Arranqué y salí de allí rápidamente. Estábamos los dos empapados y congelados. La escuchaba casi tiritar y solo quería frenar el coche y abrazarla para que entrase en calor. Pero no podía. No podía porque estábamos al borde de la más complicada de las situaciones. Quería decir tantas cosas.... Y me concentraba mentalmente para quedarme callado, ella había sido clara diciendo que no quería discutir más. Pero no lo portaba.
-No me refería a que tú no me necesitases...-murmuré conduciendo casi sin darme cuenta, ella ni si quiera apartó su mirada de la ventanilla.
-Hugo cállate por favor.
-Nena...-intenté comenzar mi discurso esperanzador pero me lo impidió.
-Ni te atrevas a llamarme así -contestó claramente.
No tenía pensado hacerle caso. En esto , por lo menos no. Así que aproveché el semáforo para tomar el aire que me hacía falta y soltarlo todo:
-Sé que me necesitas, lo sé, y yo a ti, te lo juro -dije tratando de que no se alterase demasiado- pero quiero decir que, yo casi siempre he sido el que ha demostrado más en esto. Haz memoria, yo siempre he tenido las cosas más claras que tú en cuanto a los dos.
Sonrió de la manera más irónica posible. Y negó con la cabeza fingiendo no escucharme, pero no era de callarse las cosas.
-Al margen de la gilipollez que acabas de decir...-dijo con muchísima claridad- el simple hecho de que necesites que te demuestre mi amor es una señal de que lo nuestro no va bien.
Tras decir aquello volvió a su infinita y superior posición de contar las gotas de lluvia que recorrían el cristal. Realmente ella nunca se había preocupado por encontrar las palabras correctas, solo se aseguraba de que fuesen sinceras y te llegasen. Y vaya si lo hacían. Suspiré cansado y dándome por vencido, devolví las manos al volante, y volví a acelerar.
-Da igual...-resoplé- contigo no se pueden hablar las cosas.-fruncí el ceño encogiéndome de hombros.
Y mi frase, que por una vez buscó enfadarla, pareció darle exactamente igual. Bajo esa lluvia, ella se había dado cuenta de cosas, a las que yo todavía no había llegado a comprender. Y eso la llevó un paso por delante en nuestras discusiones, o en la forma de ignorarme o de gritarme a matar.
Conduje callado y fueron los peores minutos de mi vida. Con mucha diferencia. El silencio me cortaba las venas. Verla apoyada en la ventana, llorando sin decir una palabra y con las ganas de sonreír por los suelos, es la peor sensación que he sentido nunca.
Llegamos a casa y tras quitarse sus zapatos mojados en la entrada, subió a nuestro cuarto corriendo. Yo lo hice más lentamente y me apoyé en el marco de la puerta al llegar. Observándola. Con la impotencia clavada en cada suspiro.
Sacó la maleta del armario con fuerza, la lanzó sobre el colchón y comenzó a llenarla con maestría.
- ¿Qué se supone que haces? -dije sacando la voz de algún sitio que ya no recordaba.
- Me voy unos días a casa de mi madre -contestó sin mirarme.
No dije nada, esperaba que se explicase. Y pasó bastante tiempo, ignorándome y concentrada en la difícil tarea de recoger las cosas que un día formaron parte de tu vida con alguien.
- Hugo...-suspiró y se giró hacia mí. Hizo un tremendo esfuerzo por no llorar y bajó la mirada un par de veces porque no lo soportaba. - necesitamos un tiempo...
Bum. Exploté por dentro. Las palabras que nunca había querido oír salieron de si boca con dirección todo mi cuerpo. Revolviéndome por dentro.
-Cariño yo...-balbuceé nervioso-quédate.
Di un paso hacia ella y me lo devolvió echándose un poco hacia atrás.
- Joder...-suspiró pasándose las manos por el pelo- ¿Podemos dejar de fingir que todo va a funcionar? -alzó la voz- Hugo acabamos de decirnos de todo, a gritos y como dos personas que se odian...
-Yo no te odio..-interrumpí rápidamente.
- Lo sé...-murmuró al borde del llanto- pero no quiero...-se corrigió- no puedo seguir aquí ahora.
- No pienso dejar que te marches, podemos solucionar las cosas nena...-su bufido me obligó a parar.
-¿ Por qué no ves las cosas joder? -gritó profundamente- ¿Por qué no ves que no podemos seguir juntos ahora? ¡ Asúmelo de una vez ! -chilló tirando la camisa que sostenía contra el suelo.
- No me pidas que asuma eso.
Fue todo lo que dije. Me giré y me marché de la habitación. Me tumbé en el sofá del salón esperando algo que sabía de sobra que llegaría. El principio del fin.
Sé que podría haber ido tras ella durante algún tiempo más, discutir y discutir. Aún no se había marchado, pero teníamos tantos problemas, arrastrábamos tanto pasado que era imposible que se solucionase como en una de esas películas de cine. No hubiera servido de nada aparecer en la puerta de la habitación, apartarle de la maleta, darle uno de esos besos increíbles y decirle que no se marchara.
No serviría de nada y yo lo sabía. Ella necesitaba que le dijese otras cosas que yo no podía decir en ese momento.
Bajó bastante tiempo después, con otra ropa, la maleta en una mano y su bolso en la otra. Se tambaleaba un poco porque el peso de su maleta debía de ser bastante grande, y cuando por fin terminó de bajar escaleras, la depositó en el suelo de un golpe, cogiendo fuerzas para lo que venía después.
Me quedé quieto en el sofá, con la cabeza apoyada en una mano. Inmóvil. Esperó a que fuese yo el que me acercase a ella, pero no fui capaz. Así que se sentó a mi lado, y os juro que escuché a su corazón bombear a mil por hora.
- Vendré a recoger el resto de mis cosas la semana que viene, puedes quedarte aquí hasta que encontremos una solución a todo...-tartamudeó- a todo esto.
-¿Y ya está? -levanté la mirada y alcé la voz- ¿Se terminó todo? ¿Mandamos todo a la mierda?
-Hugo...-murmuró intentando calmarme.
-No, Hugo no -me levanté con fuerza pero ella optó por quedarse sentada y mirarme apoyada en el respaldo del sofá- estamos casados -dije muy claramente- y yo te quiero, no me importa nada más, te lo juro.Te quiero. ¿No puedes quedarte para que solucionemos...esto?
- No hay nada que solucionar..-se incorporó para ponerse a mi altura- quizás...-pensó bien en lo próximo que decir- quizás en un tiempo sí, pero ahora no.
- ¿Cuanto tiempo? -pregunté de inmediato.- ¿Un mes? ¿Dos meses?
- ¡No lo sé! -gritó mirándome- necesito tiempo, deja de ser egoísta y piensa en mí por una vez.
-Cariño -pronuncié más calmado y dando un paso hacia ella. En ese momento, os prometo que tenía el corazón en la mano y no quería dejarme cosas sin decir.- pienso en ti, créeme que lo hago. Pienso en ti más de lo que está permitido.
No supo contestar, le pilló por sorpresa, así que di otro paso más. Sabía lo perdido que estaba todo, lo perdidos que estábamos, pero tenía que intentarlo.
Estiré la mano, me estaba costando respirar, y acaricié su barbilla, obligándole a levantarla. Lo hizo. Clavó su mirada en mí, y digamos que, el ritmo de sus lágrimas aumentó notablemente. Y yo quería quedarme a llorar allí con ella, toda la vida. Me detuve mirando sus labios, ella solo lloraba y me miraba, no se movía. Pero permitió que le mirase la boca y la acerqué a mí con la lentitud de los momentos trágicos. La besé. Y se dejó besar durante al menos cinco segundos. Me dejó hacerlo. Incluso cerró los ojos. Pero pasados esos cinco segundos se apartó fuertemente de mí, y dio un paso hacia atrás.
-Te he dicho que se ha terminado -me empujó ligeramente- no compliques más las cosas -bajó la cabeza.
Se me agitó la respiración. Por dentro, podría matar a cualquiera de la furia que contenía por no poder hacer nada.
Tiré de su brazo con fuerza y la obligué a pegar nuestras frentes. Se resistió apartándome , pero la sujeté hasta que aceptó quedarse algunos segundos en esa posición. Respirábamos a la vez. Y casi sentíamos a la vez, estaba seguro. Se enjuaga las lágrimas con la palma de las manos. Ese gesto tan sutil hace que también sienta ganas de llorar. Noto como se me humedecen los ojos. Y no tengo ningún problema en llorar allí, con ella. Con las cabezas apoyadas en la del otro y mis manos agarrando las suyas, lloramos como idiotas. Yo, porque no podía soportar que ella se fuese. Y ella, porque sentía que tenía que hacerlo.
-Dime que no quieres quedarte -susurré junto a su boca- dímelo.
Suspiró. Suspiró muy lentamente y tomando aire se separó de mí, ladeando la cabeza. Le costó hacerlo.
-Lo único que quiero es que me abraces -musitó- abrázame y después me iré.-dijo con la voz rota- Es lo mejor. -concluyó.
Dejé caer los brazos y tragué saliva.
-No puedo hacer eso y lo sabes.
Parecía esperarse esa frase. Y yo, que no tenía ni puta idea de lo que se le pasaba por la cabeza, tenía claro del todo, lo que se le pasaba por el corazón.
Asintió con la mirada y cogió su bolso y la maleta con ambas manos. Cogió las llaves de su coche y llamó a las perras, que obedientes, salieron por la puerta antes que ella.
Yo seguía ahí, sin moverme un palmo. La veía recoger todo. Marcharse. Joder, se estaba marchando. Y no hice absolutamente nada. Supe que había llegado el momento cuando volvió a dar unos pasos hacia mí, y se me quedó mirando. Rogándome con los ojos que la abrazara. Pero yo me resistía a hacerlo, y ella lo sabía. Así que se acercó y mirándome como nunca nadie me ha mirado, me acarició la mejilla y terminó por bajar hasta mi nuca, rozándome hasta el alma. Y tras una medio sonrisa rota del todo. Susurró:
-Cuídate, por favor.
Asentí con los ojos y conseguí rozar su mano antes de que se fuese.
Escuché su portazo. Y noté el coche acelerar. Y justo cuando se marchó, sentí la necesidad de salir tras ella, de moverme. Abrí la puerta corriendo y salí, el coche ya no estaba y la lluvia seguía en su línea. Abrí el portal grande y salí a la calle. Ni yo sabía por qué estaba haciendo eso. Pero ví su coche a lo lejos, alejándose y salí corriendo tras él, aún con la seguridad de que nunca llegaría a alcanzarlo y de que, ese "nosotros", se había acabado al menos por un tiempo. Pero lo hice. Corrí hasta que se me quitaron las ganas de abrazarla. Que eran demasiadas. Y por el camino grité de todo. Hasta que, calado hasta los huesos, me frené y sin respiración alguna, me dejé consumir por la rabia. Llevaba un rato llorando y no me había dado cuenta.
Sé por experiencia que, en la vida, solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quién podamos querer más que a nosotros mismos, alguien con quién deducir si la vida será más o menos maravillosa, o con quién rompernos por dentro de vez en cuando. Es casi un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona. Pero encontrarla y perderla, es peor que no encontrarla nunca.
Me quedé quieto en el sofá, con la cabeza apoyada en una mano. Inmóvil. Esperó a que fuese yo el que me acercase a ella, pero no fui capaz. Así que se sentó a mi lado, y os juro que escuché a su corazón bombear a mil por hora.
- Vendré a recoger el resto de mis cosas la semana que viene, puedes quedarte aquí hasta que encontremos una solución a todo...-tartamudeó- a todo esto.
-¿Y ya está? -levanté la mirada y alcé la voz- ¿Se terminó todo? ¿Mandamos todo a la mierda?
-Hugo...-murmuró intentando calmarme.
-No, Hugo no -me levanté con fuerza pero ella optó por quedarse sentada y mirarme apoyada en el respaldo del sofá- estamos casados -dije muy claramente- y yo te quiero, no me importa nada más, te lo juro.Te quiero. ¿No puedes quedarte para que solucionemos...esto?
- No hay nada que solucionar..-se incorporó para ponerse a mi altura- quizás...-pensó bien en lo próximo que decir- quizás en un tiempo sí, pero ahora no.
- ¿Cuanto tiempo? -pregunté de inmediato.- ¿Un mes? ¿Dos meses?
- ¡No lo sé! -gritó mirándome- necesito tiempo, deja de ser egoísta y piensa en mí por una vez.
-Cariño -pronuncié más calmado y dando un paso hacia ella. En ese momento, os prometo que tenía el corazón en la mano y no quería dejarme cosas sin decir.- pienso en ti, créeme que lo hago. Pienso en ti más de lo que está permitido.
No supo contestar, le pilló por sorpresa, así que di otro paso más. Sabía lo perdido que estaba todo, lo perdidos que estábamos, pero tenía que intentarlo.
Estiré la mano, me estaba costando respirar, y acaricié su barbilla, obligándole a levantarla. Lo hizo. Clavó su mirada en mí, y digamos que, el ritmo de sus lágrimas aumentó notablemente. Y yo quería quedarme a llorar allí con ella, toda la vida. Me detuve mirando sus labios, ella solo lloraba y me miraba, no se movía. Pero permitió que le mirase la boca y la acerqué a mí con la lentitud de los momentos trágicos. La besé. Y se dejó besar durante al menos cinco segundos. Me dejó hacerlo. Incluso cerró los ojos. Pero pasados esos cinco segundos se apartó fuertemente de mí, y dio un paso hacia atrás.
-Te he dicho que se ha terminado -me empujó ligeramente- no compliques más las cosas -bajó la cabeza.
Se me agitó la respiración. Por dentro, podría matar a cualquiera de la furia que contenía por no poder hacer nada.
Tiré de su brazo con fuerza y la obligué a pegar nuestras frentes. Se resistió apartándome , pero la sujeté hasta que aceptó quedarse algunos segundos en esa posición. Respirábamos a la vez. Y casi sentíamos a la vez, estaba seguro. Se enjuaga las lágrimas con la palma de las manos. Ese gesto tan sutil hace que también sienta ganas de llorar. Noto como se me humedecen los ojos. Y no tengo ningún problema en llorar allí, con ella. Con las cabezas apoyadas en la del otro y mis manos agarrando las suyas, lloramos como idiotas. Yo, porque no podía soportar que ella se fuese. Y ella, porque sentía que tenía que hacerlo.
-Dime que no quieres quedarte -susurré junto a su boca- dímelo.
Suspiró. Suspiró muy lentamente y tomando aire se separó de mí, ladeando la cabeza. Le costó hacerlo.
-Lo único que quiero es que me abraces -musitó- abrázame y después me iré.-dijo con la voz rota- Es lo mejor. -concluyó.
Dejé caer los brazos y tragué saliva.
-No puedo hacer eso y lo sabes.
Parecía esperarse esa frase. Y yo, que no tenía ni puta idea de lo que se le pasaba por la cabeza, tenía claro del todo, lo que se le pasaba por el corazón.
Asintió con la mirada y cogió su bolso y la maleta con ambas manos. Cogió las llaves de su coche y llamó a las perras, que obedientes, salieron por la puerta antes que ella.
Yo seguía ahí, sin moverme un palmo. La veía recoger todo. Marcharse. Joder, se estaba marchando. Y no hice absolutamente nada. Supe que había llegado el momento cuando volvió a dar unos pasos hacia mí, y se me quedó mirando. Rogándome con los ojos que la abrazara. Pero yo me resistía a hacerlo, y ella lo sabía. Así que se acercó y mirándome como nunca nadie me ha mirado, me acarició la mejilla y terminó por bajar hasta mi nuca, rozándome hasta el alma. Y tras una medio sonrisa rota del todo. Susurró:
-Cuídate, por favor.
Asentí con los ojos y conseguí rozar su mano antes de que se fuese.
Escuché su portazo. Y noté el coche acelerar. Y justo cuando se marchó, sentí la necesidad de salir tras ella, de moverme. Abrí la puerta corriendo y salí, el coche ya no estaba y la lluvia seguía en su línea. Abrí el portal grande y salí a la calle. Ni yo sabía por qué estaba haciendo eso. Pero ví su coche a lo lejos, alejándose y salí corriendo tras él, aún con la seguridad de que nunca llegaría a alcanzarlo y de que, ese "nosotros", se había acabado al menos por un tiempo. Pero lo hice. Corrí hasta que se me quitaron las ganas de abrazarla. Que eran demasiadas. Y por el camino grité de todo. Hasta que, calado hasta los huesos, me frené y sin respiración alguna, me dejé consumir por la rabia. Llevaba un rato llorando y no me había dado cuenta.
Sé por experiencia que, en la vida, solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quién podamos querer más que a nosotros mismos, alguien con quién deducir si la vida será más o menos maravillosa, o con quién rompernos por dentro de vez en cuando. Es casi un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona. Pero encontrarla y perderla, es peor que no encontrarla nunca.
Espectacular, este capítulo entra en el ranking de los top ten! Increíble Paula.
ResponderEliminarPorfavor es fantastico siguee
ResponderEliminarDios, es increíble, por favor sigue.
ResponderEliminarHas conseguido hacerme llorar por un momento. Ojalá la relación entre Malú y Hugo acabe bien, quiero que vuelvan a estar juntos!!!
Es precioso, no tardes en subir el siguiente que esto está interesantisimo!!!! Enhorabuena por la novela
ResponderEliminarHe llorado, increible paula
ResponderEliminardios esta puta novela ES LA MEJOR PUTA NOVELA JODER JODER!!!! QUE GRANDE!!!
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