Vistas de página en total

domingo, 6 de julio de 2014

CAPÍTULO 59. EN EL ABISMO.

Cuando volvió para recoger sus cosas, yo ya me había ido. Preferí dejarle su casa cuanto antes, no era justo todo aquello. No nos llamamos ni una vez. Ni un mensaje. Nada. Perdimos el contacto como por arte de magia. Ni si quiera coincidimos ni un solo día en el trabajo, o en un evento. No sé lo que nos llevó a distanciarnos de tal manera después de serlo todo para el otro. Quizás manteníamos la esperanza de que al no hablar, lo nuestro seguiría en una especie de limbo emocional y no tendríamos que someternos a tomar esas decisiones que terminarían por rompernos del todo.
Durante ese tiempo, aunque sabía que nos costaría volver, si es que lo hacíamos algún día, jamás me planteé olvidarla, o dejar de quererla. Nunca. A diferencia de las otras veces, esta, tuve claro que intentar olvidar cada puto sentimiento que me había regalado, sería como renunciar a la felicidad que un día tuve. Quiero decir, cuando empiezas a querer a alguien no puedes dejar de quererle, porque con el paso del tiempo, por muchas cosas que sucedan, le seguirás queriendo. Le podrás querer de muchas maneras distintas, incluso de más de una, pero siempre existirá cariño para esa persona. Ni el tiempo, ni la distancia, ni las personas, harán que eso cambie. No se puede dejar de querer.

Un mes y medio después, cuando una mañana sonó el despertador, fui incapaz de recordar en qué momento me había dormido. Últimamente me solía pasar. Eso de que te tumbas en la cama y la das vueltas, a la cabeza, al mundo y a la vida, hasta que todo te pesa demasiado, y te duermes.
Me levanté de la cama revolviéndome el pelo y sin demasiadas ganas. Aquel invierno en Madrid era el más frío de todos los que había vivido. Por varias razones. La Navidad se acercaba y con ello el lanzamiento de mi nuevo single, promoción, entrevistas...y mil cosas más que ya no me apetecían una mierda. Llegué al estudio como casi todos los días, para hablar con el equipo sobre planes, canciones...etc.
La primera en recibirme fue Helena. Con una de sus sonrisas encantadoras, abrió los brazos al verme llegar por el pasillo. Y antes de mis buenos días, tuvo que ir un abrazo.
-¿ Qué tal la vuelta al trabajo? -besé su mejilla con fuerza.
-Bien, lo estaba deseando. -se mordió el labio y tras eso sonrió muy mucho. Acarició mi hombro y yo me quedé en silencio, asintiendo- ¿Y tú qué? ¿Todo bien? -ladeó la cabeza, esperando un análisis emocional por mi parte que no tenía pensado llegar.
-Mejor -asentí, con la idea de parecer convincente.
-Ya...-susurró mirándome a los ojos. Ni si quiera creyó mi respuesta durante un segundo, pero lo dejó pasar- Antonio te busca, está en su despacho.
Respondí con una sonrisa y se hizo a un lado para dejarme pasar. Ella sabía de sobra, que yo en realidad no estaba mejor. Ni un poquito. Que la echaba de menos a morir.
Entré en el despacho de Antonio con la mayor sonrisa fingida de mi vida. Él pareció hacer lo mismo, pero tragó saliva y se puso serio de inmediato.
-Hugo, siéntate por favor...-me pidió señalando uno de los sillones beige de en frente de su mesa.
-¿Pasa algo ?- pregunté frunciendo el ceño y quitándome la chaqueta. Me acomodé y respiré, esperando paciente, a lo que fuese que tuviese que contarme.
-Verás chaval, yo...-tartamudeó nervioso- yo no he sido del todo sincero contigo.
Alzó la vista y con una mueca de preocupación me miró. Me quedé callado, y asentí con la mirada pidiéndole que continuase.
-Hace casi dos meses, una semana después de que tú y Malú lo dejaseis, llegó esto a tu nombre...-me lanzó un  pequeño sobre blanco, sin abrir, y con la solapa azul.- no te lo di en su momento porque...-pensó bastante antes de seguir hablando y tragó saliva- porque tenía miedo de que distrajeses, poco antes de lanzar el disco, la promo y....bueno, eso.
Le había costado bastante decir lo que había dicho. Él nunca había sido un hombre de dar explicaciones y mucho menos de pedir disculpas, siempre tenía la razón, en absolutamente todo.
Miré el sobre por los dos lados, el remitente era más que conocido para mí. Sentí una puñalada en el corazón y hice un esfuerzo porque no se me notase en la cara.
-Debiste habérmelo dado en su momento -contesté muy serio, aguántandole la mirada.
-Lo sé chaval y lo siento -asintió disculpándose- tómate el tiempo que quieras para leerlo, vete a casa, no sé, haz lo que quieras.
Me levanté de inmediato sin apenas despedirme. Lo único que quería era sentarme, respirar, leer. Y luego ya si eso, morirme. Llegué a mi estudio, me senté en mi mesa y jugueteé unos cuantos minutos con el sobre en la mano. No lo entendía. Ella no era en absoluto de esas personas que te explican las cosas en una carta, nunca se le había dado demasiado bien poner los sentimientos en un papel. O al menos eso pensaba.

Querido Hugo

Nunca quise que las cosas fueran así. Nunca planeé irme de casa aquel día, ni hacer las cosas como las hicimos. Y ojalá todo hubiese sido distinto. Ojalá nos hubiésemos entendido mucho antes.

Créeme que lo siento cariño, siento no haberme quedado a solucionar las cosas. O a intentarlo. Pero tenía miedo. Miedo de que si nos hacíamos más daño, jamás podríamos volver a querernos de nuevo.

 También sé que a veces la vida me viene realmente grande. O quizás soy yo la que se vuelve pequeña ante tantas cosas que no entiendo. No lo sé. Tampoco sé por qué te odié tanto aquel día. Pero lo hice. Juro que quería matarte por no ver lo mucho que te he necesitado siempre. De todas formas, no te asustes. Todo lo que te odio es solo una pequeña parte de lo que te quiero.

Porque te quiero Hugo. Y eso es algo supongo que nuca cambiará. Supongo que no he dejado nunca de querer a nadie. Lo supongo porque sé que todavía no he conseguido olvidar ni una sola vez desde que te conozco. Por mucho que ya no me importe, por mucho que ya no piense. Olvidar es una palabra que me viene grande. Y yo lo único que he hecho ha sido mirar hacia otro lado, toda la vida. Apartar la vista y hacer como si nada. Por eso seguía amarrada a tantos nombres, a todo eso que nunca me ha pasado con nadie. Menos contigo. Porque contigo me ha pasado de todo.

A estas alturas de la carta yo ya no estaba en el mundo. Simplemente respiraba, pero no estaba allí.

Y necesito que sepas que no te hablaré durante un tiempo. Ni mensajes, llamadas, ni casuales coincidencias en el baño de un restaurante de Madrid, y tampoco te iré a buscar a la playa más remota de Barcelona....nada. Y tampoco me llames, no lo hagas. Que ni se te pase por la cabeza llamar a mi madre, que nos conocemos. Haz como si estos meses nunca hubiesen ocurrido, céntrate en tu carrera, cuida de Helena y sé feliz, o inténtalo. Haz esto durante al menos un tiempo. Y yo, prometo volver a llamarte, hablarte e ignorarte como sé que te gusta, algún día de estos.

Una cosa más: no te sientas mal por no haberme dado el abrazo que te pedí. Siempre he sabido que te morías por dármelo. Como todo.

No me preguntéis lo que sentí cuando terminé de leer aquello. Nunca sabría describirlo. Sentía un vacío emocional tan grande, que me costó respirar de nuevo. Y cuando quería cerrar los ojos durante un momento y no pensar en nada. Helena entró por la puerta y se quedó quieta, de pie y mirándome.
No preguntó nada. Simplemente le tendí la carta y la leyó en silencio durante unos segundos. Yo me pasé una mano por los ojos y me los froté con la palma de las manos. Se acercó y me abrazó con fuerza, y antes de que le diese tiempo a preguntar lo de siempre, yo me adelanté.
-Creo que voy a ir a verla...-musité, mordiéndome el labio.
-Hugo, no creo...-ladeó la cabeza y tomó aire de nuevo- no creo que sea buena idea hacerlo.
-¿Cómo? -alcé la voz y me incorporé un poco sobre la silla para mirarla bien.
-Bueno...creo que aquí pone bien claro que no quiere tener contacto contigo ni que la busques -se encogió de hombros- igual es lo mejor.
-¿Cómo puedes decir eso? -me reí de manera irónica- claro que no es lo mejor, lo mejor sería que estuviésemos juntos -volví a insistir con la mirada pero ella no parecía cambiar de opinión- joder Helena, es mi mujer, quiero estar con ella.
-Hugo no estáis juntos, tienes que asumirlo -gesticuló con las manos y a mí esas palabras solo me parecían una copia barata de otras que escuché en su día.
-Pues no me apetece -contesté de malas maneras- no me apetece en absoluto asumirlo. -me levanté y le quité la carta de las manos- de hecho voy a llamarla, y a buscarla, y a hacer lo que me de la gana.
La miré muy atentamente cuando dije eso. Y ella solo negaba con la cabeza y suspiraba. Me marché a los tres segundos de su último suspiro y di un portazo.
Las dos semanas siguientes, traté de llamarla pero nunca me cogió el teléfono. Fueron mil veces las que me peleé con su contestador.  No estaba ya en su casa, así que supuse que seguiría en casa de su madre por miedo a sentirse sola. Todos trataron de convencerme de que lo dejase pasar, que el tiempo diría. Pero yo no tenía intención alguna de dejar al tiempo decidir por mí.

Los últimos días del año, siempre me han parecido bonitos. Es como un fin de fiesta para todo el mundo. Dónde echas la vista atrás y te das cuenta de todo lo que te ha llevado a estar dónde estás. Un millón de situaciones aleatorias o noches sin dormir, yo que sé, aquella noche tampoco me importaba todo mucho.
Elegí un traje negro para aquel día. Negro por completo. Me peiné el flequillo hacia arriba con los dedos y cogí el coche. Llegué a un conocido hotel de Madrid dónde hoy se congregaba la mayor fiesta del año. Cantantes, deportistas, actores y actrices, nos reuníamos en una fiesta épica.
Tras una recepción de más de una hora, entramos a un salón inmenso, con su correspondiente DJ, su catering y todas esas cosas que se ven por la tele en una fiesta de famosos.
Apenas hice mucho caso a la celebración, no me importaba demasiado. Dí un rápido paseo entre la gente, mirando, buscando y oyendo, hasta que la encontré. Ella no sabía que yo estaba allí, no creo ni que se lo imaginase. De hecho, hablaba con amigos, ajena a lo que venía después. Llevaba un vestido negro, de brillantes, que le llegaba hasta los pies. Con la melena suelta, hacia un lado, y las ganas de enamorar a medio mundo impresas en la sonrisa. Reí al verla, sé que es estúpido hacerlo. Porque había dejado claro que no tenía intención ninguna de volver conmigo. Pero no me importaba, estaba tan jodidamente enamorado hasta las trancas, que no me importaba.
En el momento justo, o en un momento cualquiera, no lo sé, caminé tranquilo hasta ella. Dejé la copa en una mesa y me peiné por octava vez en toda la noche y abrochándome los últimos botones de la camisa, cogí mucho aire.
Rocé su hombro un par de veces y se giró. Abrió mucho los ojos y parpadeó confusa.
-No me lo puedo creer....-resopló enfadada. Y yo sonreía como un gilipollas- ¿Qué se supone que haces aquí?
-Verte -susurré.
Echó la cabeza hacia atrás y maldijo para sí misma.Tomó aire y cogió mi brazo con mucha fuerza pero disimuladamente. Tiró de mí a través de la gente, poniendo solo un "vamos" como argumento para sacarme de allí. Miraba hacia los lados e ignoraba con una sonrisa a los que se paraban a saludarla, hasta que llegamos al ascensor.
-¿Qué estás haciendo? -pregunté mientras empujaba hacia dentro.
-No pretenderás que te grite delante de mil personas , ¿O sí? -se cruzó de brazos y apoyó la cabeza en la pared del ascensor.
-¿Ah que quieres gritarme? -dije levantando las cejas- bien.-asentí y pulsé el botón de STOP del ascensor.
Ella se movió de inmediato e intentó detenerme pero ya era tarde, estábamos parados.
-¿Qué cojones haces Hugo ? -me empujó y trató por todos los medios volver a poner en marcha la máquina, pero me puse en medio, impìdiéndoselo.
-¿No querías gritarme de todo? Pues ya está, aquí no nos va a molestar nadie -me encogí de hombros y agarré su cintura echándola un poco hacia atrás. Me miró como si el mundo terminase y fuese por mi culpa.
- ¡Te dije que no me buscases joder, que no me llamases ! -alzó demasiado la voz.- ¿Qué parte de eso no has entendido?
-Solo vengo a por una cosa, después podrás hacer lo que te apetezca -dije rozando su mano muy despacio. Estaba muy seguro de lo que estaba diciendo y eso evitó que me diese un bofetón y me obligase a irme. Solo se quedó callada y asintió con los ojos, más pintados y más bonitos que nuca. 
-¿Qué cosa? -separó mi mano de la suya, y la colocó en su barbilla, tratando de no perder los nervios.
-Te debo un abrazo...-susurré.
-Te dejé bien claro que no pasa nada porque no me lo dieses, era un momento...-movió la cabeza pensando- complicado, un momento complicado.-concluyó.
-Lo sé, pero quiero hacerlo -sonreí un poco- ¿Me vas a negar un abrazo? Después me iré, te lo juro.
Pasó bastante tiempo analizando mis intenciones. Mirándome a los ojos. Intentando descifrar con la maravillosa intuición que siempre había tenido, que me había llevado a pedirle algo tan aparentemente insignificante como un abrazo.
-Esta bien...-pronunció suavizando los ojos- un abrazo, y se acabó.
Sonreí y dí un par de pasos hacia ella. Tiré de su cintura obligándola a que colocase la cabeza en mi pecho. Al principio, me rozó con las manos y con los nervios tatuados en sus maneras.La rodeé como si el mundo se fuese a acabar mañana. Y ella se acurruca en mi cuello y mi abraza. Siento una punzada en el estómago mientras la aprieto con más fuerza. Vaya, si las cosas fueran distintas, no la dejaría marchar. Escondo el rostro entre su cabello y fantaseo acerca de todo lo que nos podría haber pasado juntos. Quiero decir, no creo que la felicidad o el amor, quepan en un abrazo, pero en esos momentos tengo la sensación de que sí.
No sé cuanto tiempo pasamos enganchados, pero todo duró más de lo previsto. Acaricio su espalda y ella se deja. Y cuando estoy a punto de creer que nada ha funcionado, susurra junto a mi oído:
-Hugo yo...-se le atragantan los nervios- creo que pensándolo mejor, deberías pasarte por casa esta noche, tengo algo que necesito darte.
La separé en ese instante. Necesitaba verle los ojos.
-¿Ahora ? -entorné los ojos sin comprender.
-Sí, ahora...-asintió- si puedes claro. Será solo un momento, estarás de vuelta para el baile. -fingió una media sonrisa.
No tardé ni medio segundo en decir que sí con la sonrisa más grande que se me ocurrió. Cogimos un taxi y en diez minutos, ya estábamos en su casa. O en la nuestra, no lo tenía claro. Entró ella primero encendiendo las luces, estaba todo muy ordenado, pero se notaba que llevaba tiempo sin vivir ahí.
-Lo tengo en el estudio -dijo subiendo las escaleras y haciéndome un gesto para que la siguiese.
Rebuscó en su escritorio un buen rato. Entre papeles y más papeles, y cuando por fin lo encontró, targó saliva y respiró hondo. Eran un sobre muy grande, de color oscuro. Se dio la vuelta hacia mí y se mojó los labios. Le temblaron hasta las piernas. Estaba haciendo un esfuerzo porque no se le notase en la cara que el corazón le estaba dando vueltas.
-¿Qué es? -pregunté estirando la mano y cogiéndolo con suavidad.
-Tú solo...-le tembló la voz- tu solo ábrelo ¿vale?, no tienes por qué leerlo aquí si no quieres.
La miré desconcertado y seguidamente introduje la mano dentro. Saqué un montón de papeles grapados, perfectamente estirados. Eché un vistazo por encima y se me paró el corazón de golpe. Hice una mueca del dolor más profundo que podáis imaginar y acto seguido, la miré sin saber muy bien qué decir.
-¿Te quieres divorciar? -pregunté, con sorpresa y con las ganas de haber vivido todo juntos, escondidas en un rincón

5 comentarios:

  1. Ay madre mía no nooo que no se divorcien por Dios!! :`( A mí sí que me ha dado un vuelco el corazón, no me hagas sufrir así, que vuelvaaaan...

    ResponderEliminar
  2. Dios mio! Brutal, no tardes en subir el siguiente que me muero de ganas de leerlo. Estos ultimos capitulos estan siendo impresionantes!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Que emocinante porfavor!!!!!!! Que no se divorcien porfavor... me he quedado ipresionada sube el proximo lo antes que puedas me he leido tu novela en tres dias me he enganchado.
    SIGUE ASI!!

    ResponderEliminar
  4. Pero cómo nos haces esto? Se ha perdido la magia por completo... :'(

    ResponderEliminar
  5. peeeeeero como se van a divoorciar !! Son Hugo y Malú esa pareja no se puede romper, que vuelvan por favooor !!

    ResponderEliminar