Cuando una mujer cómo ella, te suelta una frase así, solo puedes explotar o temblar. En mi caso fue un poquito de las dos. Estaba desnuda, por completo, subida encima de mi cintura y por primera vez en mucho tiempo me entró el vértigo a lo que viniese después. Fue cómo una sensación de ganas y nerviosismo unido a que estaba tan jodidamente excitado, que todo lo que hubiese querido hacer, no sería nunca suficiente.
Bajó su torso hasta besarme la boca, apoyando las manos en mi abdomen. Primero muy despacio. Coordinando su lengua con la mía. Y fue tan largo el beso, que tuve la sensación de que donde terminaban mis labios empezaban los suyos. Gimió en mitad del beso cuando le mordí los labios. Me encantó que lo hiciese. Sonrió despacio, con la luz suficiente para que yo supiese que esa sonrisa iba a matar. En todos los sentidos. Bajé las manos por su cuerpo, y las adapté perfectamente en mi sitio preferido de sus caderas. Quería seguir más abajo, mucho más abajo.
-¿Piensas desvestirte? -susurra con una sugerente risa- ¿O vas a hacerlo con la ropa puesta ?
-Tenía pensado que me la quitases tú. -contesto mientras siento que se coloca con exactitud sobre mi entrepierna y comienza a tirar de mi camiseta hacia arriba ,sin hacer muchas más preguntas.
No se le resiste nada. Ni la hebilla de mi cinturón, ni la cremallera. Disfruta haciéndolo. Creo que es una de las partes que más le gusta de todo esto.
-Ya está -dice decidida cuando me baja los pantalones hasta los tobillos.
Una vez desnudos los dos, sujeto sus brazos y la lanzó con fuerza sobre el colchón para ponerme sobre ella. Se ríe. Preciosa, y seductora, se ríe. Vuelvo a besarla. Con amor y con una pasión comparable a pocas cosas. Me muerde la oreja y suspira lentamente al hacerlo. Me quejo con un suave gemido y me llevo la mano a la oreja.
-No finjas que no te ha gustado -dice mirándome muy de frente y vuelve a besarme- cómo si no te conociese.
Arquea las cejas y me mira atenta. Tiene razón joder, me pierde que haga esas cosas. Disfruto de ese dolor, de sus mordiscos y de las maneras desinhibidas y locas que tiene hasta en el sexo.
Le beso el pecho. Y le acaricio las piernas, luego lentamente las separo un poco y empiezo a tocarla. Ella también está que no puede más, siento cómo se mueve poco a poco bajo mi mano. La deslizo con suavidad y la escucho gemir. Me gusta verle la cara cuando está a punto de explotar. Se muerde el labio y se encoje un poco por el placer. Estira su mano y se agarra a mi nuca, mientras sigo moviendo mis dedos en su entrepierna. Sonrío. Adoro sus maneras cuando se deja ser ella misma, rendida al deseo, al placer o al orgasmo. En esos instantes me gusta todo de ella. Todo. Acerco mi boca hasta sus pechos y hago círculos en ellos con la lengua. Se ríe en medio de tantos suspiros. Y yo lo hago con ella.
Abre un poco más las piernas, disfruta y al mismo tiempo quiere que pare ya. Es una incoherencia propia de esos momentos. Cuando el placer es tantísimo, que hasta duele. No paro. Agilizo el movimiento de mis dedos dentro de ella.
-Dios...-suspira con una mueca indescriptible- para, para...
Sé que no lo dice en serio. De hecho esas palabras solo me hacen sonreír y facilitarle el orgasmo con un movimiento certero. Relaja el cuerpo y me abraza. Me besa. Su cabeza sobre la almohada, su pelo suelto, desordenado cómo el revoltijo de emociones que tiene que tener ahora por dentro.
Apoya sus manos en mi pecho y me obliga a que sea yo ahora el que se tumbe. Agarra mis muñecas y las coloca sobre mi cabeza. Acaricia mi abdomen, lo palpa mientras me sonríe.
-En estos instantes -dice mientras me besa la comisura de los labios- creo que eres el tío más bueno del mundo.
-En estos y en todos cariño -le sonrío y tiro de sus caderas hacia delante, pero me frena.
-Quieto -susurra- me toca a mí.
No me opongo. Ni muerto me opondría a que una mujer como ella te suelte algo cómo eso en la cama. Acomodo mi cabeza, con una buena vista hacia todo su cuerpo. Me besa el cuello. Lo recorre, lo camina, lo siente, y lo disfruta. Desliza sus labios, con dulces y acalorados besos por mi cuerpo, hasta el borde de mi abdomen. Baja más allá. Cierro los ojos. Juguetea, libre y despreocupada. Le acaricio el pelo. No puedo casi ni respirar ya, aprieto los dientes con fuerza, mientras ella sigue a lo suyo.
-Joder -gruño con la boca entreabierta.
La siento sonreír desde abajo. Y sin aguantar más, me escapo al puto nirvana del placer durante un instante. Grito y me mojo los labios, al intentar respirar un poco más tranquilo. No me da ninguna tregua. Se sube a horcajadas sobre mí. Y rompemos los límites, acabando con cualquier ínfima distancia que se esté interponiendo entre nosotros. Sujeto sus caderas. Ella arquea el cuerpo hacia arriba una y otra vez. Hacemos el amor. Es tan simple cómo eso, y tan complicado a la vez. Cualquiera que haga el amor se le permite sentirse el rey del mundo por un tiempo. Sentirse grande, gigante, inmenso. Un dios.
Me incorporo un poco. Estamos los dos sentados, ella sobre mí y yo sobre las sábanas. Entrelazados. Por los labios y por alguna que otra parte del cuerpo. Rodeo su espalda con mis manos aunque me da la sensación de que quiero recorrerle hasta la piel que no tiene. La estrecho fuerte contra mí. Y llegamos juntos, al Everest de las sensaciones. Cuando siento esa inmensa sensación incapaz de ser descrita por cualquiera, creo que no necesito que exista el mundo más allá de ella. Y el orgasmo, es solo la inevitable consecuencia de hacer el amor. Ella se ríe derrumbándose sobre el colchón. Casi exhausta, sudada, mojada y no sólo de sudor. Con el pelo que se le pega a la cara y se ríe con ella.Nos abrazamos juntos, así, tocados, agotados, y extremadamente felices. Sobretodo eso. Y sonriendo nos besamos. La quiero. La quiero tanto que no lo aguanto.
-Nena...-susurro mientras apoya su cabeza en mi pecho, agotada.
-¿Si?
-No me dejes...- contesto con un largo suspiro, pero un suspiro feliz, el más feliz de todos.
Y no sé por qué, pero lo digo. Y casi me arrepiento. Y ella se queda un momento en silencio. Después se separa de mí y me mira curiosa. Luego lo dice despacio, casi susurrándolo.
-Hemos hecho el amor -se ríe.- hemos hecho el amor.
No la entiendo y levanto las cejas algo perplejo.
-Sí, creo que no es la primera vez...-digo secándome el sudor de la frente- me suena ese lunar que tienes en la espalda...
-No es eso idiota -se da la vuelta sobre si misma y apoya su barbilla en mi torso- la última vez sólo fue sexo, no sentí nada.-niega con la cabeza- ¡Hoy hemos hecho el amor!
Me río y le acaricio la mejilla. Miro al techo y sonrío sin creerme que existan personas cómo ella.
Media hora después los dos estamos metidos en la bañera, el uno frente al otro, y con una copa de champán en la mano. Está guapísima tras hacer el amor. Cómo todo el mundo supongo. La larga melena mojada, le llega hasta los pechos, cubriéndolos sutilmente.
-¿En qué piensas? -pregunta de repente frunciendo los labios.
-¿Yo? En lo rico que está el champán...-doy un sorbo a la copa y la miro- y en lo bonito que es estar aquí contigo.
Sonríe con dulzura y apoya la cabeza en el borde, haciendo que el agua suba un poco más hasta su cuello.
-¿Qué vamos a hacer cuando volvamos a Madrid? -dice ladeando la cabeza, con un toque de preocupación.
-¿Cómo que qué vamos a hacer? Estar juntos. -afirmo seguro. Muy, muy seguro.
-Ya, pero ¿Volveremos a vivir juntos, ir a los eventos juntos...? -cuestiona poco convencida.
-Sí, ¿No es lo que tú quieres? -pregunto frunciendo el ceño.
-Claro que sí, pero quería saber si tú estabas seguro -dice, y se sacude el pelo levemente.
-Créeme, estoy seguro -me incorporo un poco y entrelazo mi mano con la suya- tengo ganas de volver a lo de antes, vivir contigo, ya sabes -me encojo de hombros- todas esas cosas.
Sonríe y niega con la cabeza.
-¿Cómo si nada hubiese pasado? -inquiere divertida, está poniéndome a prueba y se le nota demasiado.
-No -niego inmediatamente- nos ha pasado de todo, no vamos a fingir que no -sonrío tranquilo- será distinto, pero mejor.
-¿Por qué será mejor? -pregunta riendo.
-Ya sabes, estoy más guapo que la última vez. -golpeo levemente mis abdominales y la miro.
Suelta una carcajada y me salpica un poco. Se toma su tiempo. Moja los labios en el champán y da un buen trago. Cierra los ojos y cuando los vuelve a abrir me está mirando.
-Vale -afirma muy segura. Quizás más segura de lo que yo esperaba.- pero se lo dirás tú a mi madre, te odia un poco desde lo de la última vez...
-¿A mí ? -abro un poco los ojos- a saber qué le has contado...
-Yo nada -chasquea la lengua y levanta un poco las manos- solo la verdad.
-No sé -agacho un poco la cabeza- ganarme a mi suegra otra vez no era lo que tenía pensado, creo que es mejor que lo dejemos...
Me hago el afectado y cuando se echa hacia delante para ver qué me pasa, me río sin poder evitarlo.
-Eres idiota, no bromees con eso -advierte muy seria.
-Era broma cariño -tiro de sus manos y la tumbo sobre mi cuerpo- cuando volvamos reuniremos a mi familia y a la tuya y se lo contaremos ¿Vale? -beso su pelo y le rodeo la cintura.
-Vale -asiente un poco más tranquila- Hugo...
-Dime.
-No quiero volver a estropear esto -gira la cabeza para mirarme a los ojos- para mí es muy importante hacer las cosas bien -me habla convencida y en esos instantes sé que me está abriendo el corazón y el futuro con esas palabras- quiero que seamos felices y esta vez va en serio -sonríe.
-Lo sé -asiento- y lo haremos.
-¿Me lo prometes?
-No, la verdad es que no -niego con la cabeza y ella frunce el ceño- te lo demuestro.
La beso. La pillo desprevenida, que es cómo mejor saben los besos.
-Te diré una cosa -dice entremedias del choque de nuestros labios- tienes el don de decir justo las palabras exactas que hacen que algo se me dispare dentro -sonríe- no lo malgastes, tendrás que utilizarlo cuando seamos mayores y te odie por no llevarme a unas vacaciones al Caribe sin niños.
-¿Tienen que ser al Caribe? -pregunto alterado- ¿No te vale que te lleve al pueblo?
Se ríe sin poder evitarlo y se envuelve en mis brazos con una calma infinita. Y a mí solo me apetece volver a empezar de nuevo, si es que alguna vez habíamos terminado realmente. Porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible.
Cuando llegamos a Madrid, juntos, tras un par de días más de viaje con ella, una inmensa marea de periodistas nos espera en el aeropuerto. Durante meses tras la boda, fuimos la pareja preferida de la prensa y de todo el mundo, no nos escondíamos demasiado, simplemente vivíamos nuestro amor sin tapujos. Acudíamos a los eventos, a los premios juntos y nos dejábamos ver en los conciertos del otro. Cuando lo dejamos y la noticia se filtró, estuvieron semanas sin dejarnos vivir, hasta que el boom dejó de serlo. Incluso cuando cantamos juntos, el vídeo estuvo en YouTube en cuestión de minutos, y Twitter y los medios de comunicación se revolucionaron al instante. Así que, ahora que volvíamos de Roma, más juntos que nunca, la situación volvería a ser totalmente agobiante.
Salimos por la puerta de Llegadas, de la mano, con personal de seguridad rodeándonos y cargando con las maletas como podíamos. En un instante nos encontramos inmersos en una nube de cámaras, micrófonos y preguntas indiscretas.
-¿Confirmáis que estáis juntos de nuevo? -preguntó uno acercándole el micrófono a Malú a la boca con decisión.
Nosotros sólo nos mirábamos y reíamos. Solo intentábamos avanzar hasta el coche pero se hacía imposible.
-Hugo, ¿Son ciertos los rumores de una posible relación con una mujer que trabaja contigo de manera cercana? -preguntó una chica, al tiempo qué se ponía delante de los dos sin dejarnos avanzar.
-¿Qué? No -negué sin pensármelo y alzando la voz- créedme que no ha habido más relación que esta...-dije haciendo referencia a nosotros.
Aunque necesité contestar a esa pregunta, había cometido el error de principiante de contestar dándoles un titular para la próxima portada. Malú me miró suspirando y me echó la bronca con los ojos y con una mueca de desaprobación.
-¿Y qué hay de la reciente noticia de que hayas estado con otro hombre durante tu gira a México? -esta vez, se dirigió a Malú, que se quedó quieta al instante.
Por mi parte no tenía ni la más mínima idea de lo que aquella periodista estaba hablando. Fruncí el ceño y esperé su siguiente movimiento. Se puso tensa y ni si quiera respiró.
-Claro que he estado con otro hombre -admite sin pensárselo dos veces- concretamente en mi banda, con la que haga todos los conciertos, hay seis. -dijo, y su tono borde sonó demasiado evidente- ahora si nos disculpáis, tenemos mucha prisa por irnos juntos de una vez. -forzó una sonrisa y avanzó con muchísima decisión entre los periodistas. Conseguimos llegar hasta el coche, dando esquinazo a la prensa. Resoplamos cansados. Me miró, ya sentada en su asiento, y sonrió sin creerse lo que acababa de hacer.
-¿Sabes una cosa? -dije acariciando su pierna.
-¿Qué? -preguntó en un suspiro.
-Me pones un montón cuando hablas así.
Se ríe y me besa. Y eso con ella, siempre ha sido una buena respuesta.
Muy bueno pero por favor que no se enfaden si Malú ha edo con otro homre en Mexico
ResponderEliminarVengaaa sube rápido otro capitulooo!!
ResponderEliminarMe encantaaa! Pero q les vaya bien!! Q no haya estado con nadie en mexico por diooos!!
capi porfiiiii!!!!!
ResponderEliminarpor cierto en unos capitulos mas adelante podrian tener un hijo o algo, para que este mas emocionante todavia si esk pued estarlo claro
Sube capitulooooo pliiiiiis!!!
ResponderEliminarDiiioss!! Pedazo novela. Siguiente capitulo por favor! No puedo esperaaaar!!
ResponderEliminar