaban ya bajando poco a poco hasta mi bañador. No dudé un momento más y la desnudé por completo. Y cuando estábamos los dos ya todo lo cerca que se puede estar de alguien, bueno casi, coloqué mis manos a ambos lados de su cabeza y me permito un único instante para admirar su cuerpo, siento el vértigo al asomarme a sus caderas. Y decido morirme allí por exceso de ganas. O por exceso de amor, ya no lo sé. Porque no le encuentro sentido a nada de lo qué un día me hizo dejarla. La deseo, la deseo a toda ella, sin excepción, y le hago el amor llenándome de todo lo que me provoca. Y se aferra a mi espalda como si de un precipicio se tratase, agarro sus muslos y suspira de frente. Pero no la dejo, la beso y hago de sus gemidos los míos también. Y nos perdemos, el uno en el otro o el otro en el uno, elegid el orden qué queráis.
-Dios Hugo...-dice con un aire ahogado que me enciende aún más. No podría explicar con palabras lo que me produce su voz de esa manera, tan sensual y tan rota de placer. Mis manos mueven sus caderas a un compás que reinventamos con cada movimiento. Y seguimos en nuestro particular baile y sonríe mientras bailamos, sonríe movida supongo, por eso que estamos sintiendo al mismo tiempo, orgasmo quizás, o amor ,que a veces es lo mismo. Nos movemos lento y suave, cómo el ritmo de las olas que ocupaban un pequeño espacio en nuestro particular paraíso. Porque nosotros nos sentíamos más grandes aún, más que todo. Eramos el centro de todo lo que existía. Y es que el mundo empezaba y terminaba en nosotros. Porque me besa al ritmo del amor , con sus manos perdidas por mi pelo ligeramente húmedo todavía. Me besa y os juro que con ella, me sobra el universo.
Algunas estrellas después, la veo tumbada a mi lado, desnuda y dormida. Cubierta únicamente con una fina manta que apenas le llega por los tobillos, ni si quiera a querido vestirse. "Dormir desnudos junto al mar es mejor" me ha dicho y tengo tantas deudas con su boca, que decirle que no nunca ha estado en mis planes. No puedo dormir, acariciar su cuerpo desnudo me parece demasiado apetecible en esos momentos, de hecho se ha quedado dormida así, entre mis brazos y caricias.Y dibujo te quieros en su piel hasta que llega el sueño y me vence por completo.
Tiempo después, no sé cuanto, los primeros rayos de sol comienzan a pintarse en el horizonte. Despierto con el ruido del mar de fondo y las primeras luces del día. Mi primera mirada va directa en su busca, no está ya  a mí lado. Me incorporo y la veo en la orilla. Únicamente vestida con mi camisa que le llega por las rodillas, fuma un cigarro mientras se gira para mirarme divertida. Sonrío y ella lo hace conmigo. No se le ha olvidado la sonrisa en ningún lado. Suelta todo el humo del cigarro, con sus ojos clavados en mí, lo hace despacio y concentrada pero termina por reírse. Se acerca , caminando despacio y sin prisa alguna, se sienta a mi lado y mis manos van directas a acariciar sus piernas.
-No me acordaba...-suelto de repente. Levanta un poco las cejas y sonríe.
-De qué ?- dice muy bajito, sólo para los dos.
-De lo qué era despertarse contigo...-ni si quiera sonríe. Bueno si, pero lo hace ya en mi boca. Con el primer beso del día, dulce, cómo ella.
-Yo también lo echaba de menos -dice todavía en mis labios. Acaricio sus mejillas antes de que se separe por completo.
-El qué ? Esto ? -digo haciendo referencia a todo lo que supone amanecer juntos y a no tener que esperar para ver los ojos del otro, segundos después de abrir los nuestros. Tarda unos segundos en contestar y se lo piensa pasando la lengua por su labio superior.
-Todo...- suelta sin más. Levanta una ceja y me mira seductora mientras se acerca de nuevo a mí, deja un beso en mi cuello muy suavemente y levanta la mirada de nuevo-te echaba de menos a ti.- Esas seis palabras rebotan en su sonrisa y salen disparadas hasta mí, se cuelan dentro y me desordenan todo un poquito más.
-Ah sí ?-digo besando su hombro, no se mueve sólo asiente ignorando mis besos.
-Hace ciento cuarenta y ocho días, trece horas, veinticinco minutos y siete segundos que te estoy esperando...-rio en su cuello al escucharla y detengo mi camino de besos. Espera a que conteste y la miro muy serio, quizás demasiado.
- Y qué me quieres decir con eso ?-hago una pausa y suelto una leve risa de felicidad. Me parece mentira que aún no se haya dado cuenta, porque me mira sorprendida y sin entender nada- cariño yo llevo esperándote toda la vida...-a partir de ahí vuelve a besarme con pasión, con ilusión , con amor, con todo lo que se pueda poner a un beso. Meto mi mano bajo su camisa, la desabrocho suavemente a la vez que ella va tumbándose poco a poco. Me detengo un momento, me había olvidado de una cosa- vas a contarme ya lo qué significa ?-digo señalando con la mirada a su tatuaje, con la luz se aprecia mejor. Es una frase escrita en una letra similar a las que ya tiene por todo el cuerpo. Se ríe suavemente y aparta la mirada hacia el vacío. Me mira de nuevo desde abajo, risueña y un poco nerviosa, se incorpora de nuevo y se queda justo frente a mí.
-Te acuerdas de lo qué te dije en aquella habitación de hotel, hace cuatro meses ? -asiento muy poco convencido. Toma aire y me mira más todavía, como queriendo contarme todo lo que ha pasado en este tiempo solo con los ojos.-pues lo sigo pensando Hugo y lo pensaré siempre...-se encoje un poco de hombros y une a su mensaje una leve sonrisa intentando restar importancia a lo qué va  a decir- se nos quedó muy grande el amor....-abro mucho los ojos tras oírlo.
-Has puesto eso ?-digo tragando saliva. Asiente lentamente sin dejar de mirarme, entrelazo mi mano con la suya y la acaricio con mi dedo gordo.
-No ha sido solo por lo nuestro...en el fondo siempre he creído mucho en esa frase...-mira al vacío buscando fuerzas para explicarse- he pensado mucho en ello estos cuatro meses, en qué quizás no sabemos querer bien a las personas, cómo merecemos que nos quieran-baja el tono de voz, por miedo a emocionarse. No sé si va a seguir hablando, pero yo la espero, porque quiero que lo haga. Y mientras tanto la miro hacer dibujitos en la arena, pensando en dios sabe qué. Pero yo no sé hacer otra cosa que eso, mirarla y quererla- y no quiero que nos vuelva a pasar Hugo...-ahora si, un suspiro de llanto inunda toda la frase.-quizás sabemos querernos, pero el miedo a perdernos hace que lo jodamos todo por completo
-Cariño...-la mirada se le enciende durante un instante al escucharme- lo jodimos todo porque simplemente no supimos como quedarnos...-sonríe timidamente y ladea la cabeza buscando entenderme- y nos separamos por eso, porque no encontramos razones suficientes para decirnos lo que nos queríamos...-paro el tiempo un instante para colocar el pelo detrás de su oreja- pero te quiero y podría darte mil razones..-acaricio su mejilla y cierra los ojos un segundo disfrutando de mi caricia-no creo que haya nada más importante que eso.
-Entonces ahora qué ?- pregunta sonriente sin creérselo mucho todavía- volvemos a empezar ?- me entra la risa al oír su pregunta.
-Malú,  es que nosotros nunca hemos terminado.-ojalá pudiese explicar en una frase lo que me provoca verla sonreír como lo hizo tras esa frase. Y por un momento le veo sentido a todo a lo qué nunca se lo he visto. Creo que a lo mejor el amor es una excusa para encontrar alguien que sepa qué hacer con nuestras vidas. Y ella lo sabe, por eso me mira así, deseando que la bese. Tomo su rostro entre las manos, pero me interrumpe antes del beso.
-Te quiero Hugo y hacía demasiado que no te lo decía...-Sonrío y la beso. La beso sincronizando mis ganas y las suyas y me doy cuenta de qué lo que imaginé hace unos segundos se confirma. Si, su boca sabe a fin de la guerra. Y no sabéis que sabor tan bonito es ese.


miércoles, 26 de marzo de 2014

CAPITULO 40. TÚ, YO Y LA FELICIDAD.

Amaneció bonito. Por varias razones, supongo que la primera era que el sol bañaba ya todo el horizonte provocando una sensación de esas que hacen que mires con otros ojos el día. La segunda era la más obvia, ella. Volver a poder compartir los amaneceres, las tardes y las madrugadas con ella, aunque fuese de distinta manera, daba más sentido a cada una de las veinticuatro horas que tenían los días, aunque con ella parecían muchas menos.
A eso de las once Helena ya se había ido, a pesar de mis insistencias porque se quedase un día más, o los que ella quisiese. Repitió mil veces que tenía cosas que hacer pero yo sabía de sobra que se iba para no molestar. Mis sobrinos y yo ya estábamos en la playa desde mucho antes, estaba desierta por cierto, construíamos un castillo justo en la orilla que la marea se encargaba de borrarnos cada cierto tiempo. Pero eso les divertía, ser los primeros en reconstruirlo. Y es como cuando intentas arreglar algo que se ha roto en mil pedazos, el amor por ejemplo, pero esta roto. Y no entiendes como algo tan bonito puede estropearse tanto.
Levanto la vista de la arena unos segundos y la veo entrando en playa, a unos metros de nosotros. Lleva el bikini puesto y como comprendereis a mi me hace falta que alguien me reanime cuando veo su curvas después de tanto tiempo. El bikini azul celeste le hace la piel todavía más morena, resaltando todavía más  todos sus tatuajes, bueno, o casi todos. El viento remueve su larga melena ahora más oscura y de paso me remueve a mi por dentro también. Y cuando nos sonríe, entonces ya sí que lo rompe todo por completo y me doy cuenta de que me va a parecer preciosa aunque me rechace , me odie o me quiera.
-Tio Hugo qué miras ?- la voz de Pablo riendo me baja del cielo en el que estaba.
-Nada nada....-digo devolviéndo mi mirada hacia ellos. Él me mira muy poco convencido de mi respuesta, ya es bastante mayor y se va dando cuenta de las cosas.-y si nos vamos al agua ?-intento cambiar de tema. Malú está ya a nuestro lado cuando termino de hablar, Natalia se lanza a sus brazos rápidamente y entre risas. Ella se agacha para estrecharla fuertemente y besar su mejilla.-te apuntas a un bañito ?-digo aprovechando el momento. Me mira muy poco convencida pero termina por sonreír ante la insistencia de los niños.
Cinco minutos después estamos todos juntos jugando en el mar. Pablo está subido a mis hombros y Natalia a los de Malú. Se salpican entre ellos hasta que uno de los dos termina por caer al agua. No existe mejor combinación que esa. El mar, el sol, y las personas que quiero. Porque al final el mundo parece girar más rápido en esos momentos. Y sólo existe el aquí y el ahora, y sus sonrisas en contraste con el agua clara. Y sus risas mezcladas con el ruido de las olas.
-Te ha sentado muy bien el verano....-dice con el agua por los hombros, mientras los niños juegan en la orilla de nuevo. La miro frunciendo el ceño y una sonrisa tonta se pinta en sus labios- si ya sabes...estás más....-gesticula con las manos sin decir nada, pero no hace falta, ya la he entendido.
-Bueno no puedo decir lo mismo de ti...-digo intentando que la risa no se me escape. Abre la boca muy ofendida y antes de que pueda rectificar me salpica a quemarropa. No me muevo, dejo que me moje todavía más y cuando termina abro los ojos.- te vas a arrepentir....-avanzo un poco hacia ella y mi mirada ya lo dice todo.
-Hugo ni se te ocurra, ya no tienes tres años eh...-retrocede un poco y me lo dice todo lo seria que puede.
-Ah y me lo dices tú ?- quiere contestar de nuevo pero lo único que suelta es un chillido. Agarro sus manos y la hundo conmigo hasta el fondo sin que le de  tiempo a coger aire. Salimos segundos después con nuestros cuerpos pegados. Inspira fuertemente y se pasa una mano por el pelo- en realidad estás preciosa boba...-el golpe que recibo tras esa frase es tan brutal que tengo que separarme. Pero no pasa nada, ha valido demasiado la pena.
-Sigues siendo el mismo gracioso de siempre eh...-dice irónicamente. La sonrisa que saca con esa frase ,hace que la mía se convierta en risa rápidamente.
-Yo es que no he cambiado, ya lo sabes...-mi frase tiene doble sentido y ella lo sabe. Me mira y nos miramos, no estudiamos con la mirada, intentamos leer la mente del otro. Y aunque mi sonrisa lo diga todo ya, su mente siempre ha sido una fortaleza inexpugnable. Niega con la cabeza y se zambulle en el agua de nuevo entre risas, hago lo mismo y echo un poco la cabeza hacia atrás, dejándome llevar por el mar. El sol me da directamente en la cara. Me rio sólo porque me doy cuenta de que los días de verano son mejores así, cuando el sol no es lo único que calienta.
Pasamos el resto de la mañana y de la tarde con los niños, pero mi hermano los recoge ya pasadas las nueve, tienen que volver ya a la ciudad. No quieren irse por nada del mundo y eso se nota. Malú les ha cogido mucho cariño en apenas un día y les promete que nos veremos todos de nuevo muy pronto. Es irónico, parece la despedida de uno de sus conciertos. Acaban por marcharse entre besos, abrazos y algún que otro llanto por parte de la pequeña Natalia. Los voy a echar demasiado de menos, pero respiro un tanto aliviado cuando cierro la puerta tras su paso, por fin solos.
Los días pasan, básicamente en la playa. Volvemos a recuperar esa confianza que creíamos perdida y esos momentos incómodos terminan por irse del todo. En este tiempo recupero todo, me recupero. Porque siempre te dicen que el tiempo cura y por eso había intentado alejarme de todo durante aquellos meses. Pero lo que no te dicen es que no todo el tiempo lo hace, sino sólo aquel que pasas al lado de alguien. Y para que engañarnos , el tiempo cura, pero no borra nada y esos cuatro meses no borraron nada de lo que un día sentí.
-Preparado para saltar ?- me mira levantando las cejas. El sol está en todo lo alto aquella tarde y nosotros también. El acantilado en el que estamos subidos no es demasiado alto, pero tirarse al agua desde allí impresiona un poco. La miro aunque el sol me ciega un poco. Tiene esa sonrisa de ilusión pintada en la cara , eso si que impresiona, y es que me entra vértigo cada vez que la veo tan guapa.- no me digas que tienes miedo ?
-Miedo yo ? Tú me has visto bien ?- suelta una carcajada y se acerca un poco más al borde de la roca ignorándome por completo.
-Venga Hugo que me muero de ganas...-antes de que pueda decir nada, toma mi mano con fuerza. Y me quedo tan sorprendido de qué lo haga que ni si quiera puedo seguir su cuenta atrás antes de qué saltemos juntos.Suelta un grito de emoción mientras estamos en el aire, y a mi me da tiempo a mirarla en apenas un instante. Un instante minúsculo, pero no necesito más. Se la ve tan feliz , tan de verdad. Y la miro y llego a la mortal conclusión de que seguiría queriéndola aunque se olvidase de mi nombre. E inevitablemente sigo pensando en ella cuándo el impacto contra el agua se hace más que evidente. Pero tenía razón, ha valido la pena saltar. Cuando sale del fondo del mar lleva otra sonrisa puesta e inspira rápidamente para tomar aire-ves cómo no pasaba nada ?
-Por eso has cogido mi mano antes de saltar ?- levanto las cejas inquisitivamente y ella frunce el ceño al escuchar mi pregunta. Tarda un poco en pensar la respuesta, quizás demasiado.
-Era más divertido así idiota....cómo en las películas no ?-ríe y ladea un poco la cabeza para mirarme, no hago ningún movimiento, sólo me quedo callado- en el fondo te ha encantado, así que no me mires así...-tras decir esto se aleja nadando hasta conseguir subirse a una roca y yo voy detrás- una carrerita hasta la playa ?-dice recuperando el aliento. Antes de qué pueda darme cuenta estamos corriendo cómo locos sendero abajo, entre gritos y risas. Ella es la primera en llegar, por supuesto, y salta por la arena eufórica. Y yo, como comprendéreis sólo puedo sonreír al verla así. Se hace de noche y todavía seguimos ahí. Estamos tumbados el uno al lado del otro mirando las estrellas, las horas han pasado sin que nos demos cuenta. Aún lleva puesto su bikini y yo tengo que hacer un esfuerzo tremendo para no girarme a admirar su cuerpo. Estamos callados, sólo pensamos, no sé si está contando estrellas o sólo imagina cosas que le gustaría que pasasen, cómo hacemos todos en esos momentos.
-Puedo preguntarte algo ?-digo rompiendo el silencio. No nos movemos pero la noto asentir con la cabeza - eres ahora feliz ?- su respiración parece interrumpirse durante al menos un instante.
-Si...lo soy- suelta una leve risa que acompaña con un suspiro de felicidad, y nunca mejor dicho. Volvemos los dos a contar estrellas durante un buen rato.
-Sabes ?-digo tragando saliva- Me he dado cuenta de una cosa durante estas tres semanas, bueno en realidad creo que siempre lo he sabido...-digo mirándola directamente y ella hace lo mismo, mueve la cabeza esperando a que me explique- odias la soledad.-no se sorprende al escucharme y afortunadamente su mirada permanece clavada en mí a pesar de todo.
-Cómo todo el mundo no ?-dice con una sonrisa sin entender nada. Yo niego inmediatamente con la cabeza.
-No no....-me acerco un poco más a ella- odias la soledad pero te alejas cuando alguien se acerca....-sus ojos comienzan a brillar demasiado tras esa frase- porque tienes miedo...
-Creo que ya dejé claro hace tiempo que mis miedos se habían ido....-pasa la lengua mojando su labio superior y añade algo más- y tú deberías saberlo de sobra no ?- no puedo evitar sonreír un segundo al recordar aquellos momentos.
-No me refiero a eso...-pienso cómo explicarme pero lo tengo ya bastante claro, siempre lo he tenido-tienes miedo de ser una de esas personas a las qué nadie sabe querer...-tras esas palabras no dice nada, solo devuelve su mirada hacia el cielo. Pasan los minutos y solo se escucha su respiración en toda playa. Y yo empiezo a temer que se haya enfadado, y durante esos minutos que se me hacen eternos se me pasan mil cosas por la cabeza, demasiadas cómo para poder explicarlas.
-Dios Hugo...-su voz suena un poco rota y el corazón se me encoge por momentos. Ahora es ella la que se acerca un poco hacia mí y me mira a los ojos- cómo has conseguido siempre entenderme tan bien ? -sé la respuesta a esa pregunta. La sé de sobra pero el problema es que quizás he olvidado a decir algunas cosas en voz alta. Y creerme que esta vez no es orgullo lo que me frena, si no el miedo. Y entonces me pregunto si ella también echará de menos o si habrá olvidado. Pero no me da tiempo a preguntárselo, porque se levanta rápidamente y camina hacia la orilla- ven...-dice muy bajito. La sigo sin pensar en lo que hago, movido por un extraño instinto que solo ella me produce. Se mete en el mar y yo ando más rápido hasta ponerme a su altura. El agua está caliente aún a estas horas de la noche, me paro en seco solo para verla caminar por el agua y cuando se gira para mirarme, me sumerjo mojando mi cabeza hasta quedarme muy cerca de ella.
-Tanto te gusta hacer estás locuras ?-digo con una tímida risa. Pero ella me mira seria, cómo si quisiese matarme. Pero sólo lo hace cuando segundos después se le escapa una sonrisa.
-Hugo...-dice acercándose un poco más a mi- te acuerdas lo qué te dije cuándo accedí a quedarme ?-asiento tranquilo-qué  aunque yo encontrase la felicidad si en algún momento se nos ocurría volver sería lo peor para los dos ?-trago saliva y vuelvo a afirmar con la cabeza- pues bien....-toma aire antes de continuar- hay un problema...-ni si quiera me atrevo a hablar pero hago un esfuerzo para hacerlo.
-Qué problema ?-ladeo un poco la cabeza intentando con todas mis fuerzas que me mire a los ojos.Y lo hace.
-Que quién me hace feliz eres tú -la voz se le rompe en mil pedazos cuando dice esas palabras. Y a mí cuerpo le pasa lo mismo, me rompe demasiado y me cura a la vez. Es una sensación difícil de explicar- y ya no sé qué hacer con esto...-una lágrima se asoma ya al borde de sus ojos-porque lo he intentado todo, he intentado olvidarte desde que me dejaste tirada aquel día...-sigue mirándome a los ojos mientras mi cuerpo tiembla por todo lo que escucho- y creo que lo sigo intentando a día de hoy pero estoy cansada...-el agua que le llega un poco por encima del ombligo se mueve a cada sonido que sale de su boca- estoy cansada de dejar de sentir algo que ya estoy sintiendo...-espera a que yo diga algo pero me he quedado demasiado perdido en sus palabras.
-Malú es que para qué engañarnos ?-digo caminando un poco más hacia ella, el mar se me hace demasiado grande- yo ya no sé hacer otra cosa que no sea quererte y créeme que también lo intentado pero no sé -mis manos están ya rozando las suyas- porque todo lo que me pasa eres tú y lo que me hace feliz es quererte..-nuestros dedos se entrelazan y casi respiramos al compás- y ya me importa una mierda el pasado porque no quiero ni presente ni futuro si no es contigo -no os imagínais lo bien que me siento tras esas palabras. Pero espero que reaccione y espero y vuelvo a esperar. Pero se ha quedado callada mirándome y yo ya no sé a que dedicar el tiempo si no es allí, con ella. Y mis manos mojadas, irremediablemente se van a su cintura y aún bajo el agua acaricio esas curvas que tanto extrañé. Aún sigue callada, pero no me hace falta que diga nada, yo sigo a lo mío. Tiro de ella un poco más hacia mí, nuestros cuerpos se rozan y sus brazos se apoyan en los míos. No tengo prisa ninguna porque sé que la vida se ha parado para los dos en ese instante y que se vuelva a poner en marcha cuando quiera. Y mira mi boca mientras se muerde su labio inferior sin darse apenas cuenta. Nos acercamos lentamente el uno al otro cómo atraídos por la misma fuerza gravitacional y cuando estamos ya a distancia de beso, abre la boca para soltar el susurro más bonito que he escuchado en mi vida.
-Hugo...
- Si ?-digo haciéndo un esfuerzo por aguantar las ganas que le tengo a sus labios. Sonríe un poco y se acerca todavía más a mi boca sin dejar de mirarme a los ojos.
-Parece que lleve esperando ese te quiero toda la vida...-soltamos los dos una leve risa que se mezcla en la boca del otro. Porque la beso, la beso cómo nunca he besado a nadie y cómo nunca besaré. Porque los labios a los que un día decidí irme a vivir parecen más bonitos que nunca. Y nos besamos , despacio y lentamente. Y su lengua vuelve a recorrer mi boca , cómo si nunca hubiese dejado de hacerlo. Cuando me quiero dar cuenta sus manos están ya en mi nuca cómo tantas veces. No hay espacio apenas entre nuestros cuerpos mojados y el agua parece pasar a un segundo plano. Mis dedos se pierden en su pelo al compás de los suyos en mi cuello. Y parece que todo lo que hemos roto con palabras se arregla cuando nos besamos. Entonces me doy cuenta. La felicidad son esos centímetros que ya no hay entre nosotros. Y creerme que me voy a ocupar de borrarlos todas las veces que haga falta. Toda la vida quizás.

lunes, 24 de marzo de 2014

CAPITULO 39. JUNTO AL MAR DE SU SONRISA.

Recorrimos de nuevo el sendero hasta llegar a mi casa. Apenas dijimos mucho durante el camino de vuelta, ambos mirábamos al suelo, entre sonrisas tontas y leves risas. No me creía  todavía que fuese a pasar este tiempo con ella, sabiendo que después se iría sin que yo pudiese hacer nada. Podéis llamarlo autodestrucción, en realidad no tenía otro nombre. Y ni si quiera llegué a plantearme si la seguía queriendo, porque me aterraba esa idea de querer sin que te quieran. O de no poder olvidar tan rápido cómo la otra persona. Aunque supongo que esas cosas dejaban de tener importancia cuando la tenía a mi lado.
Llegamos al gran porche delantero, fui el primero en bajar del coche , ella se entretuvo un poco más con su equipaje, hasta que finalmente estábamos los dos en frente de la puerta. Rebusqué entre mis bolsillos queriendo encontrar mis llaves sin ningún éxito, ante su risa. Terminé por acabar llamando al timbre. Malú me miró durante un instante, un instante que se nos hizo eterno a los dos, hasta que Helena abrió la puerta en menos de diez segundos. Sus ojos se fueron directos a los de Malú . Lo que más temí en ese instante era el momento incómodo al que nos enfrentaríamos los tres, pero ellas mostraron una sonrisa demasiado auntentica que despejó mis miedos.
-Me alegra mucho verte guapa...-dijo Helena acercándose a Malú para darle dos besos que terminaron en un abrazo. Las miré atónito, jamás imaginé que se llevasen tan bien.
-Igualmente tia y gracias....-Malú soltó una leve risa que acompañó con un guiño. Tras esto las dos se centraron en ver la cara de embobado que tenía. Ante dos mujeres así yo lo único que pude hacer fue bajar la mirada. Yo y cualquiera que hubiese estado allí.
-A mi no me saludas así no ?- dije reconponiéndome un poco y mirando a Helena.
- Mira Hugo no empecemos...-dijo con una sonrisa de ofendida mientras se hacía a un lado dejándonos pasar- por cierto, tu hermano ha dejado aquí a tus sobrinos, vendrá a buscarlos mañana por la noche....- yo inmediatamente miré a Malú temiendo que le molestase la presencia de los niños en la casa. Pero parecía ilusionada con una sonrisa en la cara de esas que parecen curar hasta el insomnio. Alguien tiró de mi camiseta, bajé la mirada inmediatamente y ví a la pequeña Natalia un poco asustada.
- Tito Hugo....-su voz sonó iba únicamente dirigida a mí, pero todos la miraban a ella. Me agaché un poco para ponerme a su altura y rozar su mejilla para ver aparecer su sonrisa.
-Dime princesa...-dije riendo ante su cara de enfado. Me miro a mí y después hizo lo mismo con Helena y Malú y tras unos segundos pensando optó por acercarse a mi oído, colocando su mano delante de la boca para que nadie nos oyese.
- Quién es esta chica ?- dijo señalando a Malú con el dedo índice. Ya me esperaba la pregunta así que antes de que la pequeña dijese algo más me levante tomando su mano.
-Esta es Malú, una amiga...- ella respondió con una sonrisa tierna a la pequeña y se acercó para saludarla- va a pasar unos días aqui...
- Hola Natalia...-mi sobrina con mucho desparpajo le estrechó la mano pronunciando un hola que apenas se escuchó- eres muy guapa lo sabías ? 
- Si mi mamá me lo dice...-Malú no pudo reprimir su risa y acarició su carita plantandole un sonoro beso en la mejilla. Ni qué decir tiene que a mi ya se me había caído la baba hace rato por verlas así.
-Natalia y sabes una cosa ?-dije interviniendo en la conversación y poniéndome a su lado- Malú es cantante...de las que hacen muchos muchos conciertos- la pequeña abrió mucho la boca y levantó las cejas. La cantante me miró de reojo y una sonrisa se dibujó en sus labios. Echaba de menos sonrisas como esas, con las que parecía que se llevaba un trocito del mundo por sonreír de esa manera. Devolvió su vista a Natalia y le guiñó un ojo y le dijo algo al oído que yo no llegué a entender pero que provocó una leve risa en las dos que llegó a mis oídos en forma de melodía.
Pasamos un buen rato más entre presentaciones y Helena se quedó con los niños mientras yo le enseñaba a Malú la casa. Subimos al piso de arriba y recorrimos el largo pasillo hasta su habitación. Abrí la puerta dejándola pasar a ella primero que se dejó caer en la cama con un gran suspiro. Reí al verla así, pero me puse todo lo serio que pude para decir:
-Mi habitación es la del otro lado del pasillo, así que tranquila no te molestaré...- giró su cabeza rápidamente tras esa frase, se quedó sin palabras. Supongo que no encontró ninguna para momentos como ese, no estábamos acostumbrados a no "molestarnos", ya me enténdeis.-y Malú...siento si mis sobrinos te causan algún problema sólo será hasta mañana...-me cortó inmediatamente levántandose.
-Hugo, parece que no me conozcas...-dijo mientras comenzaba a abrir su maleta-adoro a los niños recuerdas ?-me miró un segundo para volver a concentrarse en colocar su ropa en el armario.
-Tienes razón...-dije bajando la mirada mientras negaba con la cabeza. Ella ni si quiera se giró, seguía de espaldas a mí. Quería quedarme ahí, aunque no dijese nada, sólo mirándola. Hacia tanto que no lo hacía que necesitaba volver a memorizar cada lunar de su cara o la posición exacta del piercing de su nariz. Pero opté por irme, estaba haciéndo el gilipollas ahí parado- bueno te dejo tranquila, dúchate si quieres, el baño es esa puerta de ahí...-la señalé con el dedo y comencé a cerrar la puerta al tiempo que me marchaba.
-Ei, espera espera -atrapó la puerta antes de que yo la cerrase del todo y coló su cabeza por el hueco que quedaba libre- gracias por todo...-su voz sonó muy cerca de mí.. En un susurro que pareció quedarse sólo entre los dos, pero que recorrió una distancia inconmensurable por todas las venas de mi cuerpo. Era irónico como con tres palabras y una media sonrisa, daba la vuelta a todo.
-Un placer ya lo sabes....-estiré mi mano para rozar su cara durante apenas medio segundo y su sonrisa se hizo todavía más grande. Dí un paso hacia atrás y después otro y  soltó una risa de esas que sólo ella sabe mientras bajaba la vista y se metía ahora sí en su cuarto.
Bajé al salón, Helena seguía concentrada delante del ordenador y los niños jugaban en el suelo sin prestarse mucha atención los unos a los otros. No tardé mucho en convencerles para que me ayudasen a preparar la cena y entre los tres pusimos la mesa y cocinamos una magnífica lasaña. Me olvido de todo por unos momentos cuando estoy con ellos y sólo pasa a importarme que su risa llené la habitación a cada segundo que pasa. Aprovecho un instante que están entretenidos para acercarme a Helena. Rozo su hombro antes de sentarme a su lado en el sofá.
-Te veo más contento eh...-dice guardando su pórtatil. Escondo la sonrisa que ya sabe que aparece en mi cara cuando toca ese tema- a todo esto...-pone su mano en mi pierna un instante antes de seguir hablando- me voy mañana por la mañana, temprano...-me ve fruncir el ceño y se adelanta a mi protesta- el Lunes trabajo y tengo muchas cosas que hacer...
-No tienes por qué irte aunque esté ella aquí, ya lo sabes no ?- asiente rápidamente y añade una sonrisa para que parezca convincente.
-Me pasaré a verte algún día bobo...-dice dando un golpe suave en mi hombro- pero me parece a mí que ahora estarás demasiado bien acompañado, ya me contarás...-lo deja caer y yo quiero contestar rápidamente pero la voz de Natalia desde la cocina me interrumpe.
-Tito, llama a Malú a la mesa que ya hemos acabado...-me entra la risa al verla con el delantal y la cara llena de salsa , Helena se levanta para limpiar sus mofletes mientras yo corro escaleras arriba en busca de Malú. Llamo a su habitación varias veces pero no contesta y decido abrir la puerta. Escucho el ruido de la música desde el baño y decido entrar porque sé de sobra que estará cantando demasiado alto como para escucharme. La encuentro en ropa interior cepillando su larga melena. Me ve a través del espejo y se pone demasiado nerviosa mientras busca una toalla rápidamente para taparse.
-Hugo no ves que no estoy vestida ?-no puedo evitar que su grito me haga reír todavía más y eso la enfada tanto que abre el grifo del lavabo solo para salpicarme.
-Lo siento...-digo esquivando las gotas de agua que viajan directamente hasta mi cara- pero es que no creo que haya nada que no haya visto ya...-digo tranquilo apoyado en el marco de la puerta.
-O si , quien sabe...-dice vistiéndose rápidamente. Una sonrisa triunfante permanece en mi boca hasta que me doy cuenta de lo que ha podido significar eso. Entonces abro mucho los ojos y doy un paso hacia adelante.
-Espera, espera....te has hecho un tatuaje ?- ahora es ella la que sonríe triunfante sin decir nada, mientras acaba de hacerse un moño. Me guiña un ojo a través del espejo, que me deja por los suelos. El corazón tarda en volver a sus pulsaciones normales.- está...visible ?-suelta una carcajada que me deja todavía con más ganas.
-Puede que nunca lo sepas...-dice intentando abrise paso para salir del baño. Pasa muy cerca de mí y su aroma invade por completo mis sentidos. Echaba demasiado de menos esa sensación y tengo que frenar todos los impulsos que solían llevar a mis manos a rodear su cintura. Y no creo nada peor en el mundo que quedarte con ganas de más.
La cena transcurre tranquila, entre risas y momentos de silencio un poco más incómodos que los niños se encargan de romper con cualquier tontería. Malú se lleva de maravilla con ellos, se nota lo cariñosa qué es sólo con ver como los mira. Mi cabeza viaja de un lado a otro de la mesa prestando mucha atención a cada movimiento que hacen, a cada sonrisa y a cada palabra. Y es difícil imaginarse mejor pasatiempo que ese.
Acompaño a los niños a las habitaciones para acostarlos pero Malú se empeña en ayudarme y entre los dos conseguimos los metemos en cama. Cuando bajamos de nuevo al salón , las luces están ya todas apagadas y todo está recogido.
-Y Helena ?-pregunta sentándose en el sofá. Quiero contestar pero esa pregunta sólo ha sido la introducción para una conversación mucho más difícil- se nota que os lleváis muy bien eh...-me siento a su lado, echando la cabeza hacia atrás antes de contestar.
-Si bueno ya sabes...-busco las palabras exactas que resuman nuestra relación y no tardo en encontrarlas- nos entendemos muy bien...-veo de reojo cómo asiente sin apenas mirarme y me odio a mi mismo por no poder saber lo que piensa en esos momentos-te apetece un helado ? aún no te he enseñado la terraza...- intenta fingir que se lo piensa pero se le termina por escapar una sonrisa. Sabe que aún recuerdo lo que le gusta comer a altas horas de la madrugada. No hace falta decir más me levanto rápidamente a por él y la acompaño a la gran terraza. Está justo al borde del mar, la playa está a nuestros pies. Aunque es muy de noche el paisaje sigue igual de bonito que hace unas horas. Lo de ver maravillas juntos se  está haciendo costumbre. Aunque pensándolo bien quién no ve maravillas con ella cerca ?.
Nos tumbamos cada uno en una hamaca y ella da lametones a su helado de chocolate , manchándose demasiado los labios. En otros tiempos habría sido yo mismo el que le hubiese quitado esas gotas que le sobraban alrededor de su boca. Pero supongo que ahora, ya no tengo ese privilegio.
-Tienes un poco de helado aqui...-digo señalando el lugar exacto. Se ruboriza un poco mientras con un dedo intenta limpiarse , sin mucho éxito.
-Ya está ?-me mira de nuevo y yo niego con la cabeza. Tras un nuevo intento, soy yo el que se acerca un poco para ayudarla.
-Es justo aqui...-digo estas palabras a la velocidad más lenta que os podáis imaginar mientras me coloco a apenas centímetros de ella, estiro mi dedo y retiro el poco chocolate que le queda en un lateral del labio. Hacia tiempo que no estaba tan cerca de ella y noto su calido aliento llegar de frente. Volvemos a compartir el mismo de aire. Y nuestros ojos se encuentran a una distancia demasiado peligrosa. Si, cómo en las películas. Pasa el tiempo y a mi me parece estar en el Universo equivocado todo el tiempo que no la miro. Y nuestras miradas se quedan inmóviles, pero bailando al mismo tiempo. En un continuo equilibrio entre cobardía y ganas. Y supongo que ya hace tiempo que la cobardía nos gana las batallas, porque ella toma aire y mueve su cara para mirar al frente. Casi obligándome a mi a hacer lo mismo. Suelta un suspiro con el que pretende borrar momentos como este y se fija en las olas que rompen en la orilla, a escasos metros de nosotros. Pasamos bastante tiempo concentrados en el mar y en todo lo que él nos recuerda.
-Qué bonita es Barcelona verdad ?-dice de repente. La risa se me escapa, tiene demasiada razón.
-Si, desde hoy es un poquito más bonita...-no sé si entiende el sentido de mi frase o no. Pero me imagino que sí porque ella siempre ha sido de pillar todo al instante. Pero se queda callada y su única respuesta es una sonrisa. Una sonrisa que parece romper contra todo mi cuerpo, sintonizando a poquitos mi felicidad, y vuelve a romper de nuevo, y otra, y otra vez más... Cómo las olas que llenaron esa noche el mar de Barcelona. Nuestras olas y nuestro mar.

sábado, 22 de marzo de 2014

CAPITULO 38. FELICIDAD CADUCADA.

Se quedó quieta, casi aguantando la respiración mientras esperaba a que fuese tras ella. Una vez más en realidad. Mientras yo buscaba por algún lado razones para no hacerlo. Porque para hacerlo las encontraba todas en su sonrisa. Miré hacia abajo negando con la cabeza y comencé a andar camino abajo, pasé por su lado sin decir una palabra.
-Nos vemos más tarde en la playa ? -dice girándose mientras coloca su pelo detrás de la oreja. Tardo en contestar , pero ella ya sabe mi respuesta con solo verme la cara. Asi que únicamente añade-te esperaré allí, si no vienes, entenderé que es mejor que no hablemos nunca más...-y tras una media sonrisa camina hasta su coche y se sube sin decir nada. Ni si quiera me deja contestar.
Vuelvo a casa , Helena está en el salón, delante del ordenador, dejo mi chaqueta sobre el sofá y me quedo de pie , sin mover el musculo, la miro fijamente con los brazos en la cintura.
-Qué pasa ?-dice sin apartar la vista de la pantalla -lo has pasado bien ?- en ese momento se le escapa un sonrisa de niña que conozco de sobra. No contesto. Y es entonces cuando deja el ordenador sobre la mesa y me mira- Hugo qué es lo que pasa ?
-Tú sabías que Malú venía y no me lo has dicho ?- alzo un poco la voz, quizás más de lo quisiera. Al escuchar mi pregunta se le cambia la cara y se levanta inmediatamente para acercarse a mí.
- Hugo todo tiene una explicación...-levanto una ceja esperando a que me lo cuente todo- me llamó hace dos días, diciéndome que quería hablar contigo, que después de todo necesitaba aclarar las cosas...-comenzó a hablar demasiado rápido y tuve que hacer un gesto para que se tranquilizase- me dijo que queria que yo la ayudase y bueno...el resto ya lo sabes -inspiro cerrando los ojos intentando no enfadarme, pero ese instante comienza a hacerse eterno para ella- Hugo sé que la has olvidado, o por lo menos lo has intentado...-abro los ojos cuando escucho esas palabras- pero nunca viene mal dejar salir todo lo que te callaste ese día no?-mis músculos se destensan y me siento en el sofá, escondiendo mi cara entre mis manos.
-Mierda...-suelto entre suspiro y suspiro.
-Hugo qué pasa ?- Helena camina rápidamente y se sienta a mi lado, acariciando mis hombros. Coloca su cabeza junto a la mía esperando a que yo reaccione.
-No lo entiendes ? no puedo volver otra vez a lo mismo...-digo dejando caer todo mi peso sobre el respaldo del sofá- igual ese es el problema...-la miro y ella ladea un poco la cabeza porque no me entiende- que siempre estamos volviendo aunque no nos hayamos ido del todo, una y otra vez...
-Bueno...-dice tumbándose a mi lado mientras miramos por el gran ventanal que tenemos en frente- nunca podrás irte del todo si no tienes suficientes razones para hacerlo...-ríe un poco después de esa última frase y los dos nos miramos. Niego con la cabeza mientras sonrio.
-Qué me quieres decir con eso Helena ?- digo con sonrisa tonta en la cara.
-Ya te lo he dicho todo no ?-besa mi mejilla antes de levantarse- Hugo no seas tonto y habla con ella que te estará esperando...-dice tirando de mí mano para levantarme del sofá- joder muévete que pesas mucho...-estallo a carcajadas y me levanto para abrazarla antes de que pueda decir nada. Sus brazos se enredan en mi nuca rápidamente y permanecemos así unos segundos, hasta que yo beso su frente.
-Gracias...-se le escapa una tímida risa y acaricia mi mejilla unos segundos.
-De nada bobo, ya me lo agradecerás invitándome a esta casa más veces...-me guiña un ojo y se separa de mí un poco.
-Mi casa es tu casa , ya lo sabes...-me responde con una gran sonrisa y se marcha escaleras arriba. Y la verdad es que en esos momentos me alegro demasiado de haberla conocido. Porque creo que en la vida siempre es necesario encontrar a alguien que sepa escuchar eso que no se dice. Que al fin y al cabo, siempre es lo más difícil de comprender.
No tuve que pensar mucho más en lo que hacer, lo tenía claro. Hablaría con ella, aclararía todo, las mil preguntas que tenía sin respuesta y después cada uno volvería a lo suyo. Bajé hasta la playa preguntándome si todavía seguiría por allí.
Me esperaba en el sendero lleno de piedras, apoyada en el coche. Con la cabeza ladeada, mirando al paisaje de brazos cruzados. Me quedé quieto a apenas unos metros, permitiéndome a mi mismo mirarla por unos segundos. Y compararla con la playa. Y con el sol. Y con el mar. Y es irónico porque les gana a todos una vez más.
- Nada ha cambiado desde la última vez, verdad ?-dice sin apartar la vista del horizonte. No entiendo , ni lograré entender jamás cómo sabía siempre que estaba ahí, aunque no dijese ni una palabra. Camino hacia ella y me coloco a su lado, poniendo mis ojos en el mar. El sol todavía no se ha ido del todo y la playa parece todavía más bonita a esas horas.-es cómo si aquí nunca pasase el tiempo...-continúa- cómo si estuviésemos de nuevo en aquella noche....-y al decir esto último, baja la voz un poco, porque parece que lo dice para ella misma, pero en el último momento decide compartirlo conmigo también.
-Si no fuese por el hecho de que han pasado demasiadas cosas desde aquella noche...-digo sin mirarla. Una sonrisa irónica aparece en su cara y yo la miro de reojo.
-Puede que tengas razón pero...-espera unos segundos y vuelve a coger aire mientras se muerde el labio inferior, antes de mirarme- dicen que cuando estás enamorado paras el tiempo no? pues quizás nosotros lo paramos aquí....-acaba con una media sonrisa. Me deja descolocado, como siempre. Y le encanta. Le encanta ir unos segundos por delante de mi mente y de mi cuerpo en general, mientras me deja ahí, embobado por lo que acaba de decir. Y sin más se quita sus sandalias con sumo cuidado y comienza caminar por la arena. Sigo sus pasos movido por alguna extraña fuerza que todavia desconozco hasta que  caminamos a apenas unos centímetros el uno del otro. No dice nada y de repente se sienta en la arena fría, con las piernas juntas, antes de hacerme un gesto para que me siente a su lado. Y yo lo hago. Demasiado rápido quizás. Entonces noto su aroma mezclado con la brisa del mar, muy cerca de mí.
-No lo entiendo Malú...-creo que mis pensamientos se escapan sin querer en esa frase y ella se gira un segundo para mirarme- por qué vuelves ahora ? que ganas hay de volver a hacernos daño ?-tras mi pregunta mira hacia el suelo y comienza a hacer dibujitos en la arena.
-Ya te lo he dicho, no creo que ninguno de los dos podamos ser felices si no zanjamos todo de una vez...-me mira entre palabra y palabra , pero está muy seria. No sé que respuesta espera que le dé pero yo solo tengo una pregunta.
-Acaso no eres feliz ?- se queda muy quieta, mirándome y tiene que tomar mucho aire en esos momentos porque no sabe como afrontar la pregunta. Se toma su tiempo para contestar, al fin y al cabo como ella dijo, tenemos todo el del mundo.
-Digamos que.....-suelta todo el aire de golpe mientras se moja un poco los labios -quizás no soy todo lo feliz que quisiera...-la sigo mirando mientras habla, muy atento- no sé, necesitaba escapar un poco de todo, supongo que a ti te habrá pasado lo mismo...-dice con una leve risa- he pedido un tiempo para mí,  para aclararme...-asiento porque es exactamente lo que me pasa a mí- y bueno, no creo que haya mejor sitio para pasarlo que en Barcelona no ?
-La verdad es que aqui consigues olvidar todo...-digo en un suspiro mientras miro hacia todos lados, inunándome de la calma que me da ese lugar.
-Has olvidado.... todo ?- el corazón me da un vuelco en esos momentos porque sé lo que significa ese todo. Y justamente esa es la pregunta a la que nunca he sabido responder, ni creo que lo sepa nunca. La miro fijamente unos segundos, esperando que quizás, me la dé ella. Pero no.
-No lo sé -mi respuesta es corta peo clara. Y ella lo entiende así porque asiente dejando el tema a un lado.
-Hugo yo quería...-se mueve para colocarse en frente de mí, tapándome la vista del paisaje. Aunque para ser sinceros, lo cambia por uno mejor.-quería pedirte perdón...-inspiro y giro la cara porque sé el tema que viene a continuación- siento haberte hecho eso, no me paré a pensar en lo que supondría para ti y créeme que me odio un poquito más desde aquel día...-parece que habla segura pero temo que rompa a llorar de un momento a otro.
-Por qué no sigues con él ?
-Nunca le quise Hugo te lo aseguro y ahora....-se piensa bastante si decirlo o no, pero mira unos segundos al suelo para coger fuerzas- ahora me doy cuenta de que quizás solo lo utilicé para olvidarte...-esas palabras me matan. Acaban por matarme cómo lo ha hecho tantas veces. Y creerme que sus ojos ayudan, porque jamás he encontrado unos ojos que te atraviesen más que esos.
-Por lo menos lo has conseguido, no ?-río mientras me levanto intentando quitar un poco de tensión a la conversación. Pero no me contesta , sólo aparta la vista una vez más y se incorpora para ponerse a mi altura - te odié por lo que me hiciste...-lo suelto sin pensar y sé lo que le duelen mis palabras porque veo la primera lágrima caer por su mejilla- creéme que te odié, pero a día doy sigo pensando que la culpa fue un poco mía...-me mira sin entender- te dejé escapar..., te dejé escapar en aquella fiesta y lo volví a hacer antes de que cogieras ese avión...-estiro mi mano y acaricio con cariño su mejilla para limpiar sus lágrimas- en realidad creo que mi vida se ha basado en dejarte escapar demasiadas veces...
-Mira que eres tonto eh...-dice soltando la primera risa en mucho tiempo mientras acaricia durante un instante mi mano y yo la agradezco-sabes Hugo ?-dice con una sonrisa- quizás los dos necesitamos desconectar de todo lo malo que nos hemos traído el uno al otro y creo que lo mejor es que me vaya....-odio oír esas palabras. Intento que me sienten bien, intento pensar que es lo mejor pero no lo consigo- eso lo hará todo más fácil...
-Quédate
-Cómo ?-dice abriendo mucho los ojos.
-Si bueno...-rectifico un poco porque sé que ha interpretado lo que he dicho de la manera incorrecta- quédate aquí un tiempo, no hay un sitio mejor en el mundo para desconectar que este..-digo dando unos pasos hacia atrás mientras abro los brazos y ella se ríe- quédate y cuando consideres que estás lista, vete, no voy a detenerte tranquila...-hago una pausa y me vuelvo a acercar a ella- además, aunque no estemos juntos, podemos mantener una relación normal de adultos no crees ?
-Sí, creo que sabremos controlarnos...-nuestras risas se mezclan de nuevo, cómo han hecho tantas veces.
-Qué me dices ? Es una casa muy grande , no tendrías ni por qué verme en todo el día si no quisieses....-la sonrisa que conozco de sobra se pinta en su cara.
-Esta bien, me quedo....-ante mi emoción añade algo más- pero tienes que prometerme una cosa...-muevo la cabeza afirmativamente- me iré Hugo, eso ya lo sabes, quizás habré encontrado la felicidad de nuevo o quizás no, pero me iré....-asiento lentamente- si en algún momento, por absurdo que parezca , se nos ocurriese volver, sería lo peor para los dos...-y tras esta explicación toma aire una última vez- lo entiendes verdad ?
-Lo entiendo -digo muy seguro- pero a veces la felicidad no es un camino, es encontrar un lugar dónde quedarse...-ríe un poco mirándo al vacío por unos momentos. Pero después devuelve sus ojos a la posición más intensa que conozco, junto a los míos. Y me dice demasiadas cosas con esa mirada y deseo por un instante que ese momento no acaba nunca pero lo hace.
-Hugo estás equivocado..-muerde un poco su labio inferior y continúa- la felicidad no son lugares, si fuese así, nosotros nunca la habríamos encontrado....y lo hicimos no ?-dice con una sonrisa meláncolica que trae desde el fondo de sus recuerdos. Para esa pregunta si que tengo respuesta y la tendré siempre. Porque si algo he aprendido con ella , es que la felicidad dura mientras dure el amor, porque con amor hasta morirse es bueno. Supongo que por eso los dos somos ahora tan infelices. 

jueves, 20 de marzo de 2014

CAPITULO 37. VERANO DE RECUERDOS

4 MESES DESPUÉS...

Un sábado de agosto mis sobrinos corrían dando saltos por la orilla del mar. Golpeaban la espuma de las olas con fuerza mojándose entre ellos. Yo caminaba a apenas unos pasos por aquella pequeña playa desierta del sur de Barcelona en la que ya había estado alguna vez, alguna noche, quizás una de las mejores. El sol me daba directamente en la cara pero no importaba, la brisa de frente provocaba una sensación de esas que solo el verano sabe.
-Pablo no mojes tanto a tu hermana, que es pequeña...-le advertí apuntándole con el dedo indíce. La pequeña hacia pucheros mientras mi sobrino mayor de nueve años reía sin parar.
-Tito Hugo, es que no me dejan en paz !!- la niña rubia, de ojos claros corrió hasta mi y yo me agaché para recibir sus brazos. Reí colocándole el pelo, ella si que era la mujer de mi vida.
-Sabes que vamos a hacer ?-dije en su oído mientras su hermano nos miraba de brazos cruzados, ella cambió su cara de enfadada por una sonrisa pícara que iluminaba por completo todo su rostro- vamos a tirarlo al agua...-se le escapó una risa que guardé para mi durante unos segundos- atenta eh...-con cada palabra Natalia se iba emocionando un poquito más, estaba a punto de lanzarse a por su hermano- a la de una, a la de dos y a la de....tres !- el último número lo gritamos a la vez. Y los dos salimos corriendo detrás de Pablo. Entre risas y gritos le hicimos cosquillas por la barriga y cayó al suelo. Lo cogí en brazos mientras mi sobrina corría detrás y cargando con él en un hombro nos metimos en el agua.
-Tio Hugo sueltame o me chivo a mamá !!-dijo mientras golpeaba mi espalda. No podíamos parar de reír y cuando estaba haciéndome ya daño con fuertes arañazos, me hundí con él bajo el mar. Salió rápidamente y comenzó a respirar muy fuerte del susto que se había pegado. Pero al ver nuestras risas incontroladas la suya apareció también. Los dos se agarraron a mis brazos y rodearon mi cuello.
-Tito, jugamos a ver quién encuentra más peces debajo del agua ?-dijo Natalia con gesto divertido y mirada risueña. A su hermano pareció entusiasmarle la idea. Los miro a los dos al tiempo que admiro el paisaje. El de sus sonrisas digo. Suelto una risa antes de contestar porque me doy cuenta de que quizás la he encontrado. La felicidad que tanto buscaba, la encuentro en estas pequeñas cosas. Bueno pequeñas...en realidad no creo que haya nada más grande que la risa de un niño.
Y es que quizás en aquel verano logré olvidarla. Y digo creo porque nunca estás seguro de que el corazón haya hecho bien su trabajo, o bueno, la cabeza. Porque cuando se trataba de olvidarla ,desde la punta del pie hasta el más minímo poro de mi piel debían hacerlo, porque así era ella, dejaba huellas por dónde pasaba. Aquel verano volví a Barcelona. A mi casa. Recuperé la relación con mi familia que tanto me había faltado ,sobretodo con mi hermano. En medio de una inmensa gira de conciertos que me llevaba por toda España, había pedido dos semanas para mí, después de mucho tiempo. Supongo que estar allí alejado de todo ayudaba a encontrarme a mi mismo, porque realmente hubo un tiempo que estuve perdido.Las razones son muchas pero ella fue la principal. En resumen, las noches y los días que se te hacen los más largos del mundo cuando echas a alguien de menos, comenzaban a quedarse cortos. Es lo que tiene ser feliz.
Aquel día volví a la gran casa que había comprado justo sobre aquella playa, era un pueblo muy pequeño y tranquilo, casi nadie vivía por allí. Todo era playa y campo, campo y playa. Las únicas casas aparte de la mía eran pequeños adosados a los que la gente venía sólo en vacaciones.
Arreglé algunas cuestiones del trabajo y tras una eterna llamada con Antonio en la que me advirtió mil y una veces que tuviese cuidado con todo, que no comiese demasiado y que no me hiciese daño porque mucha gente dependía de mí, sonó el timbre. Bajé rápidamente las escaleras esquivando los juguetes que mis sobrinos habían dejado en cada escalón y abrí la puerta.
-Te veo muy moreno eh, tienes que ligar mucho...-Helena, tocó mi cara cariñosamente mientras reía y me daba un beso en la mejilla- he venido a hacerte una visita, que sé que me estabas echando de menos...-me hice a un lado y la dejé pasar hasta el gran salón.
-Ya me extrañaba a mí que tú no hubieses venido todavía a acoplarte a mi casa..-dije mientras ella miraba a la playa por el gran ventanal. Se giró inmediatamente, molesta por escuchar mi frase , frunciendo el ceño- es broma tonta, me alegro de tenerte por aquí de nuevo...-la sonrisa que se guardaba salió de nuevo.
- Hay que ver que casita te has comprado eh, piscinita al borde del mar, siete habitaciones, gimnasio...-mientras enumeraba hacía mil gestos con las manos-me parece que tengo que venir más...-dijo mientras se acercaba a mí de nuevo, yo la interrumpí.
-Queda un cuarto libre en el piso de arriba, puedes quedarte el tiempo que quieras...-dije sonriente acariciando su cara con un rápido movimiento.
-Que pena que el lunes tenga que trabajar, no como otros...-siguió hablando mientras se dejaba caer en el sofá con un suspiro-pero...que te parece si me enseñas la zona? -dijo juntando sus manos en señal de por favor.
-Cogemos las bicis y nos vamos ?-tiré de su mano mientras reía admirando su cara de sorpresa.
-Vale pero tengo que cambiarme, no pretenderás que vaya así...-dijo señalando sus zapatos y su vestido. Asentí mientras ella subía con la maleta en la mano para ponerse algo más cómodo. La esperé pacientemente sentado en el sofá.-mierda Hugo...-oí desde el piso de arriba-no sabes lo que ha pasado...-sus palabras sonaban más cerca y sus pasos bajando las escaleras rápidamente se hacían cada vez más evidentes-me han llamado del estudio, tengo que mandarles un informe mañana...-su cara de desilusión era demasiada pero la mía no se quedaba atrás-creo que es mejor que vayas tu solo...cogeré ahora el ordenador pero me llevará su tiempo...
-Puedo esperarte-dije tranquilo pero ella se me adelantó.
-No no no, tú vete y pasalo bien, disfruta del paisaje...yo me quedo aquí esperando a que vuelva tu familia-dijo guiñándome un ojo. ante sus repetidas insistencias, accedí. Besé su mejilla y cogiendo mi bici me dispuse a descubrir una vez más todo lo que aquel lugar me ofrecía. Seguí una ruta que bordeaba todo el acantilado, desde la playa hasta el faro de la cima. Llegué apenas sin aliento y sacándome el casco me senté en una roca mirando al horizonte. Comenzaba ya a aterdecer y una puesta de sol se hacía inmensa ante mis ojos. En esos momentos me siento pequeñito del todo y recuerdo la última vez que ví un atardecer a la altura de ese. Roma, ella y el cielo. Normalmente esas dos últimas palabras iban siempre juntas.Trago saliva porque sé lo que duele recordar algo que un día te hizo tan feliz. Porque es que al final la he visto irse demasiadas veces cómo para que no duela. Y al final, he terminado por irme yo también. Sin ganas ningunas de volver. Pero termino por sonreír ante el hecho de que quizás, mis ganas se hayan cambiado por otras nuevas, que me dejen volver. Volver a ser quien era. Unos sonidos a mi espalda frenan mis pensamientos. Y antes de girarme veo delante de mí una sombra que conozco. Y eso me hace aguantar la respiración antes de darme la vuelta.
-Hay que ver que difícil es encontrarte...-dice serena, ladeando un poco la cabeza para verme mejor, porque la luz del sol se cruza con sus ojos. Su voz suena seria pero con una pizca de risa entre palabra y palabra. Malú me mira, no demasiado seria, creo que esperando a que me recupere del shock. Pero no puedo. Os juro que si hay alguien en el mundo a quien no esperaba encontrar allí, era ella. Pasa el tiempo, no sé cuanto, y los dos seguimos así, mirándonos.
-Qué haces aquí ?-consigo pronunciar. Pero ni si quiera me acerco un paso a ella, no me apetece.
-Quiero hablar, llevo semanas intentando encontrarte...-sus palabras entran por mi oido hasta todas las partes del cuerpo que habían intentado olvidarla y las confunden por completo. Pienso bastante en qué decir, no quiero sonar brusco, ni demasiado borde, no me apetece.
-Ya me has encontrado, qué quieres ?-digo tranquilo. Mierda. Me ha quedado demasiado borde.
-Aclarar cosas nada más, ninguno de los dos vamos a poder ser felices si no dejamos todo zanjado de una vez...-No sé como reaccionar ante eso, pero siento un aire de desilusión por alguna esquina de mi cuerpo. Tomo aire y cierro los ojos un instante, esperando  que no se haya ido cuando los habrá. o si, no lo sé.
-Han pasado cuatro meses y vienes a aclararlo todo ahora? Aquí ? En este momento ?-digo encogiéndome de hombros sin entender nada. Mis palabras son de reproche pero ella las asimila demasiado bien.
-Si, este es el momento y el lugar, supongo que siempre lo ha sido no ?-dice soltando una leve risa que ilumina un poco la conversación, mientras echa un vistazo a la playa que se extiende hasta nuestros ojos-en el fondo sabía que algún día volveríamos aqui...-dice cerrando los ojos varios segundos y tomando aire con una sonrisa enorme que se borra cuando los abre de nuevo- aunque no de esta manera...-vuelve a mirarme.
- Has venido sola ?-pregunto directamente, ignorando el recuerdo de aquella noche en la playa. Recordar ahora es lo que menos me hace falta- y cómo has sabido que estaba aqui ?- de repente demasiadas preguntas me asaltan la cabeza y ella sonríe un poco.
-Lo dejé con Dani, dos días después de lo que paso...sé que lo que preguntabas era eso -dice mirándome fijamente.Asiento con mi mirada puesta en el vacío. Me conoce demasiado bien.- Y he sabido que estabas aquí, después de semanas llamando a gente del estudio y a conocidos, me han dicho que te habias comprado aquí una casa y bueno...he llamado a Helena y me ha ayudado...-lo último lo deja caer con un poco de miedo
-Eh...espera un momento, hablas con Helena ?-digo muy serio, parece incomodarle mi pregunta porque comienza a caminar.
-Tranquilo, tenemos tiempo para hablar de todo, pero no aqui, no ? -la tensión de la conversación parece disminuir y por primera vez en todo el tiempo que llevamos hablando me doy un segundo para mirarla. Tiene el pelo más largo que la última vez y está más morena que nunca. Viste unos pitillos azules a los que acompaña con una camiseta blanca ,unas sandalias y un chaleco vaquero.
-Todavía no te he dicho si quiero hablar contigo, no has pensado que quizás pueda seguir enfadado ?-mis palabras la atraviesan lo noto en su cara. Y por primera vez en la conversación la noto un poco alterada.
-Hugo, créeme , lo he pensado demasiadas veces...-toma aire intentando que la voz no se le rompa- pero tengo que hablar contigo, lo necesito-dice avanzando unos pasos hacia mi, no demasiados. Y no puedo más. El orgullo que me había estado controlando desaparece cuando la siento tan de cerca. Y antes de decidir si quiero volver a pasar por esa tortura una vez más, miro un segundo dentro de mí, preguntándome si los sentimientos han caducado. Pero la sonrisa que saca timídamente, solo un poco, y que siempre ha parecido ser de esas cosas que te invaden por completo, responde a mi pregunta.

martes, 18 de marzo de 2014

CAPITULO 36. A LA GUERRA.

Romper: Separar con más o menos violencia las partes de un todo, deshaciendo su unión. Ese verbo resumía a la perfección lo que ella había hecho conmigo. Me había roto en mil pedazos y en mil más, en todos los posibles. Lo peor de todo ? Supongo que en realidad había sido un poco suicidio, porque si, porque la culpa era mía. Esa tipíca frase de : no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, definía mi vida en esos momentos. Bueno no, siempre he sido muy consciente de lo maravillosa que es ella, pero quizás, saberlo no es suficiente. A veces toca demostrarlo.
Aquel día regresé a México más hundido que nunca. No dije palabra en todo el viaje, aunque Helena y Antonio se hubiesen empeñado en hablar conmigo varias veces. No era el momento, no me apetecía. Quería volver a mi casa, a la de verdad, a Madrid. O a Barcelona quizás. Igual ese era el momento para arreglarlo todo con mi familia, necesitaba olvidarme de todo, ahora lo tenía claro. Tenía que pensar, reflexionar, volver a ser el Hugo que un día se había perdido entre viajes, amores y en el querer demasiado. Sobretodo en querer.
Por suerte mi viaje por Ámerica sólo duraría tres días más. Tres días para volver. Lo echaba todo demasiado de menos. La noche antes de irnos Helena quedó conmigo en el jardín de el hotel. Supuse que quería despedirse, aún no sabía si ella vendría a España con nosotros o se quedaría allí. En el fondo iba a echar de menos tenerla cerca. 
- Pensé que ya no vendrías...-dijo con una timída sonrisa en la cara. La palabra timída cuando se hablaba de ella, resultaba inverosímil. Habíamos quedado en un lugar bastante apartado, con árboles a los lados y un sendero de baldosas que daba la vuelta a todo el gran jardín, era un sitio acogedor.
-No me iba a ir mañana sin despedirme tonta, te he cogido cariño..-digo abrazándola. Nuestros brazos se anudan a la espalda del otro, pero ella se suelta bastante pronto.
-No te he llamado por eso, en realidad vuelvo con vosotros mañana...-dice guiñándome un ojo. Quiero decirle algo, pero se adelanta- damos una vuelta y hablamos ?-hace un gesto con la cabeza y yo asiento, siguiéndola por el sendero - Hugo....-sé por donde va la conversación en cuanto la escucho pronunciar mi nombre de esa manera- sabes ya que he hablado con ella no?- parece que tiene miedo a decir cada palabra, por miedo a mi reproche.
-Si..-contesto claro y conciso.-pero no merece la pena hablar de ese tema ya, ella me dejó muy claro que ahora es feliz con otra persona...-explicarlo, a veces, duele menos que pensarlo- no quiero hacerle más daño.- me mira con pena, pero esa expresión se borra de su rostro rápidamente para transformarse en una sonrisa- de que te ríes ?-pregunto un poco molesto.
-Nada es que...a veces eres un poco imbécil..-contesta escondiendo su risa.
-Cómo ?- digo frenándome en seco.
-Es que Hugo...-dice mirándome muy segura- de verdad crees que alguno de los dos va a encontrar a alguien que os quiera más de lo que vosotros lo hacéis ?- hago un gesto de no entender nada y ella continúa hablando- hemos hablado ya sabes....-gesticula un poco- de mujer a mujer...-yo abro un poco los ojos intentando no reírme- y lo he visto, es difícil no verlo...
- Qué has visto el qué ? Te podrías explicar un poco mejor ?-digo suspirando.
-Que va a ser idiota ...?-hace una pausa para darle más intriga al momento y poniéndose totalmente seria, concluye- pues que te quiere.
-Mira Helena, no estoy para estas cosas...-digo dándome la vuelta, pero ella me frena tirando de mi camiseta.
-Hugo, escúchame -me mira muy seria. Muy segura pero a la vez alterada por lo que va a decirme, ni siquiera suelta mi brazo- te quiere, se nota solo al ver cómo habla de ti, que coño ? se nota solo al ver cómo os miráis -quise hablar, pero no encontré valor para interrumpirla en ese momento- piensa un segundo... -se paró esperando a que asimilase todo lo que me acaba de decir- de verdad vas a dejarla ir ?
-Las cosas no son tan fáciles...-ni si quiera me deja acabar.
-Que es lo que no es tan fácil ? Coger un avión y decirle que la quieres ?
-El problema es que ya se lo he dicho y más o menos me ha mandado a la mierda...-no se sorprende nada al oirlo, de hecho permanece en la misma posición, inamovible- quizás sea mejor dejarlo estar...-digo mirando al vacío.
-No puedes dejar estar algo que siempre va a seguir estando ahí, es imposible Huguito..-sonríe al acabar esa frase, porque lo sabe. Sabe que tiene razón. Y yo sonrío también y giro la cara sin creérmelo. Sin creerme que me ha convencido con una frase. Entonces niego con la cabeza y la miro, pero antes de que pueda hablar se me adelanta- ya me darás las gracias en la boda...-me guiña un ojo y tras reírnos los dos, me anima a caminar con ella de nuevo. Supongo que tras esa conversación vuelvo a cambiarle el sentido a todo, volviéndome un poquito más loco. Pero eso es lo de menos... la quiero no ? pues vamos a por ello.

Llegamos al aeropuerto de Madrid a las tres de la tarde, echaba de menos pisar esa ciudad. El rollo que tiene Madrid no lo tiene ningún lugar en el mundo, y más aquel día, en el que tenía pensado cambiar las cosas. Tras despedirme de Antonio y de Helena, a los cuales vería posiblemente al día siguiente, pasé por mi piso únicamente para dejar las maletas. Mi dirección aquel día era otra. 
Su casa no había cambiado mucho, bueno sí, había una nueva fuente en el jardín que se podía ver desde la calle. Llamé al timbre varias veces, con la esperanza de que me abriese, permanecí quieto varios minutos, pero nada. Miré hacia las ventanas del piso de arriba, las persianas estaban bajadas, parecía que ya no viviese allí. A cada minuto que pasaba mi esperanza de encontrarla se hacía un poco más pequeña, opté entonces por ir al estudio.Tuve la misma suerte, no estaba.
-Señor Hugo !-un hombre me llamó desde la recepción del gran edificio- si está buscando usted a quién yo creo que está buscando...-al tio, ya mayor, se le escapó una sonrisa- está hoy grabando el videoclip, puedo darle la dirección si lo desea.
-Lo agradecería la verdad...-dije un poco sorprendido. Cogí de nuevo el coche y me dirigí al lugar que me había indicado, un desguace a las afueras de la ciudad. Aparqué un poco lejos y antes de salir del coche me mentalicé de lo que venía ahora.No sabía lo que decir en absoluto, y si no lo sabía ahora, cuando la tuviese delante menos todavía. Y busco palabras, todas las que conozco para explicarle con las menos posibles, todo lo que la necesito. Explicarle que la quiero. Bueno que la quiero....en ocasiones esa palabra no abarca ni la mitad de lo que ella me hace sentir. Contarle lo guapa qué es y que su sonrisa es toda poesía, con esa boca que parece llevar al paraíso. Decirle lo mucho que la he echado de menos, incluso cuando estaba cerca. Que es maravillosa, todo ella en sí, desde la cabeza a los pies, que nos hace un favor solo por el simple hecho de existir. Y entonces, en ese instante me doy cuenta de que , nada de lo que diga estará a la altura de lo que siento.
El lugar estaba rodeado por vallas y las caravanas de producción se encontraban en la puerta. No pregunté a nadie si podía pasar, simplemente lo hice. Me puse las gafas de sol y caminé por allí cómo si fuese del equipo, nadie parecía darse cuenta. Miré hacia los lados buscándola, pero nada, sólo había gente pasando rápido, cargados con material de rodaje, vestuario...etc. Por fin, reconocí a alguien del equipo de Malú, Paula, su maquilladora estaba solo a unos metros de mí.
-Hugo !! Cuanto tiempo...-dijo mientras caminaba hacia ella. La salude con dos besos- qué haces aquí?
-Dónde está ?-pregunté ignorando su pregunta. La sonrisa se le borró de la cara y dudó un poco antes de hablar, me vio nervioso pero no parecía extrarle.
-Em está ahí fuera...-dijo señalando a un patio interior- ha salido a fumarse un cigarro pero Hugo no...-no escuché nada más, simplemente me giré y salí a buscarla. Era un patio con una cristalera en el techo, había bastante gente, tomándose un descanso, una cerveza o incluso echándose una siesta, las horas de rodaje debían de ser bastante duras, pero de entre toda la multitud reconocí a una persona. Mi amigo Dani. Había empezado conmigo toda esta aventura  cuando comenzamos los dos a vivir en Madrid, pero con todo este rollo de la música, hacía ya bastante tiempo que no lo veía. Se encontraba de espaldas, pero no había duda era él. No me había visto todavía, así que me acerqué a saludarle abriéndome paso entre la gente. Cuando estoy ya a medio camino veo que está besándose con una mujer a la que no consigo verle la cara, río por dentro, en realidad lo raro sería encontrarlo sin ninguna, Dani siempre había sido un rompecorazones.
-Dani tio...- le grito cuando estoy apenas a unos metros de él. Me mira y veo en él algo que nunca había visto. Está asustado , desencajado. Me freno en seco y él hace gestos a la chica con la que está para que deje de abrazarle y ella se gira también hacía mí. Entonces la veo y creo que es la única vez en mi vida que odio tenerla delante. Malú me mira nerviosa. Bueno en realidad creo que no podría describir su expresión en esos momentos. Quiere decir algo pero no encuentra las palabras y transcurren unos segundos en los que los tres permanecemos muy quietos. No sé que hacer. Me debato entre pegarme yo un tiro o a él una ostia. Pero no puedo sólo el hecho de imaginar que está con él me hiela por completo. No me lo esperaba y creo que mi corazón tarda varios minutos en ponerse en marcha.
-Hugo esto no...-Dani se interpone entre Malú y yo para darme explicaciones- entiendo que estés cabreado..
-Pero tú eres gilipollas ?-digo empujándole varios pasos hacia atrás- cómo cojones te atreves a hacerme esto eh ?- con cada palabra que digo avanzo un poco más hacia él. Empiezo a perder el control, mis musculos se contraen. La gente comienza a rodearnos y la tensión aumenta todavía más.
-Hacerte qué ? Fuiste tú el que la dejaste tirada o no lo recuerdas ? No esperarías que se quedase a esperarte...-dice alzando demasiado el tono de voz, a centímetros de mi cara. Respira tan rápido cómo yo y acaba la frase echándome hacia atrás con los brazos. En ese momento no aguanto más. Mi puño impacta en su mandíbula. Y vuelve a hacerlo de nuevo.
-Hugo para joder !!-los gritos de ella retumban en mi oído. Pero no los escucho. No estoy en la tierra en esos momentos. Noto que su brazo intenta apartarme y me contengo porque sé que está cerca y no quiero hacerle daño. Doy dos pasos hacia atrás e inmediatamente Dani me tira al suelo. El impacto contra el duro cemento no es nada comparado con el que he recibido minutos antes al verlos juntos. La adrenalina viaja a cien por hora por todo mi cuerpo. Me levanto y agarrando su camiseta lo arrincono contra la pared.
-Eres un mierda...-le digo mirándole a los ojos. Quiero matarlo en esos momentos. Os juro que quiero. Pero algo desde no sé donde me calma. Vuelvo a ser yo y lo único que hago es soltarle. Cuando me quiero dar cuenta las lágrimas habían caído ya por mis mejillas. Trago saliva, quiero salir de allí ya. Me doy la vuelta y Malú me mira por primera vez. Su mirada de miedo ni si quiera me conmueve ya. Al ver mis lágrimas, el miedo se va para convertirse en pena, e intenta acercarse a mí, pero yo me aparto
-Lo siento Hugo....-dice bajito. Bajo la mirada, ni si quiera sus ojos me calman ya. Me gustaría contestarle pero siento que ya no vale la pena. Ella en sí había dejado de valer la pena. Me abro paso entre el circulo de gente que se ha formado a nuestro alrededor y me marcho. Me marcho destrozado, roto ,vacío...elegid el adjetivo que querais. Y ya no puedo más. Y en esos momentos parece que marcho a la guerra. A la guerra de vivir sin ella , y me pregunto a mi mismo si se puede sobrevivir así.




domingo, 16 de marzo de 2014

CAPITULO 35. PERDIDOS


En ese momento intenté mandarle señales a todo mi cuerpo para que se diese la vuelta y se marchase. Pero supongo que sus ojos causaban interferencias. No sé cuanto tiempo pasé en ese instante previo a decidirte entre dos cosas. En ese instante en el que todavía no la has cagado, en el que el tiempo parece pararse.
Me miró más. Y más . Y más. Hasta un momento en el que supe estaba ya perdido, aunque intenté evitarlo:
-Malú, no creo que sea una buena idea...-dije dando un paso hacia atrás mientras tragaba saliva.
-Hugo por favor...-volvió a coger mi mano, ahora con más fuerza. No pude más en ese momento y me dejé movido por las ganas que contenía. Cerrando los ojos solté un suspiro y acabé asintiendo con la mirada. Ella sonrió un poco y me llevó hasta dentro de la habitación. Se tambaleó un poco hasta la cama y se dejó caer en ella. Se movió un poco hasta colocar su cabeza sobre almohada y cerrar un momento los ojos. Yo me había quedado inmóvil a los pies de la cama, no sabía que hacer, en el fondo me estaba controlando. Ladeó un momento la cabeza para mirarme y leí lo que me decían sus ojos. Me subí al colchón y me tumbé junto a ella. Se abrazó a mi pecho y yo todavía conteniendo la respiración la rodeé con mi brazo izquierdo. No quería ni respirar por miedo a molestarla. En esos momentos una parte de mí sentía que estar allí no era lo correcto y terminaría por complicar aún más las cosas. Pero por otro lado, el brazo que había colocado cruzando mi torso, no me dejaba pensar con claridad. Así que opte por dejar pasar el tiempo esperando a que se durmiese. No sé cuanto tiempo había pasado hasta que su voz me hizo reaccionar:
-Dios Hugo no debería volver a beber...-dijo pasando una mano por su frente en un suspiro. Ya se le había pasado el mal momento que produce el alcohol en todo el cuerpo y se le notaba más despierta. A mí se me escapó una risa entre todo el momento de tensión, no pude evitarlo, la situación era un poco subrrealista.
-Ahora sí que creo que es mejor que...-me incorporé lentamente pero su brazo me frenó de nuevo. Nuestras miradas se cruzaron sin saber muy bien que hacíamos.
-Quédate.- cada sílaba de esa palabra la pronunció desde dentro. Echaba de menos su voz en ese formato, tan de verdad. Asentí y volví a tumbarme, volviendo los dos a nuestra posición inicial.
-Qué hicimos mal?- preguntó de repente, descolocando mi mente.
-Cómo ?
-Que qué hicimos mal ?- los dos mirábamos al techo y ella hablaba demasiado tranquila para la situación que vivíamos- todo parecía ir bien no ?- Me pregunté su pregunta intentando poder responderla.
-La distancia no estaba en nuestros planes, igual acabó con lo que teníamos sin que nos diésemos cuenta.
-No-dijo muy segura- la distancia ayuda, te hace darte cuenta de las cosas bonitas- se me escapa un risa al escucharla, siempre mirando las cosas desde la perspectiva que nadie se espera.-tuvo que ser otra cosa...
-No lo sé...-hice una pausa y respiré un poco- quizás nos pudo el orgullo cuando no debería.
-Orgullo ? no creo que puedas llamarle orgullo a llamarte todos los días cuando fuiste tu el que se marchó...-dijo esa frase más calmada de lo que yo esperaba, no parecía un reproche,  en realidad parecía no importarle ya.
-Estaba cansado...cansado de querer demasiado...-intenté por todos los medios que mi voz no se quebrase al hablar, pero no funcionó.
-Crees que no te quise lo suficiente ?- preguntó seria. Era irónico que siguiésemos enganchados el uno al otro mientras manteníamos esa conversación en la que parecían volar los cuchillos.
-Nunca pensé eso....-continuar se me hacía muy difícil-más allá de lo que pasó.... creo que ninguno de los dos acabamos de creer lo que nos queríamos y cuando eso pasa en algún momento las cosas tienen que fallar...-tras esa frase ella se quedó callada durante mucho tiempo, hasta llegué a pensar que no hablaría más, pero cómo tantas veces, rompió mis esquemas.
-Sabes una cosa ?- la miré un segundo, por primera vez en todo el rato que llevábamos hablando. Sus ojos brillaban más de lo normal pero supe que no brillaban por mí, si no por los recuerdos. En el fondo la entiendo, a mí me pasaba lo mismo.
-Que cosa ?-digo muy bajito.
-Creo que.... se nos quedó muy grande el amor.- Había explicado en una frase lo que yo no había conseguido en semanas.Sonrío. Y tengo que sonreír porque sigo sin poder comprender la facilidad que tiene para matarme un poquito a cada minuto que pasa. Y ella sonríe también, aunque en el fondo ninguno encontramos razones para hacerlo.
A partir de ese momento, en el que los dos conseguimos aclarar un poquito más el por qué de nuestra distancia, no decimos ni una palabra más. Y me duermo muy cerca de ella, pero a la vez, más lejos que nunca.
Su olor me despertó por la mañana. Por primera vez en toda mi vida no me alegró depertarme con ella, porque sabía que se marcharía. Amanecimos vestidos los dos , todavía con la ropa del día anterior, hacía mucho frío y un escalofrío recorrió su cuerpo. Quise marcharme antes de que ella abriese los ojos y evitar la despedida a la que los dos sabíamos de sobra, que nos enfrentaríamos. De hecho intenté moverme y lo conseguí. Pero cuando estaba ya al borde de la cama, a punto de escapar, su voz sonó a mis espaldas.
-Siento que tuvieses que quedarte, pero ya sabes que el alcohol no me sienta muy bien...-dice un poco risueña y yo me olvido por un momento de que debería huir de allí , antes de que me sea imposible.
-Cuando te vas ?- pregunto directo.
-Pues mi avión sale a las doce creo...-dice pasando una mano por su larga melena, cerrando un poco los ojos.
-Malú...-digo mirando el reloj de mi muñeca
-Dime -contesta abriendo un poco los ojos.
-Son las once y cuarto...-mis palabras llegan a su mente y la activan de golpe. Se levanta en menos de un segundo.
-Mierda , mierda, mierda...-coge su móvil de la mesilla y se lleva la mano a la boca- tengo veinte llamadas perdidas, se habrán ido sin mí ya....joder -mi risa brota de golpe al verla así. Es tan pefecta en cada cosa que hace. Comienza a vestirse rápidamente con lo primero que encuentra, se hace un moño a toda velocidad y sin apenas maquillarse empieza a recoger todo- podrías ayudarme no ?- su pregunta me saca de mi mundo.
-E si si, claro...-le ayudo a guardar toda su ropa en las maletas y meto en su bolso todo lo que voy encontrando por la habitación. Noto que está demasiado estresada e intento tranquilizarla- no te preocupes yo puedo llevarte al aeropuerto, tengo coche...-asiente en señal de gracias , pero sigue concentrada guardando todo.
-Bueno creo que no me queda nada no ?- coge su bolso y se mira una última vez al espejo.
-Esto no te lo llevas o qué ?-digo sosteniendo su premio Grammy delante de ella. La risa aparece en nuestras caras mientras niega con la cabeza.
Conducimos rápidamente hasta el aeropuerto. Noto su nerviosismo mientras mira el reloj una y otra vez. Pongo la radio intentando que piense en otra cosa. Sonríe porque sabe que lo hago por ella, me conoce demasiado bien. Permanecemos en silencio todo el camino hasta que , no sé si es el destino, el universo o dios sabe qué, pero El Peligro suena en la emisora inundando mis oídos y mis recuerdos. Comienza ahora un baile de miradas incómodas entre los dos en el que ninguno sabemos muy bien lo que hacer. Apoya su cabeza en la ventanilla y cierra los ojos. Me pongo nervioso por no poder leer su mente. Pero bueno, eso me suele pasar a menudo con ella. Intento ignorar todo lo que dice la canción y concentrarme en la carretera, pero no lo consigo, su voz cantando es difícil de olvidar. Pero aquí quién no es cobarde por amor ? escucho de fondo. Y joder que razón tiene esa puta frase.  En ese instante , cuando tengo al lado a la mujer que más he querido en mi vida, me doy cuenta de lo cobarde que he sido. Y de lo cobarde que sigo siendo, por no parar ese coche y hacer que se quede a mi lado. Y ese pensamiento cruza mi mente por un segundo y aumenta aún  más cuando la miro tan preciosa, sentada a mi lado. Pero a veces dejar de ser cobarde conlleva ser egoísta.Y que egoísta sería arrebatarle esa felicidad que dice que alguien le da , sólo porque yo haya sido un gilipollas.
Paro el coche en la parada de taxis y me bajo para ayudarla con la maleta. Abro el maletero mientras ella se pone las gafas de sol.
-Quieres que te acompañe hasta dentro?- pregunto acercándome un poco a ella.
-No tranquilo, no hace falta...-añade una sonrisa y tras unos segundos comienza a despedirse- bueno...-me da dos besos rápidamente antes de continuar la frase- cuidate vale?-dice acariciando mi brazo.Yo asiento, pero no sé por qué lo hago. Da un paso hacia atrás pero sujeto su cintura rápidamente.
-No te vayas.-algo me había empujado desde que la ví en aquella entrevista a decir esas palabras, pero no me había atrevido hasta ahora. Abre un poco los ojos, no se lo esperaba. Me mira y nos miramos. Y cada vez estoy más seguro de que quiero que se quede- quiero que te quedes.
-Hugo no hagas esto...-dice soltando un bufido, mientras se aleja un poco más de mí. Pero yo hago inútil su movimiento dando un paso hacia adelante - tengo que irme ya o perderé el avión...
-Piérdelo-digo desafiante
-No pretendas hacerme esto ahora, no tienes derecho...-cada palabra esta más rota que la anterior- ya nos hemos jodido bastante la vida, no crees ?- Sé que es una pregunta retórica pero quiero contestarle que no, que no lo creo. Que lo único que creo y lo único que sé es que nos hacemos la vida más bonita, juntos.
-Malú...-y cogiendo su mano durante apenas segundos termino por decirlo todo- te quiero.- Ahí ya no puede esconder más sus lágrimas y se seca rápidamente una que baja por su mejilla.
-Es que joder Hugo...-toma aire para continuar-cómo tú me dijiste a mí un día...-dice ya entre sollozos- ya no quiero creerte....- Y sin más, lanzándome una última mirada se da la vuelta y se marcha. Y se va. Y no sé que coño debería hacer yo en esos momentos porque ella se lo ha llevado todo. La veo alejarse entre la multitud., y la pierdo de vista. En realidad, la pierdo en todos los sentidos.

sábado, 15 de marzo de 2014

CAPITULO 34. ERES FELIZ ?

La gala estaba a punto de empezar. Entramos en el gran anfiteatro apenas minutos antes de que comenzase una mujer de falda y uniformada me acompañó hasta mi asiento. Me indicó con el dedo el lugar y yo levanté la mirada. No me lo podía creer. Me habían sentado al lado de ella, que todavía no me había visto, estaba entretenida hablando con su manáger. Aparenté normalidad y caminé tranquilo hasta mi asiento. Se giró de repente mirándome  y negando con la cabeza. Me senté y un silencio incómodo apareció entre los dos, por suerte Antonio estaba a mi lado y hablé con él hasta que dio comienzo la entrega de premios. No hablamos entre nosotros en ningún momento, creo que no podríamos. Teníamos demasiadas cosas dentro como para entablar una conversación normal. A mí me ponía más nervioso si cabe tenerla al lado, de vez en cuando su perfume me invadía y no podía evitar cerrar los ojos unos segundos recordando momentos. Minutos antes de que presentasen el premio al que ella estaba nominada, le eché valor a la situación y rompí el silencio:
-Te lo llevas seguro...-dije hacia su oído, pero a una distancia más que razonable. Juraría que en ese momento, se le escapó un sonrisa, lo juraría. Pero la escondió demasiado rápido volviendo a su ya común seriedad.
-No creo, está muy difícíl, hay muy buenas artistas...-contestó sin mirarme.
-Les das mil vueltas a todas.-esta vez si que nos miramos. Lo echaba demasiado de menos. Me perdí en sus ojos. Bueno, me perdí viéndola a ella en general. Nos faltaban las sonrisas, pero no pasaba nada, me las sabía ya de memoria. Pareció pararse el tiempo, porque después de tanto , habíamos dado el paso de volver a mirarnos a los ojos y en esos momentos me agarro a la esperanza de que quizás pueda seguir teniendo esos ojos en mi vida, de una manera o de otra, me da igual. Pero supongo que esas esperanzas vuelven a ser polvo cuándo sin decir nada, dirige su mirada al frente dejándome pensando en lo gilipollas que he sido.
La voz del presentador anuncia a la Mejor Artista Femenina. Mi corazón va a mil por hora así que no me imagino cómo ira el suyo. Aunque seguro que más tranquilo, con esa serenidad que siempre ha tenido.
-Y el Grammy para la mejor Artista Femenina es para...-la miro de reojo, tiene los dedos entrelazados y se muerde el labio inferior. En el fondo sé la inmensa ilusión que le haría ganarlo después de tantos años y  a día de hoy se lo merece- Malú !- Suelto todo el aire de golpe y me dedico única y exclusivamente a mirarla. Echa un poco la cabeza hacia atrás y respira profundamente. Sonríe , sonríe como nunca y yo lo agradezco. Se levanta y abraza a Rosa, el abrazo dura bastantes segundos mientras todo el mundo rompe en aplausos para ella. Estamos todos de pie y cuándo se da la vuelta encontrándose conmigo antes de salir a la gran escalera, su sonrisa se esconde un poco, pero no de el todo.
-Te lo mereces...-digo guiñándole un ojo sin dejar de aplaudir. Estiro mi brazo y acaricio su barbilla en un rápido movimiento que no se espera. Ríe un poco sin creerselo todavía y yo me hago a un lado para dejarle pasar. Camina hasta el escenario con paso firme y recoge el premio muy feliz. Intenta hablar pero está muy emocionada, no le sale la voz, irónico verdad ?
-Muchisímas gracias de verdad!-dice subiendo su tono te voz todo lo que puede en esos momentos. Mira muy emocionada hacia todo el público esperando a que los aplausos cesen un poco y pueda hablar- este premio...-traga saliva y continúa- este premio es de todas las personas que hacen posible que a día de hoy pueda estar aquí, es vuestro..-.dice levantándolo en alto y mirándo a todo el público- es vuestro por ayudarme cada día con el cariño que me dais...-los aplausos se repiten de nuevo- que sin vosotros nada de esto tendría sentido..-tiene que acabar gritando porque el barullo de la gente es demasiado- mil gracias de verdad- concluye.- os quiero.
Camina un poco hacia atrás y tras saludar a todos abandona el escenario. Yo cómo un tonto sigo aplaudiendo durante bastante tiempo. Pero sigo teniendo aplausos que darle y creo sinceramente que los tendré toda la vida.
La espero cuando todo termina. Hago tiempo hablando con gente, mientras la busco con la mirada sin encontrarla. Veo a artistas por un lado y a mil más por el otro, pero ninguno son ella. Me entretengo con un par de entrevistas con la esperanza de que mi móvil suene en algún momento, pero no lo hace. Decido marcharme, si no ha llamado ya, no creo que tenga intención de hacerlo. Vuelvo al hotel con mi equipo, pero en vez de irme a dormir, mi dirección es el bar. Lo único que creo en esos momento es que una buena copa aliviará mis penas. Está todo prácticamente desierto a esas horas y tomo asiento en la barra.
-Un gintonic por favor...-digo levantando la mano hacia el camarero que asiente y me lo sirve de inmediato. Me enciendo un cigarro rápidamente, el estrés me puede. Y cuando estoy a punto de poner mi mente a funcionar, para darle vueltas y más vueltas a lo que ha pasado, alguien se sienta a mi lado.
-No sabía que ahora fumases....no te pega- dice cogiendo un taburete. Mi cabeza se gira rápidamente para verla. No me creo todavía que esté ahí pero intento esconder mi sorpresa.
-Ya sabes...demasiado estrés por todo..-digo revolviendo mi copa y apagando el cigarro. Ella asiente y se dirige al hombre de detrás de la barra.
-Un vodka con lima por favor- sonrío al oír eso.
-Sigues igual que siempre eh- digo dándome la vuelta en el taburete para mirarla. Entiende por qué se lo digo y se encoje de hombros.
-Bueno hay cosas que nunca cambian no?- sé que esa frase tiene doble sentido pero yo no consigo encontrarlo. Nos volvemos a quedar en silencio, cada uno bebiendo a lo nuestro hasta que yo doy el primer paso.
-Cuéntame, te va todo tan bien cómo me lo parece ? porque esta noche has triunfado...-digo esperando a que me explique que es de su vida, a la que yo ya no pertenezco. Sonríe un poco mientras da un sorbo por su pajita. No recordaba lo graciosa que era en ciertas ocasiones. Bueno en el fondo sí, pero había intentado olvidarlo.
-No me puedo quejar la verdad, todo me está yendo super bien...-dice asintiendo.
-En serio ?- vuelvo a insistir en lo mismo.
-Si en serio -dice segura- el disco está yendo genial y todo...-la corto de inmediato.
-Malú  no estamos en ninguna entrevista ya, sabes perfectamente a lo que me refiero...- en realidad ni si quiera yo sé lo que quiero que me diga en esos momentos. Piensa varios segundos la respuesta mirando al vacío hasta que por fin se decide a contestar.
-Puede que sí que esté con alguien....-intento parecer feliz por ella. Lo intento con todas mis fuerzas pero creo que por un momento me tiemblan las manos- llevamos poco tiempo pero....me está haciendo feliz.-asiento y le meto otro sorbo a mi copa, esta vez más grande.
-Tan rápido ?-pregunto de golpe. Me doy cuenta al instante de que mi comentario le va a molestar pero cuando devuelvo mi mirada hacia ella la encuentro riendo.
-Tiene gracia...-dice calmando su risa- tiene gracia que me lo digas tú cuando al día siguiente de dejarme te estabas follando a otra...-lo dice con todo el desprecio que se puede tener a una persona. No me esperaba para nada ese comentario y mucho menos así. Creo que disfruta mucho más al pensar que yo ignoraba por completo la idea de que ella se hubiese enterado- Helena ha hablado conmigo... dijo que lo hacía por ti, que era mejor que yo lo supiese...
-Malú , las cosas no sucedieron así...-digo intentando excusarme- yo no....
-Hugo no te molestes, no somos nada cómo para que nos tengamos que dar explicaciones..-dice revolviendo su vodka con lima. Ese no somos nada, entró directo por mi pecho hasta ya sabéis donde. Y me rompió un poquito más.
-No estás enfadada entonces ?-dije mirándola muy fijamente. Buscaba su sinceridad por algún sitio.
-Por qué debería ? por haberte llamado durante semanas y que no me cogieras ni una puta vez el teléfono?-dijo tranquila. Esa tranquilidad me mataba, porque la utilizaba única y exclusivamente para hacerse la ofendida.
-Definitivamente sí , estás enfadada.
-Lo estuve y mucho, al principio no entendí por qué no confiabas en mí...-dijo ahora más calmada - pero terminé por pasar página, es siempre lo mejor no ?
-Malú yo confiaba en tí, pero quedaste con él a mis espaldas y le besaste,crees que igual debería haberte aplaudido en vez de marcharme..?-su voz cortó mi frase de repente, irrumpiendo en mis oídos cómo un verdadero huracán.
-Fue un puto beso Hugo !!- dijo muy cabreada dando un golpe contra la encimera- cuantas veces tengo que explicarte que fue un único beso ? De verdad crees que valió la pena mandarlo todo a la mierda por eso ?- su voz se rompe a cada palabra. Pero jamás, y os juro que es así, jamás la he visto tan segura de lo que dice. Me quedo callado porque no sé que contestar y ella interpreta mi silencio a la perfección- lo suponía...
-No fue el beso...-digo sacando fuerzas de no sé ya donde-, fue el hecho de que yo te estaba echando de menos a sabe dios cuantos kilómetros y tú estabas quedando con otro...-quiere replicar en ese momento pero yo no le dejo- lo he pensado varias veces si, que igual fui un gilipollas por irme sin más...pero al final parece ser lo mejor no ?- ella ladea la cabeza y me mira intentando no derrumbarse- tú ahora eres feliz y eso es lo que importa.-bajo la mirada para volver a pegar un trago, lo necesito.
-Y tú ?
-Yo qué ?-digo girándome de nuevo.
-Tú eres feliz ?-dice intentando dedicarme una sonrisa que acompañe al momento. Pienso bastante mi respuesta. Y creo que no la encuentro. Y me doy cuenta de que en estos momentos asocio mi felicidad a recordar todo lo que un día me pareció ser lo más bonito que tenía. De hecho lo era. Y qué significa eso ? No puedo ser feliz a costa de recuerdos, ni puedo ni quiero. Y me limito a pensar que algún día construiré los recuerdos de nuevo, lentamente y con buena letra. y entonces quizás la encuentre. La felicidad digo, porque a ella ya hacía tiempo que la había encontrado. Así que simplemente respondo:
-Lo seré.- vuelve el silencio, pero ya no hay más que decir, o eso creo. Levanto mi copa y con un movimiento hacia delante brindo por ello y me la bebo de golpe antes de pedir otra.
-Espero que lo seas Hugo, de verdad...
Las horas vuelven a pasar y todavía no nos hemos ido del bar. El tiempo pasa mientras nos ponemos al día o hablamos de temas diversos, creo que la opción de ser algo parecido a amigos nos parece la mejor en ese instante. Pero llega un momento en el que sé que su cuerpo no soportaría ni una gota más de alcohol.
-Malú deja ya de beber anda...-digo apartando el vaso de ella y cogiendo su mano- te vas ahora mismo a dormir.
-Qué dices pero si estoy perfectamente ?- apenas pronuncia bien y su cara me dice lo contrario.
-No no lo estás.-y sin decir nada más tiro de ella hasta el ascensor. Intento mantener las distancias pero ha bebido tanto que necesita apoyarse en mi hombro unos momentos para recomponerse. La acompaño hasta  su habitación y me insiste bastantes veces en qué puede acostarse ella sola, aunque yo lo dudo. Se apoya contra la puerta intentando abrírmela, antes de despedirse de mí.- tranquila que ya la abro yo- se nos escapa una risa. Nos quedamos parados. El uno en frente del otro. Yo buscando una razón para darme la vuelta e irme, aunque con ella allí me resulta demasiado difícil.
-Hugo yo...-dice pasando su lengua por su labio superior. No sé que va a decirme pero tampoco me importa, porque en esos momentos lo único que quiero es abrazarla, echo de menos su cuerpo y la sensación que produce su piel tan de cerca.
-No hace falta que digas nada...-y me separo un paso de ella, conteniendo mis enormes ganas. Y cuando estoy a punto de dar el paso definitivo para marcharme de allí, coge mi mano durante un segundo.
-No te vayas todavía....-es apenas un susurro. Pero a mí no me hace falta más. Y mi cuerpo entero, desde la cabeza a los pies, se debate entre cruzar esa puerta con ella o irse de una vez.